Capítulo XIV

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– La ceremonia tradicional es mucho más elaborada – Anunció mi abuela abotonando botón por botón la espalda del vestido repleto de diamantes y perlas – se hace en las mañanas y con cientos de personas de tu familia y la de él, pero como no hay tiempo habremos de improvisar – se detuvo frente a mí quitándose la larga cadena de Plata desde la que pendía un cuarzo morado, la dejó en mi cuello y sonrió, sacando algo de su bolsillo – este, era el anillo de bodas de tu abuelo – Anunció entregándomelo – tú madre, la señora mundo occidental no quiso dárselo nunca a Marcos, pero yo sé que tú se lo darás a él ¿verdad?

– Claro, abuela – Respondí asintiendo, tomé asiento en el taburete dejando que me peinara el cabello mientras observaba la ancha argolla de oro blanco con una calavera de cuarzo morado.

Fue una ceremonia sencilla, las manos de Alfie temblando en las mías, Ollie conteniendo un llanto emocionado y madre escupiendo mierda de vez en cuando por lo bajo, Solomons tomó mi rostro con ambas manos inclinándose sobre mí para besarme dulce y apasionadamente.

– Señora Solomons – Susurró contra mi oído – que maldito perro afortunado soy.

Me arropé en el largo y grueso abrigo de un sonriente Alfie que conducía silbando una canción que yo no conocía, aspiró el cigarrillo escupiendo el humo por la ventanilla, Ollie dormía en la parte de atrás con el sombrero sobre los ojos.

– ¿Por qué lo hiciste? – Habló sin despegar la vista de la carretera – ¿Mmmm?

– ¿Venir aquí? – Asintió observándome de reojo.

– Créeme estoy enojado pero esta maldita sonrisa no se borra con un carajo.

– Desesperanza – Respondí encendiendo un cigarrillo – desesperanza.

– ¿Qué, mujer? – Aulló sorprendido – no teníamos una maldita vida de mierda.

– No, pero tú y tus putas...

– No hay más putas, no las hay – Me interrumpió exaltado – no más putas ¿bien? ¡Nunca! ¡Nunca! Solo tú, yo, y el bastardo de Ollie.

– Qué más da ya soy tu esposa – Me observó torciendo los labios con una sonrisa – sigue conduciendo.

– Invitaremos al maldito Thommy Shelby y su familia gitana a la boda judía – Continuó diciendo con un aire entusiasmado – ¡Despierta Ollie con un carajo! – Aulló golpeando el volante del auto.

– Si, Jefe.

– ¡Saca tu maldita libreta y empieza a escribir!

Una semana después.

Llevaba toda una semana sin ver a Alfie según la tradición Judía así debía hacerse, el día completo sin comer, para honrar el día en que se produciría la unión sagrada de nuestras almas.

Tenía los dedos heridos por las agujas con la que bordaba el talit, una especie de bufanda que según la costumbre simbolizaba nuestra unión, y que él usaría a diario por siempre, aspiré el cigarrillo con las botas sobre el escritorio en la oficina de mi casa.

– ¡Maldición! – Bufé cuando la aguja traspasó mi dedo medio de lado a lado – ¡Ah joder!

– ¿Está Bien, señora? – Lucía llegó corriendo a verme – Aún sigue con eso – Exclamó arrodillándose para ver mi mano.

– No sé bordar, Lucía.

– Quién lo diría.

– No te burles – Advertí acercándome a ver cómo sacaba la aguja desde el otro lado. Apreté los labios subiendo la mirada – esto es terrible, tengo hambre – Lucía rió amarrando a mi dedo un pedazo de trapo – ¿se ensució?

Red Rigth Hand. {[Completa]}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora