VI.

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Shouto odiaba con toda su ser a su padre, eso no era novedad.

El hombre se había encargado de vilmente acabar con su felicidad desde el primer día que abrió los ojos al mundo. Cada uno de sus días, meses, años le eran arruinados o toda diversión o alegría que tuviera, no era aprobada por el plan de vida que según su padre le había sido destinado desde nacer.

Ser su sucesor, quien supere a All Might.

Ese sueño tan avaricioso ni siquiera era de el, ¿Por qué tenía la responsabilidad de cumplirlo?

Era un deseo tan estúpido, ¡Incluso sonaba trivial e infantil!

Si, por supuesto que el quería ser el héroe número uno. Alcanzar la cima del polio. Ser uno en un millón.

Pero...¿Por superar a All Might? ¡Claro que no!

Todoroki solo deseaba salvar vidas. Enseñarle a todos que el apellido Todoroki es de dignos héroes dispuestos a dar su vida por la gente y su bienestar, no de estúpidos con el ego en las nubes y que tiran fueguito hasta por el ....mejor omitamos esta parte.

Tan solo quería darle paz a este mundo lleno de maldad. Todo lo contrario a querer ser un héroe por orgullo y superar a un extranjero de sonrisa Colgate.

Por estas y mil razones más, Shouto estaba seguro que la palabra que más aborrecía en este mundo era -Endeavor-.

Aunque, si lo pensaba seriamente, había otra cosa que también odiaba demasiado....Madrugar.

¿A quién rayos se le había ocurrido inventar ese termino?

¿Qué maldita necesidad hay de empezar el día temprano? ¿Acaso dormir no es mejor idea?

Despertarse temprano entre semana era lo que más se le dificultaba de ser un aspirante héroe. Envidiaba tanto a Aisawa por tener el derecho de dormirse todas las clases si le apetecía.

Así que... ¿Qué sucedería si juntas a Endeavor, con un malhumorado Shouto que madrugó en sábado?

Nada bueno, en absoluto.

Más no es algo que una platica con mamá Momo no solucione.

-Entonces, él nos dio dinero a los tres para ir a comprar helado, porque había perdido una especie de apuesta con Iida y Uraraka...creo-.

-Aww, Midoriya-san es alguien muy considerado-.

-No es necesario lo digas para saberlo-.

En la cocina conversaban el par de aspirantes a héroes cómodamente. Al ser sábado por la mañana, el lugar estaba vacío y en silencio.

Sus voces era el único sonido que se oía en la habitación, además de el ruido de las tazas blancas de porcelana chocar con la mesa.

Era común que Yaoyorozu despertara temprano, inclusive en fines de semana.

Encontrarse a Todoroki en la sala de estar, dando vueltas como tigre enjaulado y con una expresión de estar a punto de matar a alguien absolutamente la había sacado del lugar, por lo que termino ofreciéndole una taza del tradicional té gyokuro que su familia solía beber, en busca de calmarle.

Unos cuantos minutos de oír la relajada voz de Momo mientras degustaba la cálida mezcla de sabores dulces y amargos que el té poseía fueron suficientes para hacer desaparecer el ceño fruncido del chico.

Tal cual niño siendo consentido por su madre.

-Así que, ayer pasaste un día tranquilo después de todo-.

ImprudentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora