CAPITULO 21 FANTASIAS

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Escucho la puerta cerrarse detrás de mi seguida de sus manos en mi cintura, no pasan ni diez segundos cuando ya me encuentro contra esta, levanto mi mirada que se topa con la suya, es penetrante pero tiene un brillo especial esta noche, un brillo que delata tus intensiones.

Sonríe maliciosamente, muerde su labio y va acercando su boca hacia la mía lentamente pero se desvía para poder llegar a mi cuello, no conforme con la reacción que ocasiona su respiración va cubriendo con pequeños besos desde la parte de atrás de mi oreja hasta mi clavícula, sus manos que habían estado quietas hasta ahora empiezan a moverse, una recorre la pierna que fui colocando sobre sus caderas y que la atrae hacia mi.

Al llegar a la parte olvidada por el vestido sin ninguna dificultad y sin pensarlo dos veces lleva su mano por debajo de la tela, mientras recorre mi entrepierna suavemente yo caigo en espiral de sensaciones, su otra mano va subiendo por mi abdomen, bajo mi pecho gira hacia afuera y llega a mi espalda, busca el zíper del vestido y cuando al fin lo encuentra lo suelta rápidamente.

Me alineó para que éste caiga sobre mis pies, dejando a la vista el conjunto negro con encaje que me había comprado hace unas semanas, acto seguido me envuelve con su brazo fuertemente de la cintura y me levantas en un movimiento ágil y veloz para llevarme a la cama, yo solo puedo pensar en el aroma que emana de tu cabello, manzana canela, mi favorito; la tela fría de golpe sobre mi piel me saca del transe, recostada semidesnuda observo como frente a la cama se deshace de su ropa frente a mi.

Siento una brisa pasar por detrás de mi cuello cuando con su vista recorre mi cuerpo, sin dejar de mirarme camina en mi dirección coloca sus rodillas a la orilla y comienza a deslizase con cuidado sobre mi; yo voy acomodándome sobre la tela café chocolate algodonada que es el edredón de la cama, a solo unos centímetros de que nuestros cuerpos se toquen introduce su mano bajo mi espalda y desabrocha mi sostén, lo quita de su camino y conduce su boca por todo mi torso, pasa por las areolas y mis pezones, por mi pecho y mis costillas incluso toma un tiempo para estar en mi ombligo.

Justo cuando llega al abdomen bajo, mi respiración se vuelve más entre cortada y lenta, centro mi vista en ella, disfruta de lo que esta provocándome, su sonrisa maliciosa aparece una vez más, se lo que hará, mientras mis bragas van deslizándose entre mis piernas miro el techo y pienso en que todo parece ir en cámara lenta, todo es diferente y todo el mundo se detiene cuando estamos juntas; cierro mis ojos y me dejo llevar por la magnífica forma con la que usa su lengua.

Me levanto de golpe, miro la ventana es de madrugada supongo aun esta obscuro, somnolienta sonrió al recordar la magnífica fantasía que acabo de tener, dicen que los sueños son todos nuestros deseos reprimidos pero yo tenia una novia a la que amaba y estaba segura que la chica con la que acababa de tener esa excitante fantasía no era ella, a decir verdad ahora que lo pensaba y repasaba cada escena no se podía observar nada mas una blanca sonrisa que brillaba aun mas cuando los pequeños lazos de luz entraban en la habitación y unos ojos color gris claro casi azules que brillaban pero no solo de placer y deseo si no también de otra cosa algo mas especial y diferente.

Después de lamentarme como por 10 minutos decidí volver a dormir, no volví a tener la fantasía lo que me pareció muy bien aun que en el fondo sabia que deseaba tenerla de nuevo, no descanse mucho pues en efecto cuando me había despertado era de madrugada, después de despertar me fui a bañar y a arreglar para irme a trabajar como cada sábado pero lo que hizo diferente aquel día fue el echo que no podía sacar el sueño de mi mente y lo peor era que aparecía en los momentos mas inesperados como al estar platicando con el gerente o al atender a una señora que me preguntaba algo y yo solo no podía contestar por estar sumida en mis pensamientos eróticos.

El secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora