SUSURROS🍃

02

Perfectos por naturaleza
Iconos de indulgencia propia
Más mentiras sobre un mundo que
Nunca fue ni nunca será

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Muevo mi cabeza en forma de negación, seguramente a sido una ventisca que se a colado por la ventana.

Debe ser eso.

Pero ... Se sintió tan real.

No, debo estar aturdida por todo aún.
Me acerco a la pequeña ventana y desde la soledad de mi habitación contempló a los demás pacientes que están en el jardín.

Felices, inconcientes e inocentes de todo.

- Desearía realmente estar loca para no saber de nada a mi al rededor - suspiro.

Frustrada, camino hasta el baño, me lavo la cara y me observo detalladamente el rostro y el resto del cuerpo en los pulcros azulejos.

Una delgada mujer, de prominentes ojeras, labios resecos y partidos y llena de hematomas.
No puede ser ... la persona en mi reflejo, no es ni la sombra de quien soy.

¡Definitivamente no puedo ser yo!

Nerviosa, recorro con mis manos cada parte de mi, buscando encontrar la mentira que ven mis ojos.
El tacto le da la razón a mi conciencia, y asustada de la realidad me desespero.
Caigo al suelo negando una y otra vez, apretando y enterrando las uñas de mis dedos en los brazos con tal brutalidad que pequeñas gotas de sangre caen por estos.

- No , no , ¡NO! , ¡NO! -

Alguien entra al cuarto, llama a mi nombre y no soy capaz de levantar la cabeza.

- ¡LÁRGATE! - le grito desde el baño, no quiero que nadie me vea; esa persona hace caso omiso, oigo sus pasos acercarse.

- ¡Oh por Dios! - exclama - ¡Tranquila! - sus manos tratan de deshacer mi propio agarre - Déjame ayudarte - su voz suena preocupada - Soy tu enfermero personal, Jung Ho Seok - lentamente cedo ante él - Todo va a estar bien, no pasa nada -

Con su ayuda logró levantarme del suelo y caminar hasta la cama. Me recuesta para envolverme en unas frazadas.

- Curaremos esto ¿si? - dice señalando mis brazos.

- Hmm - Veo como toma una mota de algodón que luego es empapada por alcohol - arde -

- Lo siento, no hay otra forma ... sana sana colita de rana, si no sana hoy sanará mañana - sonríe - listo, pondré un curita.

- ¿Qué a sido eso? - le preguntó riendo - No soy una niña, de veras.

- ¡Oh! Son palabras mágicas ... No te burles -

- Lo siento, es que... por dios, eso es para niños de 4 años -

- Funciona en adultos también - hace un puchero.

- Vale, vale - este chico es muy tierno - ¿A qué has venido? -

- Desde hoy mi deber es cuidar de ti, si necesitas algo me lo pides ¿De acuerdo? - su dedo índice se posa en su mentón - y si te portas bien, bajaremos al patio.

El patio, conecta a una salida. Si hago todo lo que dice, tal vez mi salida este muy cerca.
No puedo evitar sentirme mal por él unos segundos, sin embargo yo necesito abandonar este lugar.

- De acuerdo - respondo amablemente.

- Te traje tu almuerzo - tomó un plato de arroz con variadas verduras - la enfermera SunHye me a dicho que te has negado a comer, ten -

Arrugó el rostro con desagrado al oír ese nombre.

- No tengo ganas de comer, lo siento - un ápice de decepción se forma en su cara - Esta bien, me lo comeré.

- ¡Genial! - saca de su bolsillo unas tabletas - ya se que no te gustan pero necesito que por favor te tomas estas pastillas -

- No las necesito, no estoy enferma - le digo antes de meterme a la boca una cucharada de arroz - ¡Qué rico!

- Es lo último que te pediré hoy, por favor Elisse -

- Ok - las recibo y me las trago con un poco de agua que me a dado - No te acostumbres.

[...]

Son las 12:00 y las luces se han apagado.
No e podido dormir en todo este rato y es que el sólo echo de saber que falta poco para mi libertad me emociona.

Ho Seok es una persona muy agradable, podríamos haber sido amigos si tan sólo nos hubiéramos conocido en una situación diferente.

Me acomodo a una posición mas grata y después de varios intentos el sueño me vence.

[Tres horas después]

~Elisse~

~Mi pequeña e inocente Elisse, despierta~

~Te deseo, más de lo que te puedes imaginar~

~Nadie te salvará~

~Eres mía~