DIEZ

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Mis piernas lograron llevarme hasta el parque cerca de la casa de mi tía, ese parque en el que pasé la mayor parte de mi niñez junto a mis primos y justo en ese preciso momento, el momento en el que me enteré que mi primo moría lentamente a causa de un tumor, sentía que esa felicidad vivida de niña se desvanecía...

Mientras pensaba en aquello, yo continuaba balanceándome sobre el columpio con débiles cadenas y cuando miro hacia el cielo, me doy cuenta que ya ha caído la noche. Al parecer ya habían pasado horas desde que hui del hospital. Pero no me importó. Yo solo seguía mirando la luna y las estrellas sobre el cielo oscuro.

De repente, sentí querer llorar de nuevo y sentí que el agua comenzó a caer sobre mi cara y en un acto involuntario, me tapo el rostro con ambas manos teniendo la esperanza de parar las lágrimas que ahora caían sin cesar. Pero creo que era algo imposible de lograr, al menos hasta ese momento.

Yo tenía mis manos cubriéndome mi desastre de rostro cuando siento que alguien toca mi hombro pero... yo me asusté y golpeé a esa persona en el estómago creyendo que era un ladrón o algo peor...

Pero no...

— Agh...

Comienzo a reconocer esa voz que transmitía el chico en el suelo a causa del dolor y ya sabía exactamente de quién se trataba.

Taylor.

Casi me desmayo de la impresión al saber que era él pero, por suerte, logré pararme en vez de caer.

— ¿¡Taylor!? — mis lágrimas se detuvieron de la sorpresa — ¿¡Qué rayos haces aquí!?

— Mierda, Evolet... — dijo mientras seguía en el suelo quejándose del golpe. No pego tan fuerte... ¿o si? — Primero ven a ayudarme y ya después te explico, mujer.

— Uy, si. Lo siento.

Me agaché para tomarle del brazo e intenté levantarlo.

— Oye, talvez puedas ayudarme un poco tratando de levantarte tú — le dije quejosa.

— A ver si te puedes levantar cuando alguien te de un buen golpe en el estómago.

— No seas exagerado... — tal vez puede que si le haya dolido. Ir al gimnasio si surte efectos...

Finalmente, logré sentarlo sobre uno de los columpios y seguido de eso, yo me senté en el que estaba a lado.

— Ahora si, Lastimado, — dije en tono burlón — contesta mi pregunta. ¿Qué haces aquí?

— Bueno pues... sé lo que pasó en el hospital con tu familia...

— ¿Cómo sabes eso? ¡¿Acaso me sigues a todos lados para espiarme?!

— Déjame terminar...

— De seguro eres de esos amigos pervertidos, ¿no es así? — dije casi riéndome esperando que no se enojara con mi comentario que solo lo hacia de broma.

— ¡No! Obviamente no. Parece que ni me conoces y disque eres mi mejor amiga — creo que si se enojó...

— Eres un enojón — me rio y le pico la panza olvidándome completamente del golpe que le he dado y comienza a quejarse de nuevo. — Ay... lo siento — sonreí en seguida para que ya no me hiciera nada... y para que ya no se enojara.

Entonces, casi harto de mi, Taylor toma aire y suspira.

— Como decía antes de que me interrumpieras y me llamaras pervertido, — me lanza esa mirada que me da un poco de miedo — Liz me llamó y me contó todo y entonces

— Pero ¿Cómo es que la?

— ¿Conozco? Nunca la he visto en mi vida, pero al parecer ella sabía de mí porque tú le has platicado e investigó mi número para poder llamarme.

— Oh — me limité a decir eso solamente. Liz nunca debió decirle a Taylor que hablaba de él con los demás

— Me dijo que te saliste tan de repente del hospital y que nadie sabía dónde estabas — continuó. — Recordé que me habías contado de este parque en nuestras tantas llamadas nocturnas y decidí venir a buscarte.

Me quedé completamente sorprendida de eso...

— Tú... ¿viajaste más de una hora solo para venir a buscarme? ¿Hasta aquí? — y entonces comencé a hacerme más preguntas — ¿Te acordaste de ese detalle que solo mencioné una vez en las pláticas?

— A todas tus preguntas, la respuesta es sí — y sonríe.

Yo solo me sentí feliz de tenerlo en mi vida.

— Evolet, toda tu familia está preocupada. Deberías volver.

— Taylor... pero es que ellos...

— ¿Te mintieron? Sí, tal vez pero ¿Sabes por qué lo hicieron?

— No...

— Entonces, ve a hablar con ellos para resolver las cosas — dijo firme levantándose del columpio poniéndose frente a mí, quien seguía sentada inmóvil.

Comencé a reflexionar y recordé que estaba triste antes de la llegada de Taylor. Mis ojos comenzaron a nublarse de agua de nuevo recordando a Charlie...

Y de un instante a otro, Taylor me agarra de ambos brazos obligándome a levantarme y me pega a su cuerpo dándome un abrazo.

— Lamento lo de tu primo, Evolet — dijo sin dejar de rodearme con sus brazos.

Maldito...

Él más que nadie sabía que yo, Evolet Hall, cuando está triste y apunto de llorar y llega alguien a abrazarla, ella llora desconsoladamente.

Y el lo sabía. Y yo tenía la más mínima esperanza de que lo haya hecho a propósito.

¿Por qué?

Porque cuando estoy llorando a mares abrazándome con alguien, siento que ese momento es especial y yo quería que este momento lo fuera.

Más si es con él...

Comencé a pensar y llegué a una conclusión...

Me gusta...

Me gusta este chico quién me ha envuelto en este cálido abrazo. Este chico que viajó kilómetros solo para saber si me encontraba bien. Este chico con el que me la he pasado horas de mi vida hablando de nosotros. Este chico que toca su guitarra eléctrica con el corazón y que me guiña el ojo cada que me toca la nariz.

Me gusta mi mejor amigo.

— Bueno, — dice mientras me separa delicadamente de él y me secaba las lágrimas con su manga — es hora de que te diga algo muy importante...

¿Será lo que espero que sea?

— Evolet, no te lo había querido decir antes porque no sabía qué ibas a pensar y... como eres mi mejor amiga, decidí que ya no quería ocultártelo más tiempo...

¿Lo va a decir?

— Estoy enamorado y...

¡Es verdad! ¡Yo también le gusto!

— ...tengo una novia con la que he estado saliendo un año.

Oh...

Mierda...

Se Suponía...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora