V. El color de las gotas de lluvia

113 15 14
                                    

Cuando abrí mis ojos tenía la mano derecha elevada, como si hubiese fallado en alcanzar algo y además de eso podía escuchar una voz retumbando en mi cabeza.

"Leo, ¿por qué no me hablas?"

Era ese sueño otra vez... Como ya se me había hecho costumbre lo dejé pasar y me alisté para ir a clases, no quería seguir pensando en este.

El inicio de mi mañana se pasó volando y cuando menos lo esperé ya estaba entrando al salón. Busqué mi asiento y me acomodé, cuando el profesor hizo su tranquila aparición las puertas se cerraron para dar inicio.

Mi mente me seguía rogando para que volviese a pensar en aquel sueño, pero la mantenía ocupada en los estudios.

Cuando el descanso llegó, me levanté y sin darme cuenta me quedé observando el asiento vacío que estaba detrás de mí.

«Cierto, ella...»

–(Tn) no vino –la dulce voz de la chica que se sentaba al lado de este sitio vacío hizo que dejara de pensar en lo que podría haberle sucedido a la exacosadora.

La observé en silencio y decidí ignorarla, sin razón alguna, porque mi prioridad en ese momento era no pensar en el sueño... y saciar mi hambre, así que empecé a caminar hacia la tienda de la escuela.

–¡Espera! –oí que también se levantaba y empezaba a seguirme–. Déjame acompañarte.

No sabía porqué pero no quería gastar fuerzas reclamándole algo.

–Por cierto, ¿hasta qué hora se quedaron la última vez que fuimos con todo el grupo a comer pollo?

La observé de reojo. Era cierto que era muy bonita, demasiado bonita, me fijé en ella la primera vez que la vi... pero... había algo que no terminaba de convencerme.

–Yo también me retiré temprano –respondí sin muchas ganas.

–¡¿En serio?! –reaccionó como si yo hubiese hecho una acción inhumana.

«¿Por qué la estoy juzgando tanto?», no sabía que me había puesto de tan mal humor o si solamente ella me ponía de mal humor, ¿era culpa del sueño?

–Oh, cierto, no sé si sea mucho pedir pero... ¿podrías pasarme los apuntes de ayer? –preguntó con la obvia intención de no cometer el grave error de estancarse en un silencio incómodo.

Lo pensé por un momento, pero sin darme cuenta mi cabeza se pasó a otro lado, «¿ella no era mejor amiga de (Tn)?»

–¿Le pasó algo a (Tn)? -pregunté sin darme cuenta.

–Bueno, ella... -la expresión de Sharon me hacía notar que quizá la había ofendido de cierta forma-, no lo sé, no se comunicó conmigo... ¿contigo... sí?

Escuchar aquella pregunta hizo que me diera cuenta de que no tenía ni su número de teléfono.

-Si lo hubiese hecho no estaría preguntándote por ella, ¿o sí? -sonreí levemente pues encontraba graciosa la obviedad de la respuesta que ella me pedía.

–Cierto... -Sharon rió con timidez-. Lo siento.

-No tienes que... -ahora me sentía de buen humor y otra sonrisa se apoderaba de mi rostro.

 «¿Siempre fui un tipo tan cambiante?»

Sharon continuó hablando con naturalidad, yo solo sonreía y hacía como si estuviese escuchando con atención; sin embargo, me era difícil comprender lo que salía de su boca. Quizás era porque mi respiración estaba muy caliente y el ahora intenso dolor de cabeza más el sentir que mi corazón palpitaba con demasiada fuerza hizo que de un momento a otro todo empezara a verse borroso y yo...

Tú eres mi única armonía - VIXX Leo y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora