-¡Mamá! ¡Ya me voy!- grité a mi mamá desde la puerta.
–¡Sí hija!, ¡Espera!, ¿Vas con tu novio el extranjero?- preguntó con tono coqueto.
–¡Mamá...!– reclamé.
–Bueno, bueno... Me saludas a mi yerno.– dicho esto mi madre se soltó a reír, a veces me da un poco de miedo eso.
Estaba sentada en una banca en el parque frente a donde vivía, esperando a Mark.
Mark era un chico extranjero, él me había contado que nació en Estados Unidos pero que no deja de tener ascendencia Taiwanesa. Era un rollo muy raro.–¡Hola, Andrea!- giré enseguida al lugar donde provenía esa hermosa voz.
–¡Hola, Mark!- Me levanté y corrí para abrazarlo y al instante él me regresó el abrazo. Cuando sus brazos me rodearon sentí a mi corazón dar un brinco. Nos alejamos un poco y luego nuestros labios se juntaron.
–Te extrañé.- musitó Mark con una sonrisa.
–Nos vimos ayer, Mark. A parte somos vecinos.– dije sonriendo.
–¿No puedo extrañar a mi novia?- dijo sonriendo y dándome un beso más.
–Claro que me puedes extrañar.– sonreí y lo abracé de nuevo.
–Vamos, tengo algo que darte.– dijo y sonrió tomando mi mano.
–¿A dónde vamos Markie Pooh?
–Vamos a tener nuestra última cita.– contestó con nostalgia. Mi corazón dolió. Había olvidado que se iba a mudar a Corea del Sur y ese día iba a ser el último hasta que él me viniera a visitará o él regresara. Muchos creían que lo nuestro a distancia no duraría ni un mes, pero nadie de ellos sentía tanto amor como nosotros.
-Te voy a extrañar mucho, prometo ir a verte.- hablé con la voz cortada. En seco Mark paró de caminar y me colocó frente a él.
-No llores, recuerda que no importa que tan lejos me vaya, siempre estaré aquí.– dijo tocando mi corazón.– Y aquí.– pasó su mano a mi sien.– Mark sonrió y me rodeo con sus brazos haciéndome sentir protegida.
Llegamos al lugar donde Mark se me había confesado. Era una linda cafetería llamada Aída café, sus detalles de madera y de flores le hacían dar un toque único y fresco. Tomamos el mismo lugar en dónde habíamos estado hace tres meses, justo a lado del letrero neón "Amor y Paz"
–Y aquí estamos de nuevo.– comenté recordando aquél día tan especial.
–Lo recuerdo perfectamente. Me dió mucha vergüenza haberte tirado el café, estaba muy nervioso.– dijo un sonriente Mark.
–Es verdad y luego como te pegaste en el borde de la mesa por recojer la taza.– continué.– Fue muy tierno.– Reí al recordar muy nitidamente la escena.
–Es suficiente...– murmuró apenado y con un ligero sonrojo. Reí levemente.
–Está bien, Markie Pooh.– terminé y coloqué mi mano sobre la suya.– Fue agradable que me dijeras que te gusto.
–Obviamente, no te podía dejar con la ganas de andar con este Papi chulo Papi rico.– comentó con un mal español.
–Eres la cosa más tierna de este mundo.– Solté la carcajada.
–Y tu la más hermosa. Por favor no me olvides, Andy Pooh...
–Nunca lo haré, recuerda que por más lejos que estés te tendré aquí.– dije señalando mi corazón.– Y aquí.– puse mi dedo índice en mi sien.
