La Chica Nueva 12

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Narra Lali:

Preferí cambiar de tema para que la conversación se mantuviera tranquila. Me daba miedo preguntarle a Peter quién era la chica que le gustaba. Si yo era esa chica, me iba a morir de la vergüenza. Me iba a a dar un infarto en el acto... Bueno, tal vez era un poco dramática, pero no quería que Peter se me declarase. Si lo hacía, todo iba a cambiar, mi relación con las chicas, con Brenda, con todos los alumnos del colegio, con Claudia, con mi hermano e incluso con mi tía.

Así que en ese momento, decidí preguntarle cómo se lo había tomado Brenda, aunque ya conocía su respuesta. Seguramente se lo había tomado mal. Pero bueno, al menos me aseguraba de que no iba a responderme contándome lo de la nueva chica que le gustaba.

— ¿Cómo se ha tomado Brenda que hayas cortado con ella? — le pregunté al fin.

— Mal, muy mal — Peter suspiró —. Es una mala actriz, una dramática. Se ha puesto a llorar, a gritar y a patalear. Ha sido horroroso, parecía un bebé de dos años. Y por si fuera poco, me ha llamado su vieja para insultarme. Me ha llamado mala persona, falso y manipulador. Y todo eso es mentira — Peter se pasó la mano por la cara —. Es algo tan simple como cortar con una persona de la que no estoy enamorado. Por eso, te he hecho caso, y ahora me siento mucho mejor conmigo mismo — Peter sonrió y me abrazó —. De verdad, gracias.

— De nada — respondí un poco incómoda, debido al abrazo.

— Bueno... De todas formas — Peter tragó saliva —, me gustaría comentarte lo de esa chica que me gusta de verdad.

— Emm — miré al reloj —, me tengo que ir Peter, se me va a hacer tarde.

Me levanté de la silla, pero Peter me frenó tomándome de la mano:

— Pará.

— De verdad Peter — lo miré tierna —, me tengo que ir.

— Espera, te quiero contar.

— Mañana me contás... — dije, intentando esquivar la conversación.

— No, no puedo esperar a mañana.

— Sí, sí podés esperar a mañana — le dije —. Y vas a tener que esperar porque yo ahora me tengo que ir.

Y salí por la puerta de la cocina. Pero él me siguió, estaba muy decidido a no esperar a mañana.

— Lali, por favor, escuchame.

— Mañana te escucho — le insistí, después abrí la puerta de la casa de los Lanzani con intención de irme de allí lo más rápido posible.

— No — él cerró la puerta —. Me vas a escuchar ahora.

Revoleé los ojos y di un suspiro.

— Vos sos la chica que me gusta, y no puedo esperar a decírtelo — me dijo sincero —. Me encantas, cada vez que te veo, me enamoro aún más de vos. Sos hermosa, buena, dulce... Quiero estar con vos. Nunca he tenido tantas ganas de estar con una chica, hasta que vos apareciste y me cambiaste la vida.

Tragué saliva, tan solo lo miré, no quería responder.

— ¿Te gusto?

— Lo siento Peter, pero me tengo que ir.

— Respondeme, por favor — me rogó con ojos llorosos.

— No, luego hablamos, ahora me tengo que ir — entonces abrí la puerta y salí rápidamente.

Tal vez lo había lastimado. Pero habíamos tenido muchos problemas en Europa y no quería más líos en Buenos Aires. La reacción de Brenda y del resto de chicos del colegio me aterrorizaba. Yo no estaba a la altura de Peter... incluso podía imaginarme que todo era un juego de Brenda y de él para hacerme sufrir. Estaba muy insegura. Así que lo mejor era dejarlo estar y no volver a tratar el tema con él.

Subí a mi cuarto y me cambié de ropa. Después bajé a cenar. Mi hermano había puesto la mesa y mi tía estaba cocinando fideos y milanesas para la cena:

— Hola Lali, ¿qué tal tu día?

— Bien tía — la respondí.

— Me alegro mucho.

— Sos la encargada de recoger la mesa y fregar, porque a mi me tocó ponerla solo — gruñó mi hermano.

— ¡Eu! Fregamos los dos.

— No, eso te pasa por no ayudarme — me retó él.

— Friegan los dos y Lali recoge la mesa — anunció mi tía.

— Está bien — dijo mi hermano —. ¿Qué tal ese estúpido de L anzani? ¿Cómo se portó hoy con vos?

— Bien...

— Bueno, si no se porta bien con vos o te hace algo lo reviento piñas — dijo mi hermano. Por cierto, ¿a qué no sabes lo que pasó hoy? Lanzani cortó con la novia, con Brenda Asnicar. No sabés como se puso la mina, a chillar y a patalear como una nenita — mi hermano se rió —. Peter la dijo que nunca había gustado de ella, y que además desde hacía unos cuantos días se había empezado a enamorar de otra chica.

Tragué saliva.

— Brenda empezó a decir que esa chica sos vos — mi hermano me miró fijamente —. Pero no es así, ¿verdad?

Negué con la cabeza:

— Nunca tendría nada con Peter Lanzani te lo aseguro.

— Mejor, llega a ser mi cuñado y me muero.

— Bueno chicos — nos dijo mi tía —, basta de hablar mal de Peter. Tampoco es tan mal chico, pasa que necesita un poco de tiempo, es solo eso.

— Es estúpido — dijo mi hermano.

Y fue entonces, cuando mi celular, el cuál estaba encima de la mesa, empezó a sonar. No atendí. Se cortó la llamada, pero a los dos minutos volvió a sonar otra vez:

— ¿No vas a contestar? — me preguntó mi hermano.

— No.

— Quién sea está insistiendo — me dijo mi tía.

Y fue en ese momento cuando mi hermano recibió un mensaje. Pato miró su celular y después me miró a mí:

— Es un mensaje de Peter, me dice que atiendas la llamada, que necesita decirte algo importante.

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