𝐒𝐈𝐋𝐄𝐍𝐂𝐄|ᵉᵈᵐᵘⁿᵈ ᵖᵉᵛᵉⁿˢⁱᵉ|ℒ𝒞𝒩 & ℋ𝒫

𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕺𝖈𝖍𝖔

🅢🅘🅛🅔🅝🅒🅔

Los años pasaron como el viento arremolinándose entre los montes del bosque de Narnia, los reyes crecieron, al punto de ya no ser niños despistados que entraron a un armario que los arrojo a un mundo totalmente desconocido.

El galope retumbante de un caballo de hermoso pelaje negro, se oía cerca de una cañada, su jinete, bajo de un salto, cayendo de espalda y dando una, maro meta en el suelo, y parándose al instante, la figura fémina, se ocultaba tras una capa negra, corrió entre los árboles que se ceñían tras ella, sus pisadas eran imposibles de escuchar, pues la mujer tenía un gran sigilo en sus movimientos.

La silueta escalo los árboles, saltando de uno en uno, llego al indicado, ese que le ayudaría a su misión, de un solo salto, la mujer se lanzó hacia una barda color marfil, descendió por las enredaderas, a punto de correr con dirección al interior del castillo, una voz, que conocía a la perfección la detuvo.

—Llegas algo tarde ¿No crees? — menciono aquella melodiosa y fina voz. La fémina de la capa, maldijo en todos los idiomas posibles, en su interior.

—Hola, Lu. — la sonrisa forzada de Janelle hizo presencia, parándose justo frente a la reina Lucy, quien se encontraba sentada en una banca de cemento, justo en el huerto, por el que Janelle había entrado.

—Te estaba esperando, odio este tipo de eventos. — admito la preciosa chica de ojos azules. Lucy Pevensie, mejor conocida por el reino, como la reina Lucy la valiente, creció con gran jubilo, volviéndose una preciosa obra de arte, la mujer más hermosa, —después de la reina Susan, claro—, de toda Narnia, incluso los reinos cercanos al imperio Narniano.

—Lo sé, yo igual, más aún cuando el bruto de tu hermano se pone ebrio, es como si yo fuera su niñera, ¡Tiene veinticuatro años! ¡Es el Gran Rey! No tengo tiempo para sus niñerías, podría estar leyendo un libro aquí, pero no, la salvadora tiene que hacerle de niñera. — hablo con rapidez y fastidio, Lucy, al escuchar a su amiga, no pudo no darle la razón, era cierto que su hermano Peter, cada vez que se extendía un evento como el presente, lo tomaba como una oportunidad para embriagarse y divertirse, fuera de sus laureles. Logrando que Janelle hiciera de su cuidadora personal, y procurara que nadie más que los dueños del castillo Cair Paravel se dieran cuenta.

—Bueno, mira el lado bueno Jane, Edmund llega hoy.

—¿Qué?

—Diantres. — se riño a sí misma Lucy. — Era una sorpresa. — murmuro Lucy. El rey Edmund, se encontraba en un corto viaje en Calormen, revisando que su próximo viaje junto a su hermana Susan, fuera perfecto. Sin embargo, hizo una parada en Archenland, alargando aún más su viaje. Esa noche, el joven de veintiún años de edad, llegaría a Narnia para la celebración que se daría en Cair Paravel. Edmund le había pedido a Lucy mediante una carta, que su llegada no fuera informada, pues quería darles una sorpresa a sus hermanos y sobre todo a su mejor amiga, aunque claramente, Lucy Pevensie, era la única que conocía el secreto del par de jóvenes, su hermano y amiga de toda la vida, los dos muchachos, estaban enamorados el uno del otro, sin saberlo o más bien, recios a aceptarlo.