Habían pasado unos días desde que los niños se montaron en ese tren, y mientras tanto en el poblado de Pan había amanecido con gente ya en la calle dispuesta a preparar todo para la feria.
Se encontraba en el mismo lugar una chica de más o menos su misma edad que esperaba tras su puesto conseguir vender alguna de sus creaciones; desde espadas, hasta flechas, pasando por palas, martillos hachas... Ella era una auténtica herrera proveninete de las montañas del norte. Llevaba en la feria desde antes del amanecer ayudando a los demás y montando también su propio puesto.
–Qué Iris, ¿Has venido pronto como siempre? –un fabricante especializado de flechas llamado Arch la saludaba mirando el puesto de la chavala, ella río y extendió los brazos– Mira todo lo que quieras, sabes bien que nadie es tan bueno como yo. De hecho tenía un arco de metal nuevo que quería que probaras, sé bien que si es capaz de resistirte a ti no tengo que tener miedo.
Ambos siguieron charlando un rato sobre sus cosas, el ambiente general era cada vez más animado y empezaba a llegar gente que quería ver el mercado, entre la cual se encontraba nuestros otros dos chicos que por fin habían llegado a su destino.
Zeyra y Dandie bajaron del tren emocionados y comenzaron a pasearse netre los varios puestos del mercado, cada uno más curioso para ellos que el anterior, todos llenos de cosas nuevas que les sorprendían. Todo tenía un tema central; la herrería. Pero aún así cada persona conseguía convertir su puesto y sus objetos en algo completamente único y diferenciado de los demás, sin a la vez que esté fuera de lugar.
Ambos admiraban el paisaje y se pararon en el puesto de una anciana mujer la cual se dedicaba a crear armaduras. Adela estaba haciendo una demostración de la resistencia y dureza de una de las piezas ayudándose de un pequeño puñal de bolsillo, el cual a la vez había sido creado por nuestra anterior mencionada Iris, con la intención de crear filo tal capaz de atravesar las armaduras de Adela. Una fuerza infinita contra un objeto irrompible. O eso pensaba la gente, pues mientras la señora había prácticamente dedicado su vida a la creación de armaduras, estaba Iris en la otra mano, la cual era una joven que acababa de empezar.
La pequeña competición terminó cuando a Adela se le resbaló sin querer el puñal y acabó rasgando completamente una de las telas que formaban las paredes de su puesto.
Zeyra y Dandie siguieron caminando por donde veían que podían pasar, pues se había formado una gran masa de personas moviéndose de un lado a otro. Iban a meterse en una multitud que observaba un combate entre dos chavales de unos pocos años más que ellos cuando Zeyra sintió que algo tiraba de su espalda hacia atrás. Se dió la vuelta y pudo ver que era la chica que habían visto antes en el puesto anterior.
-Hola perdona, pero es que se te ha caído esto. -dijo y le extendió la bolsa de tela marrón con sus monedas- Me lo iba a quedar pero es que no tenéis nada.
Zeyra puso una cara de asco monumental y respondió en tono sarcástico.
-¡Oh gracias ser misericordioso, por devolverme MIS pertenencias! -se dió la vuelta y trató de sacarse a sí misma y a Dandie de allí pero la chica la volvió a parar- ¿Qué quieres pedazo pesada?
-La piedra roja. -La chica señaló la bolsa y se dieron cuenta de que se refería a el regalo de Delnaris- De dónde la habéis sacado.
-¿Por qué deberíamos decírtelo? -Iris suspiró y se dió media vuelta- Nos la ha dado una chica, ¿Por qué? ¿Qué es?
-No lo sé. -Iris puso una sonrisa triste y se fue-.
Zeyra miró a dandie; "Que rara." Le cometó y siguieron mirando entre los puestos.
Delnaris seguía en la playa, sentada en el mismo lugar que hace un día, que hace dos, y que hace tres. Dejando el tiempo pasar mientras el viento y la brisa marina hacían que su corto pelo blanco bailase. Estuvo esperando mucho tiempo volver a encontrarse con el mar, y ahora que lo tenía delante disfrutaba cada segundo de su compañía meditando sentada sobre la arena. Se sentía libre, como un barco sin anclar el cual vaga a la deriva.
Era feliz, y mientras sonreía lágrimas rodaban por sus mejillas, sintiéndose alegre por el momento, y triste por la lejanía de su hogar el cual se descomponía poco a poco a causa de la guerra que lo atormentaba, pero a nadie de su gente, pues todos se fueron, evacuaron al saber lo que sucedería. Ahora esa era tan solo una ciudad fantasma ahogada en las cenizas provocadas por ella misma ardiendo.
Delnaris viajaba sin rumbo y como con el mar, era también la primera vez desde hace mucho tiempo que lo hacía acompañada. Esos dos niños, ellos viajaban también constantemente, pero se dirigían a aquellos lugares que querían, marcaban destinos, caminos... Al contrario que ella, que había estado ya dos años viajando sola a donde el viento la llevara.
Su estómago rugió, y sólo en ese momento se dió cuenta de cuánto tiempo llevaba sin llevarse nada a la boca, y metió su mano en la mochila buscando algo para comer. Al abrirla encontró un bollo endurecido justo al lado de su bolsa de monedas. Estas eran aquellas usadas en su ciudad; pequeñas piedras rojas pintadas con un pigmento único de color rojo. Llevaba también varios mapas, uno de Kalta, uno de Kiroly... Un poco de aquellos lugares documentados en papel que iba coleccionando poco a poco durante sus viajes, pero su tesoro más preciado era un mapa que recibió por parte de un bibliotecario hace mucho tiempo cuando ella era niña, y desde entonces lo llevaba siempre consigo misma.
A este le llamaba "El mapa del caminante", y era un mapa que lo documentaba todo, poco a poco marcando con una tinta mágica que marcaba aquello lugares por los que ella iba pasando, su objetivo era llenarlo entero, y gran parte de ello lo conseguía con sus largos viajes sobre todo en tren. Donde recorría grandes distancias y conseguía una línea formada por todos los nombres de los lugares por los que pasaba.
Untó el bollo con miel y empezó a comer, pensando que quizás ya era hora de moverse de lugar y de dónde podría ir próximamente, y caminando hacia la estación paró al primer tren que pasaba.
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Kiroly: El resurgir de la leyenda
FantasíaZeyra se ha encontrado una vieja leyenda que estaba perdida en el tiempo, pero el auge de la guerra y las fuerzas enemigas complica cada vez más el avance de su aventura. Ella junto a su amigo Dandie se inmiscuye en todos los asuntos que le acerquen...