Existe una leyenda arraigada en la cultura japonesa que cuenta que un anciano que vive en la luna, sale cada noche y busca entre las almas aquellas que están predestinadas a unirse en la tierra, y cuando las encuentra las ata con un hilo rojo para que no se pierdan.
Esta leyenda habla de la existencia de un hilo rojo del destino que no se puede ver a simple vista, un hilo rojo invisible que une por el dedo meñique a dos personas que están destinadas a conocerse, estén donde estén, este hilo mágico los une por toda la eternidad a pesar del tiempo y la distancia, se puede estirar, contraer o enredar, pero nunca romperse.
Según la creencia este hilo rojo lleva con nosotros desde nuestro nacimiento y no podemos deshacernos de él.