Bien Andrea, vas con tiempo, con mucho tiempo, ¿Por qué me desperté tan temprano? Ahora tienes que esperar una hora antes de entrar, eres grande Andrea.
– Será mejor que vaya a buscar comida.– resoplé y comencé a caminar sin rumbo alguno. – Quizá debería regresar al departamento...– Me percaté que el lugar en donde estaba no lo reconocía– ¡O quizá debería no caminar sin rumbo alguno en una nueva ciudad!– revisé la hora y todavía tenía media hora, así que me relajé un poco y pensé en que quizá el celular podría ayudarme. Saqué el celular y busqué la dirección de regreso a la universidad, para mi buena suerte sólo había caminado derecho sin dar vueltas en ningún lugar, así que fue más fácil llegar.
A un paso de entrar los nervios me invadieron por completo, no podía creer que ya estuviera ahí a quince minutos de entrar a la primera clase.
Fue hace un año y medio que las ganas de irme de intercambio a Corea me invadieron.
–Entonces ese el plan, ¿Qué les parece, familia?– concluí mi idea. El ambiente de volvió un poco silencioso.
–Estás loca Andrea.– por fin habló mi papá.
–¿Qué?– respondí con sorpresa.
–¡Que estás loca!, ¿Cómo se te ocurre irte así? Es que mi pequeñita...– mi papá comenzó a sollozar en el hombro de mi mamá.
–Andrea... Lo que tú papá intenta decir es que quiere que te vayas pero le duele que nos dejes.– está vez habló mi mamá.
–N-n-no es cierto, yo sólo quiero que mi bebé no crezca– continuó sollozando.
–Hija... La verdad es que ya sabíamos que te querías ir, vimos los papeles, aparte no eres muy discreta que digamos, una vez escuché que estabas hablando con tu amigas diciendo que te quieras ir, ese día le conté a tu papá y se puso como ahora.– concluyó mi mamá.
–Así que ya sabían...
– ¡Si! Pero nunca pensé que lo dijeras tan pronto.– gritó mientras lloraba mi papá.
– Pero tranquilo papá, para eso falta que acabe la preparatoria y tener un año en la universidad para que me pueda ir.
– Ah... ¿O sea que no te vas en esta semana?– alzó la cabeza mi papá parando de llorar.
– Mmmm Nop...– contesté tranquila.
–Oh...– expresó papá.
–¿Ya ves? Te dije que era muy pronto.– Mamá le reclamó a papá.
–Sino te quitas de enmedio del paso podrías salir lástimada.– Sacudí mi cabeza y voltee a ver al chico que me había dicho eso.
–Oh... Sí, tienes razón. Gracias.– sonreí algo avergonzada. Dando un paso más para entrar y no estorbar.
–Mi nombre es Mark.– hizo una pequeña reverencia.
–¡Oh! Mucho gusto, mi nombre es Andrea.– repetí la reverencia y cuando me incorporé observé mejor al tal Mark y de verdad que era guapo, guapo y bello.– Wua... No pensé que fuera tan guapo.– dije en español para que no supiera lo que había dicho. Lo sé, soy genial.
–Así qué crees que soy guapo. Ya me caes mejor Andrea.– soltó en un no tan bueno español.
Empecé a toser cuando lo escuché.– ¿Sabes español?– pregunté y sentía que mi cara en cualquier momento iba a explotar.
–Sólo un poco.– contestó ya en coreano mientras sonreía de oreja a oreja. Se veía tan tierno.
–L-l-lo siento. No sabía que... Ya sabes. Adiós.– hice una reverencia rápida y salí como alma que lleva el diablo sin fijarme por dónde iba tropezando con personas hasta que sentí un golpe en mi lindo trasero.
–Uh... Lo siento.– la voz dulce de una chica me hizo alzar un poco la vista.– Oh por Dios, no eres coreana. – habló en español.
–No... ¿Tiene algo de malo que no lo sea?– mientras me levantaba con ayuda de la otra chica.
–¡Para nada! Es hasta genial. Mi nombre es Rosa.– estiró su mano.
–El mío Andrea.– sonreí mientras estrechabamos manos.– mucho gusto.– hablamos las dos al mismo tiempo haciendo que rieramos un poco.
–Espero volverte a ver Andrea, hasta podría presentarte a mis amigas, también son latinas.– sonrió nuevamente.
–Gracias, también espero lo mismo.– le devolví la sonrisa.– ¡Oh, espera!– le grité y ella dió la vuelta.
–¿Qué pasó?– preguntó tranquila.
–¿Sabes dónde está este edificio?– pregunté mientras le enseñaba mi horario.
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¡Chicas espero les guste!
Las amo bai.
Por cierto, capítulo cada Viernes, en el grupo les explico todo bien.
La bella portada la hizo la omma a poco no quedó rechula? loidach
