Filosofía de mi vida

La vi tropezar

La vi tropezar y le extendí la mano. Tras este gesto se paró el tiempo y la vi.

Me fijé en ella, diría que en un instante me enamoré. Tenía las manos muy finas aunque fuera algo rellenita. La miré a la cara y vi dulzura. Tanta dulzura. Tuve ganas de besarla por muy deprisa que fuera. Me quedé varios segundos mirando sus ojos color café. Quería apartar la mirada pero no pude. Tanta belleza me tenía cautivado, a su merced. Me fijé en su figura. Era algo gordita y pensé que quizás no le gustaría su cuerpo. Me dio tanta rabia... Era lo más bello que había visto nunca.

La chica estaba a punto de caer en mis brazos cuando vi lo que vestía. Llevaba un vestido blanco tan puro... De verdad, la quería conmigo. Entonces miré mis manos. Estaban negras, parecían cubiertas de petróleo. En ese momento supe lo que debía hacer sin siquiera pararme a pensar, la dejé caer.

Cayó suavemente y apenas se lastimó, tan solo unos arañazos en las rodillas. Se enfadó conmigo, no me quería ver. Me odié por haber hecho daño a un pequeño ángel pero hoy en día la veo caminar, ya del todo curada, con sus preciosas ropas blancas.