Capítulo 3: El plan de Savannah

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Llevaba esperando a que llegase este sábado todo el curso. Cada año, el primer fin de semana después de acabar las clases se celebrara una increíble fiesta en la casa de Matthew Wilson; uno de los jugadores de baloncesto del equipo del instituto y , por lo tanto, uno de los chicos más populares de la zona.

Savannah y yo ya nos habíamos inventado una excusa para nuestros padres y poder ir a la fiesta, ya que ninguno de ellos aprobaba esas ''excusas para emborracharse y acostarse con desconocidos´´ pero ninguna de nosotras estaba dispuesta a perderse semejante evento, este año le daríamos la bienvenida al verano como se lo merecía, por todo lo alto.

Los padres de mi mejor amiga habían decidido marcharse durante una semana de escapadita romántica para celebrar sus bodas de plata, se iban a Europa para disfrutar de un crucero por el Mediterráneo ya que la señora Grant tenía una extraña obsesión con Italia y Grecia. Lo cual nos daba vía libre. A ojos de mis padres, yo me quedaría en casa de Savannah a dormir para hacerle compañía ya que su hermana mayor estaba en Cooktown y no podía venir para estar con Savannah.

Al menos ese era nuestro plan inicial.

-Esta noche tenemos una cena de negocios, así que te quedarás con Connor-anunció mamá.

La galleta, mojada en café con leche, que me estaba llevando a la boca se partió por la mitad y cayó en mi cuenco haciendo que unas pequeñas gotitas saliesen disparadas de el.

Tenían que estar de broma, no podían joderme el fin de semana, no el fin de semana de la fiesta.

-Pero me iba a quedar en casa de Savannah a dormir, os lo dije el lunes-protesté.

-Bueno, pues ya irás otro día-la voz de mi padre no admitía réplica alguna.

-Tampoco es para tanto, además puedes decirle que venga ella aquí, así todos salimos ganando-ofreció mamá.

¿Ganando?¿Que mierda gano yo?¡¿Solo quiero ir a una fiesta, es tanto pedir?!

Metí el resto de mi galleta en el café de mala gana, ya se me había quitado el hambre. No me podía creer que al final no pudiese salir esta noche; mi primer fin de semana de verano acababa de ser pisoteado por mis padres, y con el la fiesta.

-¡No me jodas!-por el tono de Savannah sabía que esto le hacía gracia tanta gracia como a mí -¿estás segura de que no te puedes escaquear?

-Por desgracia sí, a no ser que consiga una canguro; pero no hay ninguna que venga sin haberla avisado al menos con un día de antelación, al parecer toda Sidney necesita a  las canguros esta noche y no hay ninguna que estea libre-expliqué.

-Joder...-casi podía ver cómo se pasaba la mano por el pelo en un gesto que dejaba entrever su nerviosismo.

Cuando volvió a hablar su voz era clara y sonaba mucho más relajada.

-A ver, se me está ocurriendo una idea, descabellada, pero una idea al fin y al cabo.

-Dispara-murmuré contenta de que por una vez la de las ideas descabelladas no fuera yo. Me incorporé para sentarme con las piernas cruzadas sobre mi cama para no perder detalle de su explicación.

Tras su explicación me quedó muy claro por qué siempre era yo la de las ideas descabelladas, porque las mías, a pesar de ser locuras, se podían hacer.

-¡Ni en broma!-exclamé.

-Venga ya, es una idea fantástica.

-Jamás dejaría que ese imbécil se acercase a Connor-murmuré.

-Vamos, Khia, el nunca va a las fiestas; y, por lo que me has contado, se pasa la vida en su habitación con la guitarra ¿no? No le puede costar tanto vigilar a un crío de cinco años

To the moon (Michael Clifford 5SOS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora