Capítulo 03

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• El recuerdo del saco viejo •

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Hace tiempo que los profesores Oak y Elm abrieron el orfanato. Es ahí donde se criaron la gran mayoría de mis amigos, incluído Gold. Mi padre siempre me dejaba a cargo de ellos, había mucha confianza entre él y Elm. 

Así que, prácticamente me crié en ese lugar. Ahí estudié, hice amistades, me enamoré, viví muchas aventuras.

Era una casa muy grande, aún más si se tenía en cuenta que solo aceptaban 20 niños por generación, una vez que la gran mayoría fuera adoptado volvían a abrir las posibilidades de acogida. 

Es difícil tener un tipo de crianza diferente a la gran mayoría de niños. Oak sabía de eso más que bien, es por ello que cada uno de los chicos recibía atención y cuidados personalizados. Se les enseñaba desde los modales y el respeto, hasta la fórmula química del Sulfato de cobre. 

Era además el hogar temporal, hasta que llegaran las familias definitivas se supone.

Red fue adoptado por una mujer muy amorosa que vivía en pueblo paleta.

Green era nieto de Oak, el orfanato era su hogar.

Blue se reencontró con sus padres, había sido raptada de pequeña antes de lograr escapar con Silver y llegar al orfanato.

Yellow fue adoptada por un pescador, viajaban mucho por eso.

A Silver lo adoptaron los padres de Blue, hace unos años se enteró de la identidad de su padre. Pero debido a los antecedentes penales del mismo nunca quiso buscarlo.

Crys fue adoptada por una mujer un tanto extraña, animada y un poco infantil.

A Sapphire la adoptó uno de los ayudantes del orfanato, se encariñó mucho con ella.

Emerald también fue adoptado. Un científico ciertamente peculiar se volvió su familia, aunque él siempre dice que eso fue para no tener que pagar un ayudante.

Sin embargo, Gold nunca fue adoptado.





Es un bello domingo por la tarde donde ya acabé todos los labores del hogar. Suspiro cansado y veo mi obra maestra, a veces me olvido que vivir solo puede ser agotador; cocinar y hacer las compras de la semana, la limpieza interdiaria y el cálculo de los gastos mensuales para no sobrepasar mi sueldo. Es cansado incluso si el departamente es pequeño. Y hay días donde es un infierno; llegar agotado del trabajo para igual tener que autosostenerse no es en definitiva la mejor de las situaciones, pero por suerte hoy no es uno de esos días.

Y esta vez me ayuda a olvidarme un rato de todo el solo concentrarme en ordenar mi departamento.

Lástima que ya acabó la fiesta. Me recuesto derrotado en el sofá y prendo la televisión. La verdad ni le presto atención, solo cierro los ojos e intento que el sueño me invada.

A mi pesar, lo que sí me invade es el recuerdo de la mirada llena de dolor y rencor que me dirigió Gold hace ya un mes. No es que seamos los mejores amigos y hablemos todo el tiempo tampoco, pero pasamos mucho tiempo en el orfanato y luego debido a la cercanía de nuestros departamentos terminábamos pasando rato juntos unas cuantas veces al mes, normalmente porque él me buscaba, eso sí. Y ahora... No puedo creer que lo esté extrañando a ese idiota. 

Pero él debe seguir molesto, y yo no quiero volver a provocarlo.

Ya cuando se le pase el enojo volverá todo a la normalidad, ¿Verdad? No es mi culpa haberle dicho las cosas cómo son de todas formas. Aunque, tal vez fui algo brusco ahora que lo vuelvo a recordar; después de todo, yo era el último soporte que tenía respecto a la búsqueda de sus padres.

Tal vez en parte fue mi culpa que llegáramos a este punto...

No, no podía mantener ese engaño por siempre, y supongo que al ser el único -a parte de Green- que no ha pasado por el sentimiento de ser adoptado o no, es que soy el más blando. Además, él a pesar que ya mostré mi desaprobación sigue buscando a sus padres, así que no soy solo yo quién le da cuerda. Si Gold mismo quiere creerse sus mentiras, que haga lo que quiera.

Debo dejar de preocuparme, ese chico es terco como una mula y despreocupado como un niño en vacaciones. Estará bien, se le pasará. Tiene que. 

Solo debo dejarlo ser.

Pero... Ugh, por más que intento no puedo dejar de darle vueltas al asunto.

— Vamos Ruby, no es para tanto, ya sabes cómo es Gold, no pasa nada— Me digo a mi mismo en un vano consuelo. Llevo mi mano a mi cabeza y gruño irritado.

Incapaz de dejar el tema atrás, decido buscar una mejor distracción. Veo mi teléfono unos segundos. Debería llamar a Sapphire. 

Hey ¿Qué tal? ¿Estás libre? Estaba pensando en que podíamos salir a cenar, no me apetece preparar algo hoy.

Supongo que la comida la guardaré para mañana.

Todo iba bien... Hasta que te vi con esas medias verdes |AU| EyewearshippingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora