Realidad

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Aclaración. Los personajes (menos Kai y Sora) son de Naoko Takeuchi, la historia es todita mía.

 Los personajes (menos Kai y Sora) son de Naoko Takeuchi, la historia es todita mía

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Era tarde, muy tarde, casi medianoche.

Usagi arrastraba su dolida humanidad por las escaleras.

El trabajo en la librería se había intensificado al triple, pues estaban en medio de una: Feria del Libro Fantástico.

"Odio ser adulta"

A duras penas abrió la puerta, y guio a sus adoloridas piernas a la cama, todo el día había estado de pie, de un lado para otro, con libros y papeles.

"Si hubiera aceptado la ayuda de Kai, hubiera terminado antes, ¿cómo le hace para terminar lo suyo?, conservar una sonrisa, ¡y encima ofrecer ayuda! ¡lo odio!"

Ya sus ojos estaban cerrados cuando se quitó la ropa y logro meterse a la cama, se acomodó de lado y su nariz choco con la de Kai.

–¡Sucio! ¡Aprovechado!

Ya con el primer grito, Kai había salido disparado de la cama, Usagi quedó hincada sobre las sabanas. Lo señalo con un dedo acusador.

–¡Esperaste a que bajara la guardia! – el chico solo tenía puestos unos boxers oscuros, y su cabello platinado todo alborotado, se veía realmente adorable e inocente, pero ella veía otra cosa, Usagi parpadeo varias veces– ¡Hentai!

–¡No, cálmate!

Luna y Sora fueron los primeros en entrar a la habitación, luego Michiru y Haruka, viendo a esta última, Usagi no dudo en que Kai no saldría vivo de esa.

–¿Por qué tanto escándalo?– pregunto Haruka con los brazos cruzados, y demasiado tranquila, para el gusto de Usagi.

–¿Cómo que por qué? ¿No ves? – pregunto la rubia señalando al implicado de nuevo.

–¿Ya te diste cuenta que estas en el cuarto de Kai?– pregunto Michiru con un toque de malicia.

Silencio absoluto.

–Ella venía muy cansada– la disculpo Kai– hemos tenido mucho trabaj...

–¡Bueno ya a dormir!– exclamo Haruka molesta, y salió con Michiru de la habitación.

–Vamos, Usagi– dijo Luna.

–Si, y perdón– esto último lo dijo ya sin mirar a Kai, estaba muerta de vergüenza.

Una vez que ambos chicos quedaron solos.

–Oye, oye– susurro Sora a pesar de no haber nadie más– ¿hicieron algo extraño en la cama?

Kai se puso rojo como un tomate.

–Nada, nada de nada, lo juro por sus ojos príncipe.

–¿Seguro?

Pintando un destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora