Hamta se había ido por un tiempo indefinido, habían pasado 5 días desde que se fue. La actitud de Lars era distante...bueno, de por sí ya era distante pero ahora ni siquiera lo veíamos por los alrededores. El hecho de que Hamta no estuviera lo había puesto más raro, ya era tan enojón como siempre. Lars estaba más calmado que de costumbre, las pocas veces que nos lo topábamos o hablábamos con él no era tan agresivo. Él estaba sentado afuera de la cabaña, habían pasado 2 días sin rastro de él, me asome por la ventana y lo vi cerca de un árbol caído que había afuera, así que me acerque a hablarle para preguntar cómo se sentía, no sé qué intentaba al hacer eso, pero si tenía suerte tal vez el no sería tan agresivo como siempre.
-Oye Lars ¿Te sientes bien?
-Pues yo diría que sí, y desde mi punto de vista no sería algo que deba importarte...
-Solo preguntaba, si sigues así nunca podremos llevarnos bien o por lo menos ser amigos...
-¿Y porque ahora te interesa saber cómo estoy?
-Pues...yo solo... -Antes de que pudiera terminar mi frase el me interrumpió-
-Solo... vete de aquí...más tarde entrenáremos
Di un pequeño paseo por la villa, poco a poco comenzaba a acostumbrarme a la gente que había ahí. Algunos me saludaban o preguntaban por Hamta, al parecer es alguien muy querido aquí y ahora que lo pensaba no había visto a Avery desde la mañana ¿Dónde estará? Me detuve en el pequeño mercado que había en la villa, y en uno de los puestos que al parecer vendía distintos tipos de frutas y herramientas, que a mi parecer eran bastante extraños ya que nunca había visto frutas tan raras en mi vida. Saque un par de Zoques que había tomado de la mesa de la cocina. Compre una bolsa de unas frutitas moradas eran un poco más grandes que una uva, su sabor era muy dulce. Seguí dando una vuelta por el pueblo mientras comía las frutitas que compre, la gente me miraba extraño y murmuraban cosas pero no les tome importancia y seguí dándome un paseo hasta que sin darme cuenta llegue a donde estaba la salida de la villa y a lo lejos pude ver un grupo de gente venir hacia aquí, al frente de ellos había una persona que vestía una armadura negra y tenía una especie de capa con la cual tapaba uno de sus brazos, al igual que todas las demás personas tampoco se veía que fuera humano y lo que llamaba la atención era su cabello rubio, resaltaba bastante ante la armadura negra que el llevaba puesta. Se acercaban cada vez más y yo solo estaba ahí parado a medio camino comiendo mientras veía como estaban cada vez más cerca. La poca gente que había detrás mío comenzó a alborotarse y poco a poco bastante gente de pueblo se juntó y pidieron que trajeran al jefe de la villa, creo recordar que su nombre era Kuma, nunca tuve el gusto de conocerlo. Yo solo me aparte del camino y me senté no muy lejos de ahí para mirar que pasaba, mientras tanto seguía comiendo. En poco tiempo llego el jefe de la aldea, se veía ya algo grande, era como un oso algo robusto no un panda enano como Hamta, él era de una estatura más o menos normal. Se detuvo en la entrada de la villa y el tipo que vestía su armadura negra hizo que quienes los seguían se detuvieran, se acercó al jefe de la villa y ambos quedaron frente a frente.
-No queremos a gente como ustedes aquí, váyanse –El tono de su voz era grave y sonaba muy disgustado-
Aquel hombre lo miro por unos momentos, luego volteo la mirada e ignoro completamente al jefe pasando al lado de él.
-!!!Te dije que no queremos a gente como ustedes aquí¡¡¡ ¡¿Me estas escuchando?! –Kuma se volteo y lo miro mientras aquel extraño hombre solo le daba la espalda-
Cuando el jefe volvió a gritarle él se detuvo pero siguió sin decir nada, la cara de enojo se notaba en el jefe de la villa ¿Por qué le disgustaba tanto aquel hombre? A simple vista no se veía nada malo en él.
ESTÁS LEYENDO
Kurh: La Enfermedad Del Bosque (Editando, En Pausa)
FantasyLea un joven, después de algunos meses encuentra el collar que su abuelo le regalo. Al tomar el collar escucha una voz llamándolo ¿Quien sera?. Esta voz lo atormenta durante varios días, seguido de esto se entera de la extraña muerte de su abuelo. J...