___ Fujioka es una muchacha que comienza a vivir en un nuevo país y en un nuevo barrio, lugar en el que no conoce a nadie.
La muchacha,que tiene diecisiete años, comenzó a vivir por su cuenta en su nuevo barrio y comenzaría a asistir a la preparator...
El chico había tomado mi mano y nos había llevado a la parte trasera del lugar, a unos bancos algo más alejados de la entrada principal, nos sentamos y de nuevo rodeó mi cuerpo con sus brazos.
*Habla Rin*
Aquella chica que hace unas horas me retaba ahora estaba llorando, débil cómo una hoja seca en otoño.
No la conocía de nada, pero verla así no me gustaba.
¿Habría sido por lo que le dije?
Pero tenía el móvil en la mano cuando la vi.
¿Sería por alguien más?
Bueno, eso no importaba.
Lo que había hecho con la chica estaba mal, mientras me duchaba le di vueltas a mi actitud de mierda y me di cuenta de que la había cagado, por eso salí del edificio, para disculparme con ella, pero la vi derrumbarse y eso pudo conmigo.
Su espalda se movía bajo el agarre de mis brazos, era extraño estar en esa situación teniendo en cuenta que no la conocía y que la había tratado mal, pero si no le importaba que fuera yo el que la consolaba significaba que era algo grave.
Sus lágrimas humedecían mi hombro, pero yo solo podía pensar en acariciarla, tranquilizarla, que estuviera bien.
*Habla ____*
Las lágrimas no dejaban de surcar mis mejillas, la respiración agitada hacía que mi llanto se entrecortara, pero las manos del chico de cabellera pelirroja no se alejaron de mi durante todo ese tiempo.
¿Qué ha ocurrido? ¿Ha sido por lo que te he dicho?- su voz sonaba preocupada, si hace un momento me dijeras que el chico de la ducha y este eran el mismo me habría reído.
Pero era él, parecían personas totalmente distintas.
N-no, tranquilo- dije como pude entre sollozos, su mano acariciaba mi espalda sin saber lo que esta ocultaba.
Aunque no sea así déjame disculparme- dijo con un tono de voz calmado- Me he pasado, no te merecías lo que te he dicho.
Sí, se había pasado, no lo iba a negar, me había afectado bastante y me había traído malos recuerdos, pero estaba segura de que había sido un error, una acción detonada por el momento.
Estuve un rato más siendo rodeada por los brazos trabajados de mi contrario, que hablaba tranquilamente buscando tranquilizarme.
Tras conseguirlo, el pelirrojo se alejó de mí.
¿Estás mejor?- preguntó sacando un pañuelo de la mochila que tenía a su lado y dándomelo.
Sí, gracias.- lo tomé y sequé mi rostro ante la mirada suave de color carmín de mi acompañante.
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No te voy a preguntar por lo que ha ocurrido, no nos conocemos y no creo que sea algo que quieras contar- su mirada era tierna y comprensiva- pero si necesitas hablar en algún momento, dímelo.
