Tzuyu era la persona más feliz cuando tenía su cámara en mano, había algo sobre fotografiar que le encantaba, ser capaz de capturar un momento específico, en el tiempo, le parecía asombroso. Enfocó su cámara apuntando a Sana, quien cocinaba tranquilamente unos rollos vietnamita que Tzuyu adoraba. Esperó hasta el momento indicado y, en cuanto lo vio, apretó el botón y el flash desconcertó a la japonesa.
—¡Chewy! —exclamó frunciendo el ceño—No has parado de tomarme fotos desde que llegaste.
La pelinegra rio.
—Es que quiero recordar todo esto.
Sana rodó los ojos y siguió cortando pedazos de zanahorias, sintió a Tzuyu acercarse hacia ella, por lo que subió la vista.
—Vas a recordarlo, créeme, pero solo si dejas de preocuparte tanto. Vive el momento Chewy. —le sonrió la japonesa
—Tienes razón... Pero aún así te sacaré muchas fotos.—Tzuyu sonrió con una pizca de maldad, lo que hizo el corazón de Sana derretirse por vigésima vez en el día.
—Como quieras.
—¿No has pensado en modelar tus diseños? —Sana detuvo su tarea y miró a la menor con un semblante de interrogación.—Eres muy hermosa, Sana. ¿Recuerdas ese vestido azul con la apertura en la espalda y corto?—la castaña asintió—Te verías asombrosa en ese.
Tzuyu le dio una mirada de abajo a arriba, causando que el pulso de Sana se acelerara.
—Yaah, no me mires así.—le advirtió Sana, apuntándola con el cuchillo.
—¿Así como? —Tzuyu sonrió inocentemente.
Ella sabía bien que tenía una clase de efecto sobre Sana, pero no sabía muy bien la razón, tenía algunas ideas, podría ser que como a la japonesa le gustaban las mujeres, podría ponerse nerviosa porque Tzuyu era linda o tal vez... Solo tal vez, Sana sentía algo por ella. Tzuyu no creía que fuera algo serio como estar enamorada, no, algo sin duda más pequeño, un crush tal vez. Tuvo sus primeras dudas cuando Sana le preguntó si gustaba de ella.
—Ya sabes, de forma pervertida.—susurró la última palabra como si fuese algo prohibido.
Tzuyu rio y se llevó un pedazo de zanahoria a la boca.
—Solo digo que eres linda, más ahora que puedo verte, que... Te tengo frente a mi. No logro entender como es que nunca has tenido una pareja romántica. —Sana se dio vuelta y se fue a buscar uno de los ingredientes al refrigerador, intentando escapar de la conversación.—Eres mucho más que linda, eres una excelente persona y... No lo entiendo.
Sana suspiró, apoyando su cabeza en la puerta del refrigerador, contó hasta 10 para calmarse. Ese tema la alteraba bastante, como también le dolía. Dañaba su orgullo y sus sentimientos, desde siempre su familia la había recriminado por nunca tener pareja, incluso sus hermanas muchas veces le dieron unas cuantas indirectas sobre su vida sexual tan "imprudente".
—No puedes tener sexo con cualquiera. —le había dicho Mina, con sus ojos abiertos a más no poder y de brazos cruzados.
—Ugh, no es con cualquiera, ¿está bien? Son personas que conozco.
La japonesa se quitó el delantal y caminó hacia su cuarto, ignorando olímpicamente los llamados de Tzuyu, quien no dudó el ir a la siga de Sana.
—Lo siento, no quise molestarte. —dijo Tzuyu, desde el otro lado de la puerta. Sana se apoyó en esta y llevó una mano a sus ojos.—Sana... Sana Sanita, perdón.
Tras un breve silencio, la japonesa decidió romperlo.
—¿Sabes lo que es amar a alguien sabiendo que esta nunca te amará de la misma forma? —le preguntó Sana.
—No... Yo... Nunca me he enamorado.—respondió Tzuyu.
Minatozaki dejó salir una risa triste.
—Yo, honestamente, no sé si alguna vez me haya enamorado. Sé que cuando algunas personas se alejaron de mi, me dolió, pero no fue tanto. Nunca ha sido tanto como... —Sana dejó de hablar y miró un punto vacío.
—¿Cómo qué? —preguntó la pelinegra del otro lado.—Sana, ¿cómo qué?
La antes nombrada tirito, era ahora o nunca, debía hacerlo en este momento.
—Me he puesto en múltiples escenarios donde no te tengo en mi vida, Chewy. Y ninguno termina bien... El solo pensar que algún día te podría perder me duele como nada me ha dolido antes. Es un dolor tan grande que ni yo soy capaz de entender por completo. —soltó, finalmente, dejando las lágrimas acumuladas en sus ojos salir.
Tzuyu respiró.
—Sana, abre, por favor.—pidió con voz calmada y suave.
La japonesa se dio media vuelta y abrió la puerta, lentamente. Retrocedió varios pasos, dejando que Tzuyu entrara y tuviera suficiente espacio. Ambas se observaron mutuamente, incómodas y nerviosas.
—Me gustas, Chewy, yo estoy enamorada de ti y simplemente no puedo seguir ocultándolo. Esto no significa que debas corresponder ni nada, sé que no te intereso de esa forma y sé que no te gustan las mujeres, pero yo no puedo seguir siendo tu amiga, me hace demasiado daño y... Mi amiga JinSoul me dijo que debería ser más egoísta de vez en cuando. —habló Sana, rápido y sin pausas. Esperando lo peor, enterrando sus uñas en su propio brazo, siendo devorada viva por la ansiedad.
—¿JinSoul? —murmuró Tzuyu. Estaba perdida en el shock, jamás se imaginó que su Sana estuviese enamorada de ella. ¿Por qué? Tzuyu no era nadie especial, no se consideraba digna del amor de alguien como Minatozaki Sana. ¿Por qué se había enamorado de ella?—Eh... Yo... ¿Por qué?
—¿Ah? —exclamó Sana, confundida.
—¿Por qué yo?
Sana bajó la mirada y mordió su labio. Dolía ser rechazada, pero se estuvo preparando mentalmente para esto, podía hacerlo. Lo haría...
—Ojalá supiera, Chewy. Eres... Todo lo que siempre soñé. Una de mis mejores amigas, me conoces, me entiendes y has demostrado que te importo.—la voz de Sana perdió volumen a medida que hablaba—Soy patética.
Tzuyu desvió la mirada.
—Es por eso. —murmuró—Por eso todo lo que me decías sonaba como si te estuvieses despidiendo. Tenías tanto miedo que me aleje de ti que decidiste hacerlo tu misma.
La taiwanesa se acercó, sin vacilar, estaba siendo llenada por una adrenalina desconocida. Era un deseo totalmente nuevo para ella. Tomó el rostro de Sana, la miró fijamente, como sus ojos estaban brillando por el reciente llanto, como le rogaban que la dejara ir, como le pedían a gritos que la besara.
—Perdón, Tzuyu.—susurró Sana, con la voz entrecortada.
—No, perdóname a mi—y con eso la besó.
Se dejó vencer por ese deseo incierto. Y ambas encontraron su camino hacia la cama, ambas recorrieron partes de ellas misma que jamás imaginaron, ambas tocaron puntos desconocidos entre ellas, que las hacían alcanzar algo parecido al nirvana. Tzuyu conoció algo nuevo, algo diferente.
Dejaron diferentes marcas de placer en sus cuerpos y para cuando terminaron, Sana observó a la persona a su lado con devoción.
—Soy tuya, Tzuyu.—susurró, sin apartar los ojos de, a quien creí ella era, su amor.
Tzuyu alejó la mirada y vio el techo de la habitación. Minutos más tarde vio a Sana durmiendo tranquilamente a su lado y se dio cuenta del grave error que había cometido.
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Unsweet ミ satzu (1)
FanfictionSana no sabía mucho del amor, sus experiencias hasta el momento habían sido únicamente sexuales. Jamás se imaginó que una chica que conoció por Internet le enseñaría todo acerca de amar... Y todo acerca de sufrir. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS, PROH...