Capítulo 18: Notas

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Finn

Respiré con dificultad, palmeo a mi alrededor y compruebo que estoy en una cama al sentir las frías sábanas. Abro los ojos y los restriego; hay un papel en la mesa. «Es una nota» pienso. Me estiro sin pararme del todo del colchón sorprendiéndome de que solo diga un lo siento en letras torcidas. Me acuesto tratando de analizar la caligrafía y cuando pasa debajo de la luz de la mañana miro que atrás dice algo más, lo cual me inquieta: No debí dejarte así, pero tenía que regresar. Además he perdido mi teléfono.

"Idiota" mascullo, el chico o chica que me haya escrito esta tontería estaba realmente borracho, es decir, yo también pero eso no significa que me gustará. Es una tradición eso si, en cuanto no deje embarazada a una chica, no mate a alguien o no cometa un delito estará bien.

Escuché a mi vecino poner una canción y posteriormente oí como la ducha se abría. En una parte de la melodía casi estallo a carcajadas ya que mientras cantaba se filtro en su garganta un grito de mujer.

"Finn, es Sarah"  se distinguio a través de la puerta, era la dueña del apartamento y me puse de pie para abrirle.

"Buenos días" exclamó sonriente la señora y yo le respondí como era adecuado. Más tarde aproveché para preguntar por el inquilino que recién llegaba.

"Oh si, su nombre es Dian, me pidió que le diera posada sólo por la noche y unos cuantos días ya que llego de un viaje muy tarde y no sabía para dónde ir" un nudo de intriga de apoderó de mi garganta, ¿y si era Jack? No creo además ha dicho que de llama Dian -nombre que nunca en mi vida había escuchado-.

"¿De donde viene?" pregunté.

Ella subió los hombros y cruzó la puerta. Al fin de cuentas se fue feliz al ver que le pagué la renta. Apenas sonó el portazo le levanté los dedos del medio de cada mano e hice algo parecido a un helicóptero, la odiaba y no sabía el porqué.

"Hija de p..." empecé a decir pero una señal me interrumpió. La puerta de al lado se cerró y escuché unos pasos hacia mi, luego otro papel del mismo material se asomo por debajo de la puerta.

Espero que a la próxima vez pagues lo que se debe.

Abrí la puerta en busca del personaje extraño y lo único que encontré fue un pasillo vacío.
...

"Malcolm, te juro que es él" le repito a mi amigo que me mira expectante y sin ninguna pizca de querer creerme. Supongo que ya lo he cansado después de unas semanas insistiendo que cada chico de cabello rizado color marrón era Jack, obviamente siempre estuve equivocado.

"¿Sabes? Creo que es mejor que vayamos a comer" me responde, ya es normal que me corte alguna conversación y me diga que tiene hambre. Malcolm ha sido mi mejor amigo desde que tengo memoria pero a veces me saca de casillas, cómo hoy; tengo una teoría sobre el paradero de Jack y él sólo piensa en comida.

"¿Al restaurante de siempre?" le pregunto.

Malcolm me extiende la mano y toma la mía obligándome a salir, a duras penas cojo la llave y la meto al bolsillo. El restaurante que estaba pensando no era al que nos dirigimos.

"Es nuevo" aclara antes de abrir las puestas de vidrio templado.

"No me gusta. Vámonos de aquí" doy media vuelta pero él me toma del borde de la camisa.

"Te gustará lo prometo" me indica. Y entramos.

Jack

Desde que llegué, es decir un mes, no he tenido mucha suerte: dejé el móvil en casa del idiota -pero que le tengo cariño- de mi mejor amigo; no tengo ni la menor idea de la casa donde me quedaría; la señora que me arrendó el cuarto dijo mal mi nombre y por último... No había recibido ninguna noticia de Finn, lo cuál me decepciona.

"¿Listo?" pregunta mi jefe. Hoy lo único que me había pasado de bueno fue que conseguí empleo.

"Casi" respondo inseguro al ver la cantidad de gente esperando mi última actuación. Eran las nueve de la noche.

"Sé que es tu primera vez trabajando en un restaurante pero recuerda: espalda recta, sonríe y haz lo tuyo ¿Fácil, no?" emboza una sonrisa torcida, un poco tétrica.

"Bueno, parece que si lo e... " trato de decir pero me interrumpe diciendo que hay clientes y me lanza a la multitud. Los nervios se apoderan de mi, pero se que no es tan difícil ¿que malo puede pasar? Sólo tengo que tocar la canción que me pida la partitura y ya.

A paso lentos me dirijo al piano de cola que estaba en una plataforma. Me siento asustado, mis manos sudan; acomodo el elegante esmoquin jalándolo para abajo. «Espalda recta, sonríe y haz lo tuyo» recuerdo aquellas palabras de mi mentor.

"Vamos"  me animo. Estiro los brazos y los dedos chocan con las teclas haciendo un zumbido e inicio a tocar las notas... «Esa melodía» pienso.

Entre los comensales nadie levanta la cabeza, solo escuchan la canción esperando a que me equivoque y poder juzgarme. A mitad de canción, por el rabillo del ojo pude ver una cabeza confundida buscando la fuente de la música.

¿Que malo puede pasar? Me repito y la respuesta me deja helado, pues reconozco la cabellera y distingo que estaba tarareando. Era él.

"Estoy demasiado profundo
No puedo tocar el fondo con mis pies,
No sé que me has hecho, no puedo respirar
Pero sigo viviendo" me uno a su voz.

Era él, su mismo cabello, su misma voz, su misma mirada.

"¿Jack, eres tú?" preguntó sin dar crédito a sus ojos. Me gustaba ver el brillo en sus ojos, corrección: me encanta.

"¿Finn?" no pude decir más y detuve la música en un golpe desafinado. Corrí a sus brazos y este me recibió apretando mi cuello.

Sentí su respiración entrecortada en mi cuello, su respiración acelerada y su mejilla fria junto a la mía. Su acompañante nos interrumpió.

"Prometí que te gustaría Finnlard" exclamó con aire de autosuficiencia.

Finn me tomó de la cara y logré ver sus ojos húmedos.

"Me estoy ahogando pero por favor no me salves" dije antes de rozar mis labios con los de el chico por el que había estado esperando. El chico por el que esperé un mes.

El chico que amaba.

...
Esto iba a durar más tiempo pero no aguanté y salté un mes de sufrimiento.

 Room Service; Fack [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora