Capítulo 8.

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JONAS.

He estado una semana pensando en lo que pasó con Kyle, he estado tratando de sacar esa escena de mi cabeza, pero creo que cada vez que la pienso es aún peor. Sé que no soy gay, no me gustan los hombres y lo que paso allí fue solo un error, un grandísimo error.

Junto agua en mis manos y termino aclarándome el rostro, tratando de calmar mis pensamientos. Por lo menos, en un rato me iré a una fogata que harán cerca de un lago así que podré distraerme y reírme con Ethan y sus amigos.

— ¿Puedes cuidar a Seth? —entra mi hermana al baño como si nadie estuviera dentro. Odio que haga esa mierda, ni siquiera le importa cuando estoy meando.

—Saldré, de hecho, ya me vienen a buscar —digo mirándola a través del espejo.

—Por favor, hermanito —hace un puchero juntando sus manos como si fuera a rezar. Maldita manipuladora, igual que su hijo.

—No —digo rotundamente—. Lo cuide el finde pasado.

Salgo del baño sin escuchar ni una palabra más, voy a mi pieza a buscar mi chaqueta y la billetera. Los chicos vendrán a buscarme en el auto de Drew y luego yo me devolveré más temprano que ellos en Uber porque mañana me toca trabajar al igual que Ethan. La diferencia es que ese maldito con una hora de sueño está fresco como una lechuga y yo no.

Me llega un mensaje de mi amigo, diciendo que salga, pero entonces Seth me detiene.

— ¿Dónde iras? —pregunta, alzando sus cabeza para mirarme.

—Iré al lago —respondo besando su coronilla a modo de despedida.

— ¿Puedo ir contigo? —pone sus manos detrás de su espalda, balanceándose de un lado a otro. Me rio por lo tierno que es, y por lo manipulador que es igual que su mamá.

—No —le sonrío—. Es una fiesta de adultos, campeón —desordeno su cabello y salgo despidiéndome con la mano.

La música del carro se escucha hasta la entrada de mi casa, me subo al auto y los saludo a todos. Nos ponemos a charlar hasta que llegamos al lago. La fogata ya está encendida y la gente está rodeándola sentada en el suelo. La música no esta tan alta, pero el olor a marihuana invade el lugar por completo a pesar de estar en un lugar abierto. Nos sentamos cerca de un grupo de chicas por petición de Drew.

— ¡Shots de tequila! —grita entusiasmado Ethan. Saca una botella de tequila y una bolsa con sal y limones cortados.

Nos tomamos cinco rondas de chupitos mientras nos reímos de las estupideces que hablamos. Llego a la conclusión de que amo el tequila al igual que a la cerveza.

—Ahí está Hailey —le digo a Bruno. Una sonrisa babosa se forma en su rostro al verla.

—Iré a hablarle —se levanta limpiándose los pantalones. Le gritamos palabras de apoyo para avergonzarlo, mientras nos reímos como estúpidos o al menos yo, creo que me pasé con el tequila. Tal vez me tomé más de cinco rondas.

Los chicos comienzan a hablar con unas chicas y yo me acerco a una rubia que mueve las caderas al compás de la música.

—Hola, ¿cómo te llamas? —la saludo con una sonrisa.

Ella me mira por unos segundos como analizándome y me devuelve una sonrisa mostrándome su hilera de dientes.

—Me llamo Quenny y ¿tú?

—Soy Jonas.

— ¿Jonas? ¿Cómo los Jonas brothers?

—Exacto —me rio. No sé qué pasó por la cabeza de mi mamá al elegir ese nombre.

BROOKLYN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora