Pintando un destino

Rutina y otras cosas

—Esta es tu habitación— señalo Haruka a Usagi— al lado esta la tuya— le dijo a Kai.

"¡Como se le ocurre a Haruka ponerme al lado de ese pervertido!"

—Son muy amables muchas gracias, pero puedo correr con los gastos de nuestro hospedaje.

"Bueno en realidad, con esa sonrisa de ángel, pues no parece un pervertido, de hecho, ya no me ha tocado ni nada, oh siento una ansiedad rara, ¿no seré yo la pervertida?"

—Están malcriando a Usagi— comento la gatita negra.

—¡Luna!

—Bueno, nosotras tenemos asuntos que atender, nos vemos- se despidieron Haruka y Michiru.

En el camino a la salida se toparon con el pequeño Sora, venia chupando una paleta.

—Son muy listas.

—¿Perdón? — dijeron las Outers.

—Nada, ah y muchas gracias por hospedarme al lado de su habitación, y no se preocupen, ya me compré unos tapones para los oídos.

Haruka se puso de mil colores.

—Permiso.

—Ese principito me cae bien— murmuro Michiru.

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Un rato después, Haruka y Michiru, convocaron a Setsuna, para que les ayudara a combatir a los príncipes de Coronis , incluso Hotaru se ofreció a ayudarles, esta última se vio muy interesada en conocer a los invitados alienígenas, es decir Sora y Kai.

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Al día siguiente.

—¡El desayuno está listo!

Fue la exclamación de Sora, que causo la estampida en Usagi, quien choco en las escaleras con Kai, ambos tenían mucho apetito.

Haruka y Michiru prácticamente no vivían en su propia casa, se iban muy temprano y regresaban al anochecer.

—¿No les da vergüenza? — pregunto Luna a los adultos, o lo que fueran ese par de despistados.

—¿Por qué pregunta eso?— contesto Kai a punto de zamparse tres panes.

—No le hagas caso— dijo Usagi— Luna es una amargada.

—Sabes a lo que me refiero— prosiguió Luna— es muy peligroso que un niño como Sora, entre a la cocina.

Pero después de sacar a relucir que tanto Kai como Usagi eran unas bestias para la cocina, Luna comprendió que Sora tenía que cocinar, era lo menos peligroso.

—Además me gusta— dijo el pequeño de ojos rojizos.

—Bueno yo me voy a trabajar— dijo Usagi corriendo a la salida.

—Que tengas buen día— la despidió Kai, con su sonrisa habitual, asunto que ponía colorada a Usagi.

Una vez que Luna también se fue, Sora tuvo una plática con su protector.

—Kai, ¿Por qué no trabajas con Usagi? Ella cuenta que la librería es un lugar muy agradable, seguro que tu compañía le gustara.

—¿Tú crees?— pregunto con ojos destellantes— digo, ¿será buena idea?

—Seguro hombre, además sirve que sales un poco, yo voy a la escuela por mí no hay problema, pero últimamente te la pasas encerrado.

—Lo consultare con ella.