Capítulo XIII

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Mi padre me observó con las manos entrelazadas frente a la boca por infinitos segundos, su mirada parecía estupefacta, mientras mi madre, a mi lado me veía con la boca abierta y la mano sobre el pecho, mi abuela sonreía en el rincón sentada en su sillón frente a la chimenea.

– ¿Es una broma, Lucille? – Exclamó mi madre buscando la aprobación de su esposo – Marcos, ¿escuchaste acaso lo que tu hija a dicho?

– Si, si la escuche Petra – Respondió sin quitarme la mirada de encima – ¿es una broma, Lucille? – Negué con la cabeza mientras rodaba el anillo en mi bolsillo, suspiró.

– No permitiré a ese hombre en mi casa, tienen las manos manchadas con sangre – Habló mi madre levantándose de su lugar.

– Tendrás que echarme también a mí, entonces – Dije observándola largamente – si, estuve metida en cosas terribles, amá, escape de la policía, fingí ser otra mujer, me convertí en otra mujer, me relacioné con las mafiosos más peligrosos de Inglaterra, le disparé a uno de los hombres de Sabini en mi propia casa, salvé la vida de Thomas Shelby y el hombre que se presentará aquí esta noche me salvó de la paliza que el hombre, con quien tú arreglaste mi matrimonio, me daba fuera de mi casa en Londres – suspiré bajando la mirada – mis manos tienen sangre, sangre y mucha tierra, y ya no soy la dulce e inocente niña que curaba heridos en Francia.

– La sangre gitana corre en sus venas.

–¡Eso es mierda mamá! – Aulló mi madre golpeando la mesa, cerré los ojos – ¡finge su muerte, escapa a Londres, mata personas! ¿Quien es esta muchacha? – se acercó al escritorio para tomar el teléfono – llamaré a la policia.

– No lograras nada, madre – Interrumpi observándola – la policía jamás me tocaría, ni aquí ni en ningún lugar del Reino Unido – colgó el teléfono – papá – Me observó – le amo – una sonrisa invisible se posó en sus labios – Asintió con la cabeza.

– ¿Estás loco Marcos?

– Ya arruinaste a uno de nuestros hijos con tus idioteces, Petra – Golpeó la mesa observando a mi abuela – Lucille ya es una adulto en lo que a mi respecta, basta ya de controlar nuestras vidas.

El fuego danzaba a mis espaldas en la chimenea aspiré el cigarrillo girando la página del libro para alzar la vista a mi padre, quien se sentó en frente de mi.

– Tu madre atormentó a Thomas durante semanas – Habló refiriéndose a mi hermano mayor – lo atormentó por haber ido a la guerra y haber matado a tantos hombres, hizo imposible que trajera alguna chica a casa...

– Thomas desapareció en la guerra apá – Lo interrumpí dejando el libro sobre el sillón, él negó con la cabeza.

– Tu Hermano regresó, escapó un día luego de que tu madre dijera cosas terribles – Lo observé con un nudo en el estómago – No sé dónde está él, pero no quiero no saber dónde estás tú ¿Que intenciones tienes con este hombre?

– Me dio una anillo hace poco más de un año.

– ¿Van a casarse?

– No lo veo muy posible – Se quedó en silencio observando a mis espaldas

– Tu abuela siempre dijo que estabas viva.

– Señor, un señor Solomons lo espera en el escritorio – Anunció Gretta desde las puertas – dice que viene a llevarse a mi niña – no pude evitar sonreír y me acerqué a la regordeta mujer besándole las mejillas.

– Tu siempre vas a ser mi verdadera mamá – Susurré besando sus manos largamente – te escribiré en secreto.

Caminé pausadamente hasta el escritorio, escuchar su voz me congeló por un par de segundos al tiempo en que me encontraba con la mirada del moreno Ollie en las puertas.

Red Rigth Hand. {[Completa]}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora