Soñando Despierta || Mario Bautista

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De pronto, aparecen todas mis historias de Mario en la pantalla grande detrás de él. Sin embargo, él parecía estar confundido ya que aún no se volteaba.

"Voltea a ver la presentación con nosotros Mario, estás son todas las idioteces que escribe Soledad sobre ti," ella seguía hablando por la bocina, "todos griten un 'Awww'."

Como siempre, todos le hicieron caso y yo sólo me quedé paralizada.

"Pero esa no es la mejor parte!" dice mientras aparece el vídeo de mí hablando dormida, "Esta es!"

Al segundo en que terminó el video, todos se rieron y la pantalla regresó a mis historias.

"Por qué no lees algunos capítulos para nosotros, Mario?" Salomé le pregunta.

Él sólo miraba la pantalla, luego apuntaron la luz hacia a mí para que todos me vieran. Él me miró en la pantalla al igual que todos los demás. Yo sólo salí corriendo mientras las lágrimas corrían por mis mejillas.

-Narra Mario-

Después de lo que había pasado, decidí cancelar el M&G y cambiarlo a otro día. No podía creer lo que le habían hecho a la chica. Aunque apenas la había conocido, ella parecía buena persona y no creo que se merecía que la humillaran de esta manera. Todos se burlaron de ella por el vídeo y sus historias, sin embargo a mí me parecía linda en la manera que hablaba dormida y soñaba conmigo.

"Que tal te pareció la presentación?" llega una chica a preguntarme.

Su voz se me hacía familiar.

"Tú fuiste la que organizó todo esto?" le pregunto.

"Así es cariño," me dice, "acabas de ver a la ridícula de tu fan."

"Sólo por que haga esas cosas, no la hace una ridícula," le digo, "pero la persona que planeó todo esto sí."

Después de haberle dicho esto, me fui a buscarla, dejando a la otra con la boca abierta.

Llega el director y al instante todos se callan.

"Quien fue el responsable de todo esto?!" fue lo único que alcancé a escuchar antes de salir del auditorio.

Busqué por todos los pasillos pero seguía sin poder encontrarla. El sonido de alguien llorando me detuvo y me di cuenta que provenía de un salón. Decidí tocar la puerta primero, pero nadie me respondió, así que no tenía otra opción mas que entrar. Entonces fue cuando la encontré sentada en una orilla con la cabeza hundida en sus rodillas.