⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐

576 102 28
                                    

Ya no había nadie espiando. Él lo sabía. Podía percatarse sin dificultad alguna que aquellas molestas presencias se habían desvanecido. Pero no por eso estaba a salvo...

Un nuevo portal se abrió, saliendo de éste alguien a quien ya conocía desde hace tiempo, una molestia andante.





— ¡Nightmare! —gritó molesto, tomando su pincel dispuesto a atacar.





Ccino volteó enseguida, distrayéndose y dejando que aquella masa oscura le atravesara brutalmente ante su estúpido descuido. Se desplomó poco después, con la magia brotando de su cuerpo cual sangre. Se acumuló en su boca y no pudo hacer más que botarla, a borbotones, sufriendo, llorando, gritando por ayuda. Sintió una mano en su hombro, e iba a soltar el apodo que daba a su amado pero calló al instante. No era Nightmare, sino el mismo Ink. Algo... algo andaba mal. Quiso apartarlo pero el dolor le hizo doblegarse dejándole auxiliarlo.






— N-Nighty... —alcanzó a decir, sintiéndose débil, llamando a su pareja que se había alejado de él —N-nuestro h...

— ¿Nuestro? —una retorcida sonrisa se formó en su rostro, junto a una expresión de burla —Y dime, ¿cuándo dije que yo quería a esa mierda que llevas dentro...?





Ccino abrió sus cuencas, abrumado. No... no era posible... Sus gatos fueron hasta él, maullando. Aquel felino con rasgos de Error le siseó al hacedor de pesadillas, como si pudiera proteger con eso a su dueño.





— Pero... t-tú...

— ¿Sabes lo molesto que fue forzarme a tragar tantas mierdas dulces, decirte esas estupideces cursis, follarte? Me das asco. Sólo estuve contigo por esa deliciosa desesperación que tienes, luego de tus casi diarias pesadillas... ¡Es la única puta utilidad que tienes, pedazo de escoria! ¡No me sirves para más! ¡Y fuiste tan estúpido que te tragaste todo este cuento! —iba a decir más, sintiendo cómo el alma de Ccino se rompía poco a poco ante sus hirientes palabras, simplemente delicioso; pero un roce en su rostro lo detuvo de su propio parloteo. Un pincel de Ink.

— ¡Eres un maldito hijo de puta! —esta vez el pintor, habiendo usado su bufanda como vendaje temporal en el menor, se lanzó a atacar al contrario, quien por su parte sacudió uno de sus tentáculos librándose de la "mierda morada" como él llamaría a la magia de ese ingenuo esqueleto que ahora lloraba no sólo de dolor físico, sino también emocional.





Ese AU fue testigo de una dura batalla, donde no hubo ganador.

Nightmare, aún regocijándose y soltando carcajadas cual psicópata, huyó de ahí. Se había alimentado por tanto tiempo de Ccino, que ahora su plan estaba yendo en rumbo perfecto para lo siguiente...

It's overDonde viven las historias. Descúbrelo ahora