Capítulo 29.

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Chloe.

Entre a la habitación y tras cerrar la puerta tome asiento en uno de los sofás del lugar.

Frente a mi se encontraba mi psicóloga, a quien me permití nombrar Susan por que no recuerdo su nombre.

-Hola Chloe, ¿Como te encuentras el día de hoy? -me pregunto la mujer quien sostenía una libreta en la mano.

-Bien, supongo... -conteste con un poco de indiferencia, pues no me sentía mal, pero tampoco me sentía de maravilla.

-¿Supones? -pregunto mi psicóloga mientras anotaba algo en su libreta.

Mire mis manos un momento y me sentí un poco incómoda, a pesar de ya haber tenido otras citas, todavía no lograba acostumbrarme a hablar de mis asuntos con una persona que no conocía.

-Marinette salió ayer del Hospital. -comente, pues ella sabía todo con respecto a mi relación con la azabache y lo sucedido con ella.

Todo lo que había sucedido las últimas semanas me habían hecho tomar la decisión de que necesitaba ayuda, ya que todo comenzaba a superarme.

-Oh, es bueno.. Pero, ¿Como lo llevas tu? -me pregunto.

-Estoy feliz de que ella este bien y haya sido dada de alta. -conteste con sinceridad.

-Pero....

-Tengo miedo de que si me acercó a ella termine por estropearlo. Yo tengo mi propia mierda que resolver para que ella tenga que lidiar con eso también. -respondi aceptando que no estaba bien.

-Ya veo... -respondió Susan mientras continuaba escribiendo cosas en su libreta. -¿Como va tu relación con tus padres?

-Los sigo odiando. -Conteste honestamente.

-Bien, es comprensible que aún no puedas perdonar el abandono que pasaste por ellos y el que hayan permitido todas tus acciones. Pero no dejes que el como te criaron afecte el como eres ahora.

-si...

Continuamos con la terapia con normalidad, hasta que esta término y me retire.

Estaba esforzándome bastante para cambiar mi forma de ser, quería demostrarme a mi misma que no era una escoria.

Cuando salí de aquel edificio, camine hacia el parque mas cercano, tenía una pequeña bolsa de mano donde había metido una pequeña libreta y un pluma. Susan había sugerido que escribiera mis sentimientos o pensamientos, para de alguna forma desahogar todo lo malo.

Por lo que al llegar al parque, lo primero que hice fue sacar mi libreta y escribir mis pensamientos en ella, la mayoría eran sobre una bella azabache que nunca abandonaba mi mente.

La terapia me había ayudado a darme cuenta el gran daño que pude causarle a Marinette cuando yo salía con varios chicos y chicas, pues ella había confesado haber estado enamorada de mi, o al menos gustarle... Y me sentí una estúpida en su momento, pero Susan me ayudó a darme cuenta que no todo era realmente mi culpa, la mayoría de mis decisiones eran por la relación que tenía con mis padres, ella me explicó que su falta de afecto y atención habían causado que yo buscara atención y cariño de otra parte. Algo que mi padre ya me había dicho.

Pero eso no significaba que todo era a causa de mis padres, también tuve momentos donde yo podía haber rechazado todo pero no lo hice por comodidad o atención de mis padres.

Recuerdo como le pedí a la doctora que me dijera honestamente como veia mi relación con Marinette, pues yo sencillamente tenía miedo de que también viera a la azabache como un remplazo al cariño que mis padres jamás me darían.

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