La Chica Nueva 16

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Narra Lali:

La tarde transcurrió con tranquilidad. Peter y yo estuvimos estudiando todas las materias y hablamos sobre nosotros dos. Hasta que alguien tocó en la puerta de la habitación de Peter:

– Pase – dijo él. Yo me separé de su lado y me senté al borde de la cama. Él se levantó.

Claudia entró con el celular en la mano y la cara triste:

– Es la mamá de Brenda, quiere hablar con vos – Claudia tragó saliva.

Peter y yo nos miramos, por la cara de su mamá, sabíamos que las cosas no iban bien.

Peter suspiró y agarró el celular;

– ¿Sí? – hubo silencio –. Con Brenda ya no hay nada, mejor dicho – Peter tosió –, nunca hubo nada Estaba con ella por fama y conveniencia, nada más. Usted no tiene que venir a decirme con quién me junto y con quién no, señora – Peter suspiró y hubo otro silencio –. ¿Perdón? No no, siempre que he podido hacerlo con ella me he cuidado.

Se me heló la sangre... Peter ya no era virgen. En verdad, no me extrañaba que ya no lo fuera, pero lo estaba comentando con una facilidad espantosa, y estábamos juntos. Me sentía mal al respecto, era una sensación rara, no de celos, sino de atraso, de inferioridad...

– Mire señora – continuó Peter –, le vuelvo a decir que no puede ser porque siempre que lo he hecho con Brenda me he cuidado. Todas y cada una de las veces... ¡Todas! – gritó finalmente.

Me quería ir. Miré a Claudia:

– Tengo que irme a casa, es tarde – expliqué.

– Puedo llamar a tu tía y te quedas a cenar si querés – me respondió Claudia.

Negué con la cabeza:

– No quiero andar molestando. De verdad, me voy, despídase de Peter de mi parte – y rápidamente, agarré mis cosas, las metí en la mochila, bajé por las escaleras y salí de la casa de los Lanzani, con una soledad extrema. Me sentía fatal.

Y sí, como bien había dicho me esperaba todo lo que pudiera venir de Peter, sabía que en el pasado había estado con otra chica, concretamente la más popular del colegio... Pero no me esperaba otras cosas. ¿Cuidarse? ¿Por qué le hablaba de "cuidarse" a la madre de Brenda? ¿Qué estaba pasando?

Y eran todas esas preguntas las que de a poquito me estaban destrozando por dentro.

Llegué a casa y fui directamente a mi habitación para dejar todas mis cosas del colegio y ponerme ropa cómoda. Me tiré en la cama, dejando así el celular en la mesilla.

Pero la tranquilidad se terminó rápidamente, justo cuando alguien llamó a mi puerta:

– Pase – dije desde dentro.

La puerta se abrió, era mi hermano, Patricio:

– La tía te llama.

Suspiré:

– Decile que quiero estar sola ahora – respondí.

– Pero es urgente, de verdad... O eso me ha dicho al menos... – me explicó mi hermano –. Creo que la ha llamado Claudia, dice que estás rara y la tía quiere hablar con vos.

– Pero yo no quiero hablar ahora, Pato – me levanté de la cama e intenté cerrar la puerta, pero mi hermano me lo impidió.

– ¿Qué te pasa?

– Quiero que me dejes en paz – me quejé –. Necesito estar sola.

Mi hermano me empujó con suavidad hacia dentro de mi habitación, entró y cerró la puerta.

– Sentate en la cama, por favor.

Suspiré y le obedecí, me senté en la cama:

– ¿Qué querés? – le pregunté –. No tengo ganas de hablar.

– Esta mañana estabas feliz y radiante, Lali... Pero recién venís de casa de Peter, y es como si todo hubiera cambiado. Sé perfectamente que nuestra vida no ha sido fácil – mi hermano se sentó conmigo en la cama y me agarró las manos –. He vivido esa vida con vos, y yo también me quejo de todo lo que nos han hecho sufrir, pero... ¿Qué podemos hacer ahora, La? El pasado no puede cambiarse, somos nosotros los que tenemos que cambiar. Sé que Peter te va a hacer sufrir, no me gusta nada ese pibe... Y sí, los chicos me han dicho que estás con él, y que ha dejado a Brenda por vos.

Suspiré:

– Seguro que has estado preguntando para saber si estaba con él – volví a quejarme.

Mi hermano negó con la cabeza:

– No le he preguntado nada a nadie, Lali. Simplemente me lo han dicho, nada más. Y ahora te veo así... Después de venir de la casa de ese idiota y me dan ganas de ir a matarlo Lali, ¿entendés? Vuelvo a decirte lo que siempre te he dicho, yo soy el único que puede meterse con vos, pero como alguien se meta con mi hermanita, te juro que lo reviento contra el piso. ¿Qué te ha hecho? – volvió a preguntarme mi hermano.

Seguí haciéndome la dura:

– Nada.

– No estás así por nada – me dijo él.

– La madre de Brenda lo llamó... Habló de él no se qué de que se había cuidado cuando había tenido relaciones con Brenda. Yo lo sabía, pero... No sé, estoy mal desde entonces.

– Ah bue... ¿Te quiere también dejar embarazada? – preguntó mi hermano furioso.

Le pegué en el hombro:

– ¡No! ¿Qué decís?

– No lo sé... Pero dale, bajá a hablar con él, que te cuente lo que estaba hablando con la madre de la hueca, porque cada vez me estoy poniendo más nervioso. ¡Dale, bajá!


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