Capitulo 9

30 3 7
                                    

"Asgore, sé que este es tu número, me lo ha confirmado tu madre. Por favor, contéstame, has cambiado tu mail también, ¿es que ahora me odias?"

"No me voy a rendir, no me importa que hayas tirado mis cosas al garaje de tus padres, no me importa que no hayas querido seguirme a América porque ahora entiendo que no debes hacerlo; respeto que hagas lo que quieras, pero por favor no me olvides".

"Puede que ya no estés acá, pero tu imagen, tu esencia permanece en mi vida y en todos los lugares que estuviste, como el recuerdo brillante de una estrella".

"¿Sabes lo mucho que me costó escribir el mensaje anterior?"

"¡Ok!, ¡lo capté!, con poesía tampoco resulta. Solo llámame ¿sí?"

"¿Qué es chico Gerson para ti? Los he visto juntos, no quiero ser un sicópata pero estoy preocupado y me vine a Atenas a ver qué pasa contigo."

"Cariño, no has salido de casa en días, estoy preocupado. Voy a buscar a tu amigo para hablar con él si no me respondes.

"¿¡Asgore qué has hecho!? ¿Qué es eso de que has borrado tu memoria? Quién diablos es Eligos Daimonas?"

El azabache estaba saliendo del mismo supermercado que estaba cerca del trabajo de Asgore cuando volvió a verle. El mismo tipo extraño que había visto cerca de su casa, cerca de la lavandería. Era un hombre albino y alto con una sudadera de capucha que, al saberse descubierto, intentó huir doblando por la vereda.

Gerson dejó las bolsas en la entrada del local y salió persiguiéndole. Tomó un atajo por un callejón y le interceptó de frente. El muchacho trastabilló y fue agarrado bruscamente y luego llevado al mismo callejón oscuro de donde había salido su perseguidor. Gerson no era normalmente un tipo agresivo, pero si un desconocido andaba siguiendo a su amigo precisamente cuando el andaba más inestable entonces algo había que hacer. El hombre parecía desconcertado, pero mayor fue el desconcierto de azabache cuando lo oyó decir.

-¿Tú eres Gerson?, Yo soy Gaster Wingdings.

Y con eso, se disiparon las ganas de partirle el rostro, mutando en curiosidad. Gerson relajó su gesto y su agarre invitándolo a una cafetería, donde el albino pidió un expreso cargado y aromático. Gerson pudo comprender entonces el rechazo patológico de su amigo a ese olor, así como otras cosas. Gaster le dijo que era ingeniero Aeroespacial y estaba usando una camiseta con un estampado del "Enterprise". Gerson se podía hacer una idea general de lo que sucedía pero necesitó preguntar.

-¿Qué relación tuviste con Asgore?

Y entonces escuchó la versión resumida de cuándo y cómo se conocieron, de que vivieron casi dos años juntos, de que Gaster creyó que sería para siempre, de que creyó que él le seguiría donde él fuese – gran error, pensó Gerson, y eso que él la conocía menos – le contó de su viaje, de que aún estaba haciendo la tesis pero había venido a buscarlo o a intentar arreglar las cosas porque ya no lo soportaba más.

-Pero si está contigo ahora, y si está mejor así yo lo entenderé.

Gerson le observó con un gesto divertido.

-Oh, no gracias- El albino parecía no entender nada – o sea, lo adoro, es de los chicos más divertidos del mundo, con lo que cuesta encontrar chicos que gusten de la buena literatura... pero es un lunático ¿viste?, además tengo novio.

-¿Tienes novio? ¿De verdad?

-Sí, bueno, igual paso más tiempo con Asgore y Alphys porque StarLord no sabe nada de nuestros pasatiempos, no juega magic cards, ni Calabozos y Dragones, aunque a pesar de ello, tiene un encanto que le hace sumamente encantador- responde con aires soñadores al recordar a aquel peliplata por mucho más alto que el, que le había robado el corazón-

Gaster se pasó las manos por el rostro mostrando un alivio total. Quizá después iría a buscar a su hermano mayor para que le contase por qué no le había contado que tenía una pareja en Atenas.

-Así que se podría decir que Asgore... ¿es solo tu amigo?

-De mis mejores amigos para ser exacto.

-Entonces no lo he perdido...

-Yo no diría eso... verás, tu recuerdo al parecer no lo dejaba salir adelante, no sé exactamente cómo, cuando yo la conocí el ya no sabía quién eras.

-¿Qué?... – de pronto la conversación tomó un rumbo inesperado - no te entiendo, qué sucede con Asgore.

El azabache pidió una segunda ronda de café mientras se daba en ánimo de contar todo lo que sabía. Gaster parecía no dar crédito al relato, después de todo parecía increíble si se consideraba que era un tipo que abiertamente reconocía su afición a la fantasía, intentando venderle un relato poco común a un fanático de la ciencia ficción. Pero entonces para comprobarle y por ayudar a su amigo propuso.

-Debes venir conmigo.

Cuando Asgore abrió la puerta, se veía tan indefenso que Gerson se sintió culpable y quiso salir corriendo arrastrando aunque sea a golpes al albino; pero no podía dejarse vencer por esa piedad. Asgore merecía saber la verdad, merecía darles sentido a todos esos vacíos y terminar con esa locura de una vez por todas. El azabache le explicó a su amigo que había venido con alguien que necesitaba hablar con él y que podría responderle todas sus preguntas. El joven ejecutivo no comprendió nada hasta que su amigo entró liberando la vista a quien estaba de pie tras de él. Él tuvo unos segundos en blanco hasta que un rayo de temor, algo semejando al reconocimiento le golpeó y se escondió instintivamente detrás de Gerson que le dijo que no, que no podía huir, que esto le haría bien y lo dejó solo en la sala mientras se iba a encerrar a la cocina.

Y Gaster lo vio todo: su expresión aterrorizada, su cuerpo temblando. El hombre se llevó las manos a la cabeza y comenzó a murmurar incoherencias a sí mismo. Gaster se acercó sigilosamente, intentando no asustarlo y cuando llegó a él, cuando logró captar su mirada perdida, entonces sobrecogido preguntó.

-Por Dios... ¿Qué te han hecho?    

Agujero NegroWhere stories live. Discover now