Capítulo 2: Visita inesperada

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Hermione

Celebrábamos el cumpleaños de Harry. No, no es que tuviéramos el ánimo para hacer fiestas, pero decidimos hacer algo pequeño, para desconectar. Habían sucedido demasiadas cosas y no estábamos recuperados. Hay cosas, que por mucho que el tiempo pase, no se pueden olvidar, pero hay que seguir adelante.

Una de las decisiones más importantes que habíamos tomado pocos meses atrás, fue la de irnos un tiempo a vivir al mundo muggle hasta que todo se arreglase por completo. Estaba todo demasiado reciente y necesitábamos un cambio de aires. Incluso decidimos estudiar carreras no mágicas. Bueno, en mi caso tenía intención después aplicar mis estudios al mundo mágico, especializándome después. Eso sí, que hubiéramos decidido pasar un tiempo allí no significaba que fuésemos a dejar de lado lo que éramos. Nuestros poderes los íbamos a seguir usando, aunque en el mundo muggle los tuviéramos casi restringidos, pero iríamos de vez en cuando al mundo mágico.

Decidí escoger la carrera de psicología, algo que nunca antes de la guerra hubiera imaginado que elegiría. Curioso, ¿verdad? Quería especializarme en estrés postraumático en el mundo mágico, si nuestro mundo nos necesitaba, ahí estaría yo. Y es que ver el sufrimiento de mi novio, durante los meses posteriores a la muerte de su hermano, me hizo tomar aquella iniciativa.

La música sonaba en el piso que Ginny y Harry habían alquilado. Luna, Ron y yo éramos sus únicos invitados. Harry no quería una fiesta de mayor envergadura, y la verdad es que el resto tampoco. He de reconocer que la música muggle de aquella década era bastante buena. Bailamos, cantamos, comimos, nos reímos, y, por un momento, dejamos que los problemas salieran a fuera, a pesar de saber que cuando la fiesta acabase, volverían a reinar en nuestro interior.

Recuerdo que las Spice Girls estaban sonando cuando alguien llamó al timbre haciéndonos sobresaltar. ¿Quién se suponía que era? Harry no había invitado a nadie más, y tampoco estábamos haciendo mucho ruido como para que los vecinos fuesen a quejarse.

Me acerqué a la puerta para saciar mi curiosidad, ya que Harry acababa de abrir en aquel momento.

 ―¿Quién es? ―Pregunté abrazando a mi amigo por detrás, posando la barbilla sobre su hombro.

Me quedé pasmada al ver de quién se trataba y de las incoherencias que empezó a soltar por su boca. ¿Qué pintaba Draco Malfoy allí?

―¿Qué dices? ―Pregunté enarcando una ceja―. ¿Y para qué le quieres dar a Harry una maleta llena de trastos? Sin contar todo lo que has dicho también...

―Ehm, esto... No quería molestar ―dijo algo nervioso.

―Mira, te seré franca, estamos celebrando el cumpleaños de nuestro amigo y no queremos que un niñato como tú venga a arruinarnos todo... ―bufé molesta.

―Lo siento, no quería molestar... ―se disculpó haciéndome sentir confusa con aquella acción.

―No te preocupes, Hermione, no pasa nada ―se apresuró a decir Harry―. ¿Puedes volver a decir que haces aquí? Yo tampoco te he entendido...

―Ni aunque quisiera sabría repetir lo de antes, perdonad. Simplemente necesito un lugar donde quedarme, aunque sea unas noches hasta que encuentro algo...

―Y para eso lo mejor es ir a casa de las personas con las que no te llevas bien, ¿no? ―Dije con fastidio―Tienes razón. Sé que suena raro, pero no sabía a dónde ir más...

―Si quieres te hago una lista interminable de gente como tú que te harían un hueco en sus pocilgas...

―¡Hermione! ―Me llamó la atención Harry y dejé de abrazarme a él.

―¿Qué? ¿Me vas a decir que vas a escuchar las tonterías de este tipo? Si hubiera abierto yo la puerta, se la hubiera cerrado en las narices al instante ―me crucé de brazos.

―Déjale que se explique ―me suplicó con la mirada y asentí al ver que no tendría más remedio.

Sin embargo, no me moví de allí, me quedé de brazos cruzados observando al lado de la puerta.

―De verdad, no quería molestaros, no creí que estuvierais de fiesta ―se volvió a disculpar.

―No te preocupes. ¿Qué es eso de que te han echado de casa? ¿Y qué tiene que ver Voldermort y salvar el mundo? No entiendo nada ―estaba claro que Harry también estaba confuso y quería explicaciones.

―Lo otro ha sido una confusión. Lo de mis padres es una larga historia, pero de verdad, no quiero ser molestia, y por lo que veo, entiendo que no soy bienvenido aquí ―dijo mirando hacia mí.

No pude evitar dar una palmada fuerte.

―Vaya, sí que eres listo y todo ―bufé.

―Hermione... ―murmuró Harry mirándome mal, así que volví a callar esperanzada de que si no decía nada más, se iría pronto y continuaríamos con la fiesta.

―En realidad es como dice ella, estamos de fiesta, quizá no haya sido buen momento, pero si quieres...

―Sí, puedes marcharte si quieres y no volver nunca más ―solté haciendo caso omiso a lo que yo misma me había propuesto―. Como verás, estamos en una fiesta, bailando y divirtiéndonos, algo que seguro que tú no sabes lo que es ―repliqué―. ¿Escuchas eso? Se llaman las Spice Girls, un grupo muy popular que apareció hace muy pocos años en el mundo muggle y estamos jugando a imitarles mientras escuchamos sus canciones. ¿A que suena divertido? Yo soy Emma ―dije señalándome la cabeza.

―Ah, por eso la peluca... ―dijo pensativo.

―Exacto, Sherlock, no es que vaya por la vida poniéndome pelucas rubias en la cabeza...

―De acuerdo, Watson. Entiendo por dónde vas, ya me voy ―suspiró cogiendo su maleta.

―Es simplemente que tú no encajas aquí, no sabes lo que es divertirse...

―Puedes pasar si quieres, Draco ―cortó mis palabras Harry, haciendo que me quedase mirándole sin comprender nada.

―Gracias, supongo ―dijo él encogiéndose de hombros.

―Ahora lo hablaré con Ginny y veremos qué podemos hacer, si te parece bien.

¿Y si salvamos el mundo?Where stories live. Discover now