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Finalmente, Usagi se había decidido, era a Seiya a quien amaba, así que terminó con Darién, devolviendo ante su sorprendida cara el anillo de compromiso, era su vida después de todo, no tenía que pedirle permiso a nadie, Haruka o Rei, por delante de esas personas.

Ella misma no supo como no se dio cuenta antes, si llevaba mucho tiempo postergando su boda con el príncipe terrestre, con miles de excusas, la mayoría sin sentido: Estoy muy gorda, estoy muy flaca, Minako no está... debemos esperar a que regrese de su gira; Ami-chan se gradúa pronto, después de eso lo hacemos; Mako-chan debe hacer mi pastel de bodas, aún no lo perfecciona; Haruka y Michiru no aparecen, no deben faltar, y así.

Una vez libre, viajo a Kinmuko, sin avisar a nadie, sin ayuda, después de todo ella era la más poderosa Sailor, la que había vencido al Caos, de eso hacía cuatro años, si había pasado mucho tiempo, pero Seiya Kou o Fighter, ambos un solo ser en su corazón, era la persona que robaba sus suspiros en las noches, tenía que verlo y decirle que era "más que suficiente".

Cuando aterrizo, pensó que esa silueta de larga coleta dirigiéndose a ella, era la persona que amaba, no distinguió bien quien era al principio, pues el sol de Kinmuko daba directo en el cuerpo de esa persona, cuando por fin se acercó se dio cuenta que era Maker.

—¡Usagi-chan!

Exclamo afectuosa, mientras le hacia una reverencia, otra Sailor apareció, pero era Healer, Usagi oculto su decepción muy bien, al no ver a Fighter.

—Es un gusto verlas ¿Cómo han estado?

—Excelente, vemos que tú también— dijo Maker— has crecido tanto como Healer.

Recibió un codazo de su compañera.

—Pero mírate, eres toda una mujer, se quedó atrás esa niña simplona— comento Healer.

Mirando por encima del hombro de Healer, la rubia espero a que Fighter o Seiya aparecieran, un silencio incomodo de unos minutos pasaron.

—Fighter no se encuentra por aquí— soltó Maker, como si leyera su mente— así que hemos estado muy ocupadas.

—¿Kakkyu-sama le dio vacaciones?— pregunto Usagi.

—Se podría decir que se las tomo por su cuenta— dijo con tono de reproche Healer— como anda en... – se detuvo pensativa— ¿le dicen en la Tierra "Luna de miel"?— miro a Maker. Para ver si era el término correcto, ella asintió.

Eso atravesó el pecho de Usagi, de una forma mortal, peor que si le hubieran robado su semilla estelar, pero como bien le habían dicho, ya no era una niña, así que se guardó sus lágrimas en lo más profundo de su corazón, pero ya no logro articular palabra.

—Ya sé porque has venido ¿Vienes a invitarnos a tu boda?— pregunto Healer.

—Pero que descorteces somos— opino Maker — vamos al palacio.

Usagi no volvió a preguntar por el pelinegro, lo único que deseaba era volver y perderse en medio del infinito, para llorar, tanto como pudiera, sería inevitable, aún era una niña llorona, y cuando pudo estar a solas con la ahora reina de Kinmuko, le confesó el motivo de su visita.

—Justo ayer partieron— dijo con tono maternal la reina, mientras acariciaba la cabeza de Usagi, que estaba recargada en su regazo— sufrió mucho al principio, pero después algo cambio en su mirada, de eso hace unos cuatro meses, y aunque me confesó que nunca te olvidaría, decidió darse la oportunidad de ser feliz, sabes que como Sailors siempre tendrán que vivir para luchar, pero cuando tienen algún sueño, sus soberanas debemos ser las primeras en apoyarlas. Espero mucho tiempo un milagro, y ahora que ese milagro se encuentra aquí...pues...

Pintando un destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora