Capítulo 28.

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JONAS.


Mis ojos duelen de lo hinchados que están por estar llorando. He arreglado un poco el departamento para despejar mi mente, aunque sea por unos cuantos minutos. Se ve vacío ya que no tengo un sofá ni un comedor, pero en estos momentos no tengo ánimo para pensar en cómo remodelar el departamento, solo quiero dormir un poco y tratar de olvidarme de lo que ha pasado.

No tengo ni idea de cómo comenzar a ordenar mi vida. Aun debo conseguir un empleo ya que el dinero que tengo ahorrado no me rendirá para un mes más, pero no puedo pensar en nada más que no sea Kyle y Seth.

No sé cómo arreglar el desastre que Kyle ha hecho en mí. Ni siquiera tengo la remota idea de cómo sacarlo de mi vida. Me siento tan patético por extrañarlo, no lo he visto en tres días pero se siente como si hubieran pasado meses. Extraño cada parte de él y me está matando. Me está matando saber si él me extraña también, si está sintiendo lo mismo que yo.

El hecho de pensar más en él que en Seth me hace querer golpearme, no comprendo por qué estoy tan malditamente angustiado por no verlo a él cuando he llevado días sin ver a Seth y no me he sentido tan miserable.

Soy un completo imbécil por seguir queriéndolo. Debería odiarlo por haberme golpeado, ¡por solo pedir una explicación! Una explicación que me debía, pero no...parece que soy incapaz de odiarlo.

Me ha estado llamando y escribiendo a todos momentos, pero no he respondido ni una sola vez. No sé ni que decirle.

Estoy a punto de entrar al baño cuando suena el timbre. Suelto un bufido cansado porque esta sería la tercera vez en que les digo a esos niños que no quiero comprar números de rifa. Abro la puerta para volver a rechazarlos, pero me quedo paralizado al darme cuenta que es Kyle quien está parado.

─ ¿Qué haces aquí? ─pregunto descolocado al verlo.

─ ¿Me dejas entrar? ─pregunta, apuntando la sala. Su voz es suave y logro distinguir el olor a trago. No es demasiado fuerte pero aun así puedo notarlo.

─ ¿Para qué? ─trato de sonar duro, pero su presencia me pone nervioso.

─Quiero hablar contigo ─susurra y clava sus ojos en mí. No hay rastro de furia ni violencia en ellos, más bien parecen tristes y cansados─, por favor.

Lo miro por un par de segundos y finalmente me muevo a un lado para dejarlo entrar. Se queda parado en la mitad de la sala observando el lugar. Cierro la puerta y dejo escapar un suspiro sin dejar que él me escuche. Se da media vuelta y junta nuestros ojos, el aire revolotea tenso entre nosotros y siento como mi corazón palpita contra mi pecho.

─ ¿Estás tomado? ─pregunto, aunque se la respuesta.

─No lo suficiente ─responde y se acerca un poco más a mí. Doy una paso hacia atrás pero choco contra la puerta de entrada─. Tenemos que hablar.

Desvío mi mirada porque no puedo evitar sentirme angustiado y casi paralizado. Tomo aire y coraje para hablar.

─Quiero la explicación de lo que paso pero sé que no me la darás ─trago en seco─. Y no estoy dispuesto a dejarlo ir y seguir como si nada hubiera pasado.

─ ¿Qué quieres decir? ─dice un tanto más duro que antes, frunciendo el ceño─. Mírame a los ojos cuando te hablo.

─Deja de ordenarme cosas, tú no me mandas ─farfullo molesto.

Rueda los ojos y tira la cabeza hacia atrás tocándose el puente de la nariz, como si intentara no perder el control.

─Lo siento ─murmura, volviendo a mirarme y se inclina para tomar mis manos, pero entonces me doy cuenta que ha notado mis nudillos rotos y trato de zafarme de su agarre─. ¿Qué hiciste? ─me mira con desaprobación.

BROOKLYN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora