➳Salvando nuestro futuro.

Secreto Revelado parte II

El silencio llenó la habitación, fue en ese instante cuando se percataron de las gotas estrellándose en la venta, pero poco a poco, las emociones comenzaron a fluir. Los gennin intercambiaron miradas incómodas, y cuando la habitación se iluminó por un rayo, el papel en las manos de Boruto crujió junto al ensordecedor ruido del relámpago.

Negó varias veces, pero ahora todo tenía sentido.

— No...

El rostro de su yo adulto le golpeó con fuerza en la memoria, esas miradas hacia su padre significaban algo, y ahora lo sabía.

Él séptimo y su sensei estaban muertos.

Batió las pestañas conteniendo sus sentimientos, tenía que corroborarlo aunque sabía que era cierto. Necesitaba que alguien le dijera que era mentira.

— ¡Boruto!

Escuchó las voces de sus amigos, pero eso no importaba ahora, tenía que encontrar a su yo del futuro.

Media hora antes.

Sarada lavó su rostro una y otra vez, apoyó ambas manos en el lavabo y divisó como las gotas caían una por una, levantó el rostro y se miró en el espejo.

Estaba empañado por el vapor, no se dio cuenta de que permaneció mucho tiempo en la ducha, a pesar de ello, era visible el moretón en su labio inferior, lo tocó y recordó los sucesos anteriores, había pasado tanto en tan sólo unos segundos. Recordó el tipo que la atacó, a Boruto protegiendola, y sobre todo, lo atento que fue con ella.

¿En verdad era Boruto?

Limpió su rostro y prosiguió con colocar sus gafas. Ese Boruto la confundía tanto, ¿Estaba enojado?

Recordó su mirada cuando ambos resultaron heridos. Era la misma mirada que tenía su compañero de equipo, sólo que, con ligeros cambios como el que es un adulto, pero entonces ¿Qué ocurría?

Los ojos de Boruto eran azules y transmitían paz, pero esos ojos que se encontró en la mañana, eran como el hielo.

Sin embargo, no les temía, pero ¿por qué cambiaba de repente?

Cerró la puerta detrás de ella, y de quedó quieta al escuchar voces. Vio a Su yo adulta salir con su hija en brazos, detrás de ella a Boruto con sus hijos. Creyó que nadie se percató de su presencia, pero un par de ojos azulados la atraparon con la mirada.

Era un gemelo, él le sonrió y se despidió con la mano, y por esa acción, Boruto al igual que su yo adulta la miraron.

La novena le sonrió.

— No estoy en contra de que uses agua caliente, pero recuerda que aún estas algo débil, no quiero que te desmayes o algo parecido, debes ser más cuidadosa. Desde aquí puedo ver todo el baño empañado.

Ella se sonrojó débilmente y asintió. No pasó desapercibido para ella los movimientos de los gemelos, estaban peleando un ¿marcador?

— Lo siento — rió nerviosa. — Lo limpiaré...

— Necesito el baño — dijo el mismo gemelo y corrió hacia allí y cerró la puerta.

— Yo voy por un jugo. — dijo el otro perdiéndose en la cocina.

La novena miró su muñeca y maldijo a lo bajo. — Lo siento, tengo que irme ahora ¿podrías llevarlos? Te veré luego ahí.