Empezamos a subir las escaleras de manera lenta y calmada, pues no sabíamos que habría en la siguiente planta. Solo se oían nuestros tímidos pasos sobre el suelo de mármol blanco mientras que no podía dejar de pensar en que haríamos después de esto.
Aunque tuviera prisa por salir de ese sitio no pude evitar pararme cuando me vi reflejada en el cristal que cubría el martillo de emergencias. Mi rostro se veía triste, mis ojos marrones lucían apagados, mis labios se mantenían curvados levemente hacia abajo y mi nariz, por la que surcaba un pequeño rastro de pecas, estaba rosada del llanto. Siempre había sido una chica alegre, siempre había logrado ver el lado positivo, pero ahora me veía incapaz de tal cosa y me sentía como si no fuese yo misma.
—Catherine —Glenn susurró mi nombre de forma dulce mientras daba un pequeño zarandeo a mi hombro.
— Dime Catt, suena menos formal —dije eso por cambiar de tema, no quería siquiera mencionar el indudable hecho de que estaba hecha una mierda, eso me hundiría más aún.
— Él se limitó a asentir repetidas veces tras darse cuenta de que necesitaba dejar ese tema apartado— vale, sigamos
Andamos hasta llegar a nuestro piso, no había absolutamente nadie, todos se habían ido tratando de huir de los muertos y ahora este lugar parecía más muerto que ellos.
—vale —dijo Glenn tras cerrar la puerta— voy a coger agua y alguna que otra cosa útil, tu tómate tu tiempo y trata de centrarte en conseguir algo que nos pueda servir de ayuda—me mantuve en silencio— se que es difícil, lo es para ambos, pero apuesto a que no quieres morir ¿verdad?
—No, no quiero —dije de manera decidida para luego mirarle con el ceño fruncido— vamos a conseguirlo, saldremos vivos de esta.
—El asiático me ofreció una leve sonrisa— ¿estamos juntos en esto?
—Lo estamos —afirmé con una leve sonrisa forzada— somos un equipo y no nos separaremos.
—Nos cuidaremos entre nosotros— añadió él.
—Ninguno se quedará atrás— seguí yo.
—Y no nos vamos a rendir jamás —dijo el asiático decidido.
—No lo haremos —afirmé.
Y tras acabar nuestra pequeña lista de leyes no escritas nos sonreímos y sin decir nada más nos abrazamos con cariño, más del que pensaba que le cogería a una persona en menos de un día.
—Lo necesitaba —admití tras separarnos.
—JA.. —el joven rió de forma amarga— yo también.
Le di un toque amistoso en el hombro y comencé a buscar cosas en mi habitación. Usé una mochila que traía en la maleta, es la que solía usar para salir los días de campo o de playa, cuando iba con mi familia y amigos. Guardé un par de pantalones cortos, una camiseta de manga corta y un conjunto de invierno para el frío, una sudadera roja y unas mallas negras. Ocupó menos espacio del que pensaba, así que comencé a buscar más cosas que podría llevar.
En una caja de cartón había traído pertenencias no tan importantes, como una linterna y un viejo mp3 con algunas canciones y, con suerte, batería, además, rebuscando encontré algo que creía perdido, seguramente mi madre lo guardó con la intención de darme una sorpresa, era el viejo tirachinas de mi abuelo. Por último decidí coger la manta que mi hermano me regaló por Navidad, una horrible manta blanca con un horrible estampado de renos, pero no podía esperar más de ese chico.
Justo cuando iba a salir para ver a Glenn recordé que ser mujer me pondría las cosas difíciles, así que guardé ropa interior y compresas también.
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Entre ceja y ceja (Glenn Rhee Y Tu)
Fanfiction"Cuando me convierta recuerda, entre ceja y ceja"