DIECISIETE

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Cerré la puerta de mi casa a causa del frío. Ese idiota ni siquiera se molestó en cerrar mi puerta al salir. Me dirigí a mi sala y me quedé sentada pensando sobre lo que acababa de pasar.

Mi teléfono, que estaba sobre la mesa, vibraba cada 5 minutos avisándome sobre las llamadas de Taylor y los mensajes que no paraban de llegar, que también eran de él.

— Malditos hombres — digo para mi misma. — Creo que nunca lograré entenderles...

Me acosté sobre el sillón rendida de tanto pensar, cerré los ojos y recordé la imagen de la ira y locura que emanaban los ojos de Lucas.

"Vine porque te extraño" .

— Ahhhh. ¿Qué se supone que significa eso? — pensé en voz alta.

De pronto, recordé algo y fue hasta entonces que comencé a preocuparme...

¡¿Cómo coño le iba a decir lo que acaba de pasar a Mila?!

— No puedo decirle... Le partiría el corazón y probablemente dejará de ser mi amiga. Pero si no le digo, ese malnacido lo único que hará será usarla para cubrir sus acciones hacia mí.

Grrr, replicó mi estómago. Me sobresalté al percatarme que no he comido desde el desayuno con Cameron en la escuela.

— Vaya. De tanta emoción, ya me dio hambre.

Me levanté tan rápido del sillón que me dio un pequeño pinchazo en la cabeza e inconscientemente levanté mi mano hacia mi cara pero rápidamente el dolor se esfumó.

Me dispuse a ir a la cocina para prepararme algo. Tomo 2 huevos del refrigerador y el sartén que mi mamá usó ésta mañana para su desayuno.

Mientras preparaba mi cena, oigo que tocan mi puerta, otra vez. Mi cuerpo se calentó pensando que era Lucas y solo me preparé para enfrentarlo. Apagué la estufa y me dirigí hacia la puerta.

— ¡Vete de aquí, Lucas! — grité mientras que en un gesto veloz abría la puerta pero a la persona que ví en la entrada no era Lucas. — Taylor...

— ¿Puedo pasar, Evolet? — me hice a un lado sin replicar y abracé la puerta ligeramente mientras él entraba a mi casa.

Cerré la puerta y dirigí mi mirada hacia mi nuevo invitado.

— ¿Tomas algo? — lo ofrecí como buena anfitriona aunque eso no se vio mucho cuando Lucas estaba sentado en el mismo lugar que, en ese momento, ya estaba Taylor instalado.

— No, gracias.

Dos chicos visitaron mi casa esa noche y se sentaron en el mismo lugar. Aún así, la visita de Taylor es mucho más agradable y no me molestaba tenerlo en mi casa una segunda vez en el día...

— Veo que tus heridas siguen mejorando — me senté junto a él y a diferencia de Lucas, me senté más cerca. — ¿Cómo te sientes?

— ¿Enserio, Evolet?

Me aparto un poco al escuchar el tono duro que tenía Taylor en su voz. Ya sabía por qué estaba enojado...

— Lo siento, yo...

— ¡Pensé que te había hecho daño! Cuando colgaste, vine corriendo pensando que él seguía aquí y que te había hecho algo. Me preocupé mucho y no pensaste en eso, ¿cierto? No te interesó siquiera pensar en cómo me sentía yo cuando me dejaste hablando solo en la llamada. Soy tu amigo, Evolet y me preocupo por tí tanto que aquí estoy sentado en tu sala asegurándome que estás bien. ¡Mínimo me hubieras avisado que el canalla ya se había ido!

Se Suponía...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora