Mi misión - YoonMin

Capítulo 9

Sin pensarlo dos veces, Ivo se había acercado hacia las jóvenes que tenían a Matías en brazos, había llegado a justo a tiempo, el mayor se había desplomado en sus brazos justo después de que él dijera su nombre, apestaba a alcohol y marihuana como si hubiese estado todo el día fumando y tomando.

-Chicas, yo me encargo de él – lo tomó por la cintura y lo acomodó de modo que Matías quedó recargado contra su cuerpo - ¿ustedes están bien? – una vez que estuvo cerca, Ivo se dio cuenta que las chicas eran idénticas. Había escuchado de los gemelos cuando estaba en el cielo, pero se sorprendió mucho al tener a dos bonitas chicas iguales frente a él.

-Estamos bien – contestó una de ellas, y la hermana la miró con mala cara. Seguramente sus padres le habían enseñado que no debían hablar con extraños, pero ¿por qué cargaban entonces a Matías?

-¿Tú quién eres? No vamos a dejarte a nuestro amigo, ¿lo conoces? – la otra habló con voz más molesta, al parecer no eran tan idénticas, sólo por fuerza.

-Lo siento, me llamo Ivo y soy amigo de Matías – quería tenderles la mano para presentarse, pero temía que si se separaba de Matías, éste iba a caer en el piso pegoteado por el alcohol.

-Así que tú eres Ivo, Matías te estaba buscando – Ivo reprimió la cara de sorpresa que quería expresar, ¿Matías lo estaba buscando? ¿Cómo sabía que estaba ahí, lo había seguido? - ¿Tú puedes llevarlo a su casa, sabes dónde vive? Porque nosotras no lo vemos hace mucho tiempo y se nos hace imposible llevarlo si está desmayado... – la segunda chica ahora parecía asustada y no molesta, realmente Matías le preocupaba y sintió curiosidad por saber quiénes eran, pero ese no era el momento. Debía poner a salvo al cabezón de su misión.

-No se preocupen, yo sé dónde vive y lo llevaré. Muchas gracias por cuidarlo – comenzó a caminar, sosteniendo a Matías por la cintura, pero al darse cuenta que le tomaría mucho tiempo, lo cargó en su hombro. Así estaba mucho mejor.

Luego de avisarle a Nina que se iría – su amiga lo miró realmente sorprendida cuando vio a Matías en su hombro – salió de la discoteca y el frío lo golpeó en la cara. El lugar donde estaba era muy cerrado y no entraba ni una pisca de aire, por lo tanto al salir le corrió un escalofrío por la espalda, pero ni siquiera eso lo detuvo. La casa de Matías estaba más cerca que la suya, así que prefirió llevarlo ahí, tenía que lograr que se despertara, no le gustaba la idea de que estuviese desmayado hasta el otro día.

Pasó la puerta con algo de dificultad ya que no era demasiado grande, Matías cada vez se volvía más pesado. Ivo se dirigió directamente al baño, sacó la ropa del mayor hasta dejarlo en bóxer y lo acomodó en la tina, luego abrió el agua fría todo lo que la canilla le permitía. El agua dio directo en el rostro de Matías, pero éste no despertó al instante.

Mientras esperaba, Ivo se dirigió a la cocina para buscar algún medicamento, sabía que a Matías le dolería mucho la cabeza al día siguiente y quería que lo tomara al despertar para disminuir el dolor. Si es que era posible. Revolvió varios cajones y por fin pudo encontrar una aspirina, llenó un vaso con agua y se encaminó nuevamente hacia el baño. Matías no estaba.

Se desesperó por un momento, pero luego se dio cuenta que había un rastro de agua por el piso de madera del pasillo y lo siguió hacia la habitación de Matías, había olvidado por completo que una vez había estado ahí y los recuerdos lo invadieron. Matías se había estado con Ivo cuando esos pandilleros le habían hecho daño, había curado sus heridas y se quedó con él cuando se lo pidió. Ahora él haría lo mismo.

Cuando entró, vio a Matías acostado boca arriba, su cuerpo estaba completamente empapado haciendo que las sábanas se mojaran también, Ivo dejó el vaso junto a la pastilla en la pequeña mesita que había en la habitación y se acercó hasta él. Lo movió por el hombro y habló en voz baja.