Tomé el botiquín de su mano y me senté junto a él. Ya sentada, puse la cajita sobre mis piernas y extendí mis manos hacia su cara, pero... me detuve.
Me miró y notó mi rostro. Estaba avergonzada, no quería agarrar su cara y que note lo boba y tontamente enamorada que me trae.
Porque, además, tiene novia...
— No hay problema, Evolet — parece que leyó mi mente.
Suspiré, asentí y tomé su rostro con ambas manos para examinarlo y ver sus heridas. La única herida grave que tenía era la del labio, entonces me dispuse a abrir el botiquín, agarré un pequeño pedazo de algodón y lo mojé con un poco de alcohol. Lo miré y noté que en su expresión se notaba algo de... ¿miedo?
Lo que haría la Evolet común y corriente sería molestarlo, pero no lo hice.
— Sólo arderá un poco — dije con la intención de calmarlo por que... arderá mucho.
Suspiré una vez más. Con una mano tomé su mandíbula suavemente y en la otra tenía el pequeño algodoncito el cual lo acerqué a su boca para finalmente comenzar a limpiar.
— Auch... — dijo de forma casi inaudible y alejándose un poco de mi instintivamente. Lo miré con una mueca para que se acercara de nuevo — Dijiste que no ardería.
— Mmm, no. Te dije que ardería un poco.
Me miró sabiendo que tenía razón.
— Es lo mismo — replicó.
— No, no lo es. Ahora acércate otra vez que aún no acabo.
Suspiró y, a duras penas, volvió hacia mí. Volví a tomarle de la mandíbula y a frotar el algodón contra su labio.
Mientras limpiaba, me quedé viendo sus labios. Eran... muy suaves visualmente y con un color tan deseable que daban ganas de robarle un beso. Pero una voz me interrumpió.
— ¿Evolet...? — ahora miraba a Taylor con más pena que antes — ¿Estás bien?
Y también mi moral me detuvo a pensar en lo que estaba por hacer.
— Oh. Sí, sí. Es sólo que tenías algo que no se quitaba y me quedé pasmada tratando de quitarlo.
— ¿Se quitó?
— Ah... Sí, sí se quitó—y le sonreí tratando de disimular mi rubor.
Pasaron otros 5 minutos para que finalmente terminara de limpiar su desastre de boca.
Fue entonces cuando volteé a ver sus manos y vi que los nudillos de su mano derecha también los tenía lastimados...
"Así que regresaste el golpe..." pensé.
Le tomé las manos, lo miré y desvió mi mirada porque supongo sabía lo que yo estaba pensando. Sin dudarlo más, me dispuse a comenzar el proceso de limpieza (de nuevo).
Y volvió a quejarse pero está vez sin alejarse.
Terminé de limpiar y tomé la venda enrollada del botiquín. Comencé a vendar su mano muy cuidadosamente.
— ¿Te duele mucho? — dije un poco (muy) preocupada mientras seguía vendando.
— No es gran cosa... no te preocupes, Evolet.
Lo miré de reojo y vi su cara de que le dolía mucho. Sonreí a mis adentros.
"Mentiroso" pensé.
Terminé poniendo el broche para sostener la venda.
— Listo. Ya quedó — dije sonriente.
Taylor miró su mano y también sonrió.
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Se Suponía...
RomanceEvolet Hall es una chica común. Taylor Wood es un chico... no tan común. Dos caminos que se cruzan pero no como ellos esperaban...