La Chica Nueva 9

662 59 28
                                    

Narra Peter:

Me acosté en mi cama re enojado. Me parecía mentira que mi mamá pudiera haber dicho que Brenda no era la "mejor opción de novia para un futuro". Sinceramente, ¡mi mamá no era la indicada para decirme con quién debía salir!

Estaba dispuesto a irme a dormir para olvidar todo lo que había ocurrido durante la cena, cuando mi celular empezó a sonar. Me di la media vuelta en la cama y agarré mi teléfono. Vi que Brenda me estaba llamando. Aunque mi madre dijera que no era la adecuada, para mí si lo era.

Así que atendí al llamado:

— ¿Si mi amor? ¿Todo bien?

— ¡¿Tenés la poca cara de preguntarme si todo va bien, Juan Pedro Lanzani Vargas?! ¡Sos un cara dura! ¡Una mierda!

— Eu — no entendía esa reacción tan violenta de Brenda —. ¿Por qué te estás poniendo así? ¿Qué te pasa, mi amor?

— ¡Es increíble! ¿Todavía me preguntas que qué me pasa?

— Pues claro que te lo pregunto Brenda, no entiendo tu reacción. ¿Se puede saber lo que te pasa, por favor?

— Claro, ahora me preguntas. Cuando seguramente ya te hayas acostado con esa tarada europea.

Fruncí el ceño:

— ¿Lali? ¿De qué hablas, Brenda? ¿Yo con Lali? Estás de broma... A Lali te juro que no la tocaría ni con un palo.

— Entonces explicame porque muchos de tus amiguitos me han llamado durante toda esta tarde, diciéndome que no has ido a jugar al rugby, ni les has llamado... ¡Porque tu mamá les ha dicho a todos, a Pablo, a Agus, que estabas con esa tarada estudiando y que no ibas a salir!

¡Maldita sea! ¡Todo esto lo había ideado mi vieja!

— Brenda, tranquilizate. Es que mi mamá, me ha dicho que tengo que ayudar a Lali en los estudios, pero nada más... Solo la estoy ayudando con las clases porque mi mamá me lo pidió. No tengo otra alternativa al respecto. O la ayudo, o me mandan pupilo a un colegio, y ya sabés, mi mamá cumple siempre con su palabra... Y yo no me quiero separar de vos. mi amor, de verdad. Creeme.

Brenda suspiró:

— ¿Sabés una cosa? No te creo, ¡no te creo nada! Si eso fuera verdad me lo hubieras dicho antes de que esa estúpida hubiera pisado tu casa. ¡Me das asco!

— Brenda, pará. Te estoy explicando las cosas tal cuál son, ¿por qué no me crees?

Brenda no me respondió esta vez. Directamente, cortó la llamada sin darme ninguna explicación más.

Tiré mi celular fuertemente en la cama y me pasé la mano por la cara. Necesitaba pegar a alguien, necesitaba desahogarme. También necesitaba hablar con mi vieja para que me explicara porque les había dicho eso a todos mis amigos... Todo lo que me estaba pasando por la cabeza en este mismo momento necesitaba una explicación... Un desahogo.

Un enojo que ahora mismo, nadie podía quitarme de la cabeza.

Narra Lali:

— ¿Qué tal las clases con Peter? — me preguntó mi tía mientras la ayudaba a fregar los platos que habíamos usado durante la cena.

— Bien.

— ¿Solo bien?

— Sí, solo bien. Mirá tía, Peter me cae para el orto, y contigo voy a ser sincera. Ya que con su vieja no puedo serlo — dije con una sonrisa satisfecha —. Él ya sabe todo lo que yo pienso de él, así que no hay ningún problema.

— Ajá... Me alegro de que seas sincera conmigo. Necesitamos confianza, Lali.

— Lo sé, tía. Pero como comprenderás, acabo de venir de Europa, y de un lugar a otro, mi vida ha cambiado 180º grados.

Mi tía Cris asintió y me hizo un mimo en la cara dejando en mi mejilla un pequeño rastro de espuma:

— Lo sé, cielo. Pero hay que ir adaptándose a las cosas nuevas. Sabés que yo voy a cuidar de vos y de tu hermano por el resto de mi vida, y siento mucho haberlos dejado solos todo este tiempo. Pero...

— No sigas tía, no tengo ganas de recordarlo, de verdad.

— De acuerdo.

Yo no tenía ni idea de lo que había ocurrido hace tantos años para que ni yo ni mi hermano pudiéramos haber regresado antes a Buenos Aires. Europa, todos los países de Europa mejor dicho, habían sido nuestro único hogar, nuestro escondite.

Nunca había tenido ni idea de quién quería atraparnos, si de verdad alguien quería habernos matado. No conocía la profesión de mis padres, ni los males que pudieran haber hecho para que tuviéramos que estar escondidos durante tantos años.

Sabía que aún no estaba preparada para saberlo, tampoco conocía quién podía conocer de toda aquella historia. Pero tal vez, y solo tal vez, algún día podía enterarme de todo. De una forma u otra.

Terminamos de fregar todo, y subí a mi cuarto. me puse el pijama, pasé al baño y después me fui a dormir. Pero antes de pudiera quedarme dormida, mi celular comenzó a sonar. Era un número de teléfono que yo no conocía, pero atendí igualmente:

— ¿Lali?

— Sí, soy yo. ¿Quién sos? — dije en voz baja.

— Peter, tu compañero.

— Sí, ya sé quién sos. ¿Qué querés?

— Desahogarme.

— ¿Por?

— Porque de verdad, lo necesito. Y no sabía a quién llamar...

— ¿Y justo me llamás a mí? ¿Qué me odias y me tenés manía? En serio, no te entiendo, Lanzani.

— Sh... — parecía estar calmándome —. No quiero pelearme con vos ahora mismo. Es un cúmulo de cosas, y necesito hablarlas con alguien.

— ¿Y por qué yo?

— No sé... Vos has sido la elegida.

— Uy, ¡qué afortunada! — exclamé sarcástica.

— Bueno, pará que te cuente. Mis amigos vinieron a buscarme para ir a jugar al rugby. Casi todas las tardes vamos a jugar al rugby a casa de Agus, pero mi vieja les dijo que estábamos estudiando juntos, y mis amigos directamente debieron pensar que nosotros... Estábamos juntos.

¡Ay no, lo que me faltaba! Que la gente piense que yo esté saliendo con Peter Lanzani.

— Y justo, se lo dijeron a Brenda, y ella ahora me ha dejado. Quiero hablar con mis amigos, pero ahora mismo estoy tan enojado que solo tengo ganas de matarlos.

— Sí, los tenés que matar. ¡Yo te ayudo, me han metido a mí en una relación...! ¡Yo nunca estaría con vos después de todo lo que me has hecho!

— Pará, yo no soy tan malo. La que tiene la culpa de todo esto es mi vieja. Bueno, mis amigos también... Pero creo que mi vieja quiere que Brenda y yo, lo dejemos.

— Es que Brenda parece medio huequita.

— No la insultes, bueno, la cosa es que... Si puedo ir a tu casa ahora, necesito desahogarme.

¡No!

— ¡¿A mi casa?! ¡Ni en pedo! No sabés lo que puede pensar mi tía. Me puede matar. ¡No!

— Por favor, lo necesito. De verdad, te cambio el favor, si me dejás ir a desahogarme, no vuelvo a meterme con vos.

Mmm... Igual ese si era buen negocio.

— Juralo.

— Lo juro. De verdad — me respondió, con voz que sonaba realmente sincera.

— Vení entonces, te espero en el porche.

La Chica NuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora