la cueva

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-joder! Lo tenían ahí. Ahí! Como es que se les ha escapado?!?!?! En bandeja de plata se los dejé! Drogado y todo. No era mucho problema capturarlo- grita un hombro de mediana edad, sin ningún atractivo más que el físico que posee, mientras se pone de pie y golpea la mesa frente a él con ambas manos. Un sonido seco resuena por toda la habitación.
-contaba con ayuda señor- le dice un subordinado. Tras de él hay varios hombres, todos bien armados y protegidos con su vestimenta.
-que clase de ayuda?!
-un lobo
-y como han podido escapar si tenían todo. TODO arreglado por si escapaba por el bosque.
-era muy rápido aún cargando con el cuerpo del vampiro
-joder. Un alfa- los hombres comenzaron a sudar en frío al ver la mirada de su jefe. Sabía que estaban en problemas. Se les había escapado un Uchiha. Un clan de vampiro que habían intentado cazar por décadas, por su poder sabían que si conseguían uno podrían crear varias cosas contra todos los de su raza. Pero no solo eso, ahora también habían dejado escapar a un alfa, que aunque no era tan importante como el Uchiha, de haberlo tenido podrían también estudiarlo. Nunca habían cazado a un alfa- que han podido averiguar?
-se dirigen  hacia el sur. Además  ya sabemos el nombre del lobo, Uzumaki Naruto. Hoy los dos se iban a ir de intercambio. Hemos conseguido fotos de ambos gracias a varias estudiantes. También tenemos sus mochilas- el hombre espero por si su jefe quería decir o preguntar algo, pero ante el silencio del mismo supo que debía continuar- no había nada relevante en ninguna de las dos. Sangre y ropa.
-los han herido?
-si. Al lobo varias balas lo alcanzaron, al igual que al Uchiha. No avanzarán mucho.
-bien, que más saben de ese chico?
-nada señor
-como que nada?!?!- el hombre con una gran cicatriz en su cuello, que hasta ese momento había estado caminando tras su escritorio, se volteó y los fulminó con la mirada.
-los archivos del colegio han sido borrados. Su supuesta moto, junto con el auto del uchiha han desaparecido.
-era cercano al vampiro?
-no señor. Según nos han dicho los amigos del lobo, ellos nunca hablaron en el instituto-un silencio prosiguió al informe del subordinado.
Un silencio que el de la cicatriz aprovechaba para pensar y analizar la situación
-prosigan con el plan. Pongan esas fotos junto a las demás. Y quiero a un escuadrón con los mejores siguiéndolos, todavía hay posibilidades de encontrarlos. A partir de ahora… todo cambia.
iiioiiioiiioiiioiiio
                             .I.I.I.I.I.I.I.
                                                iiioiiioiiioiiioiiio

El dolor era desconcertante.
Exactamente eso, me sentía desconcertado.
Donde estoy? Que está ocurriendo?
Mi cuerpo intentaba evitar la agonía, y me sumergía una y otra vez en una oscuridad que me evitaba segundos o incluso minutos llenos de dolor, haciendo que fuera más difícil mantenerme en la realidad.
Intento separar lo irreal y la realidad.
La irrealidad era negra. En ella no me dolía nada.
La realidad era roja y me hacía sentir como si me arrasaran por la mitad, me mordieran por todas partes, me golpeara el más feroz vampiro, y me sumergieran en la peor de la visiones de itachi, todo a la vez.
La realidad era sentir que mí cuerpo se retorcía y enloquecía aunque yo no podía moverme, posiblemente debido al mismo dolor.
La realidad era saber que había algo mucho más importante que toda esta tortura, pero no ser capaz de recordar que era.
La realidad había llegado demasiado rápido.
Observo sin ver como el piso se acerca a mí en cámara lenta. Me tambaleó hacia el en un acto reflejo, aunque ya nos estábamos alejando nuevamente.
Algo me tira en dirección opuesta. Regresándome a mí posición inicial.
De nuevo el dolor desgarrándome. Una agonía. Más oscuridad.
Tum Tum
El calvario volvió como una ola, fuerte y precisa.
Quise aferrarme a algo pero era inútil. No sentía nada más que dolor y una debilidad enorme en cada extremidad de mí cuerpo.
Tum Tum
Que es ese ruido? Un tambor? Pisadas?
Tum Tum
No. Es algo distinto. Más denso y fuerte. Algo consistente.
Tum Tum
Un corazón. Mí corazón suena así? No, no es el mío. Es el de otro.
Abro los ojos con algo de dificultad. La oscuridad de la noche es todo lo que veo.Donde estoy? Que es esa suave brisa que golpea mí rostro? Cierro los ojos y los vuelvo a abrir. Hay figuras borrosas, parecen arboles y plantas y más árboles y plantas. Un bosque tal vez. Un bosque que se mueve. Cierro los ojos, ya no puedo mantenerlos abiertos. Porque se mueve? Yo no me estoy moviendo.
Siento mí cuerpo. Estoy sobre algo. Algo suave. Que era??
Punzadas de dolor me atacan. Un quejido se escapa de mis labios sin que pueda frenarlo, ni queriendo hacerlo.
Joder duele. Duele mucho. Me quedo quieto, queriendo evitar cualquier ráfaga de dolor.
Tum Tum
El corazón de alguien sigue sonando. Siento algo moviéndose bajo mí. Algo que irradia calor. Huelo el aire. Hay bastantes olores confusos y nada fuertes, desagradables para mí fino olfato. Quien está bajo mí?
Escuela. Cazadores. Bosque. Río. Negro. Bosque. Negro.
Los recuerdos me golpean como una ola al llegar a orillas de la playa.
Naruto. Naruto está debajo de mí. Me está llevando. Pero que había pasado? Me… me desmaye? Porque? Cuánto tiempo había pasado? Donde estamos? Qué pasó? Porque siento tanto dolor?
Siento como caigo. Caemos. Un sonido seco y un gruñido demasiado cerca de mí. El golpe rebota en mí cuerpo, mandándome olas de sufrimiento. Maldigo a los mil demonios y una queja de dolor muere en mis labios. Abro los ojos, todo está oscuro pero distingo el suelo a unos centímetros. Frunzo el seño ante mí vista borrosa.
Un movimiento lento y el lobo se mueve de nuevo. Porque se habrá caído? Noto el paso irregular. Está cojeando.
Recuerdo los disparos. Naruto también fue herido.
Estúpido lobo.
Quiero pararme y caminar por mí cuenta. Pero, como ya lo sabía, mí cuerpo no responde como
es debido. Me siento débil y alorodido.
Cuánto tiempo llevaba Naruto huyendo? Los habíamos perdido? Donde estábamos? A dónde íbamos?
Suspiro, logrando que varias de mis heridas ardieran ante el dolor.
Un líquido baja por mí abdomen lentamente. Intento oler que es, los aromas siguen siendo confusos pero reconozco el característico olor de la sangre sobre todos ellos.
Quien está sangrando? Naruto lo esta?
Mí garganta quema ante la idea del rojo líquido descendiendo por mí garganta.
Inspiró. Mí ceño se frunce en total disgusto, borrando cualquier fantasía que pudiera tener. Ese olor... Ese aroma.
Sangre. Mí... sangre
Mí cabeza se hunde más en el suave pelaje y lo último que escucho es el corazón de Naruto antes de ser empujado a la oscuridad.
Negro
Un suave olor. Bosque y hojas. Lluvia y tierra mojada.
Hundo la nariz en algo cálido y esponjoso. El olor se intensifica.
Negro.
Un gruñido lastimoso. Mí piel se pone de gallina ante el peligro. Que pasa? Quien es?
Arboles. Hay arboles por todos lados. Verdes y marrones. Rojos y naranjas.
El dolor nubla mí vista y mí sangre mis sentidos. Alguien gruñe… soy yo. Quiero moverme. No puedo. Impotencia y desesperación. Porque no podía moverme? Porque no tenía fuerzas?
Negro.
Rocas. Todo está cubierto de rocas. Escucho el eco de una piedra al caerse. Una cueva? Que hacía en una cueva?
Abro los ojos. Rojo, rojo, rojo. Me muevo. Algo suave acaricia mí rostro. Un pelaje bordo. Alzó la vista. Una cabeza roja. Una cabeza de un animal.
Naruto?!
Un movimiento. Dos extremidades puntiagudas sobresalen de la cabeza. Son orejas, largas y puntiagudas, cubiertas del rojizo pelaje. Son muy grandes. Las contempló anonado. No son de lobos. Nunca en mí vida había visto unas iguales.
Un recuerdo fugaz de unos ojos rojos.
Que o quien era Naruto?
Negro
Rocas. Estoy rodeados de ellas.
Me siento frío. Miro alrededor. Estoy tirado en el suelo. Donde esta Naruto?
Negro.
Un hermoso animal se encuentran frente a mi.
Feroz y hermoso. Imponente y enorme.
Es una perfecta mezcla de lobo y zorro. Sus ojos, rojos como la sangre, me miran atentos. Estudiándome. No puedo evitar compararlos con el azul intenso que tiene Naruto cuando es humano. Observo su cuerpo cubierto del bordo pelaje. Su enorme cola llama mí atención. Es la de un zorro y le da un toque exótico, único.
"Qué es él?"
Negro
Un suave aroma llega hasta mí, nublado mis pensamientos.
Era sangre, tibia y dulce.
La boca se me hace agua y siento como mí cuerpo reacciona ante el olor, mandando ciertas descargas de satisfacción que terminan en mí garganta, quemándola a fuego vivo.
Dolor y sequedad.
Quiero mover mí mano hacia mí cuello. Calmar las llamas desde el exterior. Pero era preso de una enorme debilidad. Siento los brazos durante un momento como si fueran mangueras de goma vacías y después como si nada fueran. No podía percibirlos en absoluto.
No podía ni sentirme a mí mismo.
Algo moja mis labios. Algo espeso, cálido, rico y penetrante.
Dominado totalmente por el embriagante olor, que prometía saciar mí sed, me dejé llevar a la deriva sin ser consciente de mis movimientos.
Empiezo a beber como si no hubiera un mañana y antes de lo que me hubiese gustado, termino con mí alimento. Desesperado por más abro los ojos, sintiendo un poco de mis energías renovadas, y siguiendo mis instintos observo fijamente, entre la mas densa oscuridad que rodea el lugar, a un muchacho tirado en el suelo.
El latido de su corazón es fuerte. Inspiró el aire. Otro ataque de sed ardiente se inmiscuye en mí conciencia.
Antes de que lo piense ya estoy parado pero el peso de mí cuerpo es demasiado para mis adormecidos músculos. Al instante caigo al suelo y un sonido gutural sale desde el fondo de mí garganta.
Centro mí vista en aquel punto caliente de su cuello donde el pulso cálido latía con más fuerza.
Sangre
Sangre
Sangre
Sangre
Sangre
Un nuevo aroma llama mí atención. Giro la cabeza con brusquedad, sin importarme el dolor.
Sangre. Su aroma abarca todo el lugar, todo el espacio volviéndome loco.
Intento buscar su procedencia. Es desde una esquina alejada.Un rugido salvaje sale de mí propia boca.
Dos pupilas, llameantes como el rubí, me miran amenazantes entre las sombras de ese lugar mientras otro rugido, fuerte e imponente, se escucha por todo el lugar.
Mí piel se eriza ante la amenaza logrando aclarar mí cabeza durante un segundo. La niebla provocada por la sed cedió, aunque la sed continúo ardiendo.
Miro atentamente la enorme figura frente a mí. Sus ojos ya no están sobre mí. Solo soy capaz de distinguir una masa negra haciendo leves movimientos mientras el sonido de la carne al desgarrarse y suaves masticada provienen de ese lugar. Miro alrededor, por el rabillo del ojo, atento a cualquier movimiento o posible amenaza. La oscuridad es tal que apenas si puedo notar las rocas que me rodean y la tierra que hace de suelo. Estoy en una cueva.
Contengo la respiración, comprendiendo, en esa fracción de segundos, que la habilidad para razonar con claridad me duraría tanto como pudiera evitar oler esos aromas de nuevo.
Regreso mí mirada al chico y noto que no se mueve. Está desmayado. El ardon de mi garganta amenaza con hacerme perder el control de nuevo.
Necesito alimentarme, sentir la sangre tibia en mí cuerpo. Sentir como calma el dolor.
Intento ponerme de pie teniendo como soporte una roca en mí espalda. El movimiento y el rose con la dura textura dañan mí lastimada piel.
Un sonido extraño escapa de mí garganta cuando estoy parado y me acerco tan rápido como mi malherido cuerpo me lo permite, acortando la distancia que me separa del muchacho desmayado a unos metros de mí, sufriendo una lenta y agónica espera de segundos hasta llegar a él.
Me siento lentamente al lado de su cabeza, saboreando en mí paladar su sabor, embriagándome con su olor.
Me inclino, ignorando las punzadas en mí cuerpo. Veo su cuello y mis colmillos se alargan en respuesta. Siento su piel desgarrarse y como mis dientes avanzan entre la carne, la grasa y los músculos hasta que mí lengua hace contacto con el más exquisito elixir que haya existido en la tierra.
Mí sentidos se descontrolan nuevamente. Perdiendo la cordura en tal deleite de sabor que invade mí boca y baja por mí garganta, calmando la quemazón.
Mí víctima se mueve bajo mis brazos. Luchando por liberarse del firme agarre del cual es presa hasta que se detiene. Sin fuerzas, sin vida. Continúo bebiendo ávidamente, apretando más el cuerpo, hasta que la sangre deja de brotar de él. La sed arde de nuevo. Apartó lejos de mi la carcasa vacía, disgustado.
Observo nuevamente el lugar. Resistiendo el impulso de saborear el olor del aire al ver a mí compañero devorando su presa.
Sabía que era Naruto.
Sabía que, aunque todo de mí gritara en ir y sacarle su platlillo, era casi un suicidio intentar pelear por la comida con un lobo estando en mis condiciones y aunque muy posiblemente Naruto estuviera igual o peor que yo, ahora había algo distinto en su presencia que hacía que me mantuviera en mí lugar, sin querer interrumpirlo. Mis instintos de supervivencia estaban activos y yo molesto.
Que tenía Naruto para producir eso en mí?
Los dolores de mí cuerpo desvían mi atención. El daño era grande. Sentía las múltiples balas dentro de mí que no habían sido expulsadas por mí cuerpo produciendo que los hoyos, que habían dejado, no cerrarán. Por lo menos no sangraba pero con tanta pérdida de conciencia y falta de fuerza apostaba que ya había perdido mucha sangre, si es que no era la mayoría.
No iba a poder soportar mucho tiempo sentado sin ningún apoyo.
Alzo la vista, a unos metros de donde estoy hay una roca grande que llega el techo. Me acerco, medio arrastrándome medio gateando mientras una mano aprieta el dolor más intenso en mí estómago tratando de disminuirlo inútilmente. Apoyo mí espalda lentamente en la suave textura al llegar. Los sonidos han cesado. El lobo ya no está comiendo.
Observo alrededor. Buscando al licántropo mientras saboreo los últimos rastros de sangre de mí boca.
Con una nueva perspectiva de observación, lo encuentro con su cabeza recostada en sus dos patas delanteras, juzgándome con su mirada,  con esos ojos rojos, que relámpaguean en la oscuridad, antes de cerrarlos. Admiro su cuerpo,  tan grande como el de un oso robusto y poderoso, hasta que algo me deja helado.
Algo se mueve tras de él. Mí primer pensamiento es que es su cola pero varias sombras siguen el movimiento. Varias colas.
Nueve colas.
La palabra "kitsune" resuena en mí mente como un eco sin interrupciones y durante un minuto el pánico me atraviesa.
Será... será posible?
Miro de nuevo. No hay dudas. Nueve colas que distan mucho de ser las un lobo y se asemejan más a ser las de un zorro. Espesas y mucho más grandes que las de un lobo normal; orejas grandes, rectas y puntiagudas; hocico estrecho y alargado; ojos rojos.
Está más claro que el agua.
Durante mís años de existencia, había escuchado numerosas historias sobre el gran zorro de nueve colas. No había nadie que no conociera al gran demonio.
Mis instintos reaccionan nuevamente ante la amenaza descubierta y un leve gruñido sale de mis labios.
No hay respuestas por parte del lobo.
El recuerdo de la primera vez que lo había visto llega de repente. Esa vez no había sabido por que mi cuerpo reaccionaba así y me había molestado, al creerme más débil, por sentirme amenazado por un simple lobo. Pero ahora entendía.
Naruto no era cualquier lobo. Era el lobo, contenedor del kyubi, espíritu de nueve colas, quien había asesinado y sido el terror de muchos.
Contemplo de nuevo al zorro delante de mí, sus músculos están en tensión aún en esa pose que parece tan despreocupada, como esperando un ataque en cualquier momento. Noto como su torso sube y baja irregularmente. Le cuesta respirar.
La necesidad de ver cómo esta me invade lentamente hasta que ya no puedo ignorarla. Por alguna razón ya no me parece amenazante, el sólo es Naruto. El dobe con el cual escape de los cazadores (nunca admitiría que el me salvo) y que salve de los lobos.
Con la poca fuerza que eh recuperado me acerco sigiloso, atento a cualquier movimiento. Sus músculos se tensan a cada paso que doy mientras que mí cuerpo sufre la tortura e las heridas sin sanar.
Los restos de un cuerpo sin vida reposa cerca de él. Está rodeado de un líquido carmesí. Mí garganta gruñe ante el desperdicio pero me obligó a concentrarme en el animal frente a mí.
Bajo su atenta mirada me siento a su lado y apoyo, nuevamente, la espalda en el tronco. Se ve asombrado y contrariado. Poso mi vista en su lomo. No parece estar grave.
Un leve gruñido sale de su garganta.
-aún con esta forma eres molesto- digo sintiéndome relajado a pesar de saber quién era mí compañía. El solo gruñe, un gruñido leve, y yo cierro los ojos. Dispuesto a recuperar la fuerza que me habían abandonado.
Al pasar los minutos siento como algo es despedido por mí cuerpo y cae en el suelo, logrando que el sonido se expanda por el lugar. Abro los ojos. Es una de las balas. Porque hasta ahora sale? Ya no debería tener ninguna en el cuerpo pero aún siento varias. Será por la pérdida de sangre? Había perdido bastante así que no resultaría extraño.
Pero lo era. Era extraño. Ya había sufrido perdidas de sangre como está y nunca había terminado tan débil como esta vez. Porque ahora sí?
Repaso lo que sucedió antes y durante la huida. Y la respuesta llega de inmediato.
La droga
En ninguna de mis veces anteriores había sufrido tales condiciones antes de ser lastimado. Pero como una droga puede interferir en la inmediata sanación que ejercen mis músculos en mí cuerpo?
Joder. Tanto habían avanzado los malnacidos?
Escucho otra bala al caer y veo mí torso en una respuesta impulsiva.
Estaba hecho un desastre. Tenía la remera rota y llena de mí propia sangre seca. A través de ella podía ver varios huecos inflamados todavía y otros que ya  estaban cerrando lentamente. Demasiado lento para mí gusto.
Un sonido lastimoso me distrae. Proviene de Naruto.
El demonio de nueve colas .…
Quien lo hubiese imaginado? Sabía de esto Itachi? Por eso era que lo había ayudado? Pero, porque? No se suponía que los Uchiha no se llevaban bien con el kyubi? Miles de dudas azotan mí mente y solo me detengo al sentir un extraño peso en mí pierna. Al mirar hacia abajo me encuentro con la cabeza de un lobo dormido apoyada ahí.
Tengo el impulso de moverlo. Pero no lo hago, sorprendentemente me agrada su contacto conmigo. Un sonido resignado sale de mis labios mientras pasó mis dedos entre su suave pelaje. Demonio o no, últimamente me había estado sintiendo de esta manera junto a él. Una manera extraña para mí, algo que quería ignorar pero que no podía hacerlo.
Comienzo a recorrer con mis dedos su rostro. Su hocico, sus orejas. Cierro los ojos mientras recargo la cabeza en la roca sin detener el movimiento de mí mano hasta que algo cálido humedece mis dedos.
Abro los ojos y veo. Sangre. La garganta me pica  ante el apetitoso líquido pero sigo aguantando la respiración. No era momento para sucumbir ante mis instintos. Bajo la mirada al lomo de Naruto y comienzo a tocar y ver entre su denso pelaje. Las heridas son muchas; y algunas más profundas y graves de lo que creía.
Mierda, no lo había notado.
Pero porque las tiene? Solo son balas, los lobos se recuperaban de ellas mas rápido que nosotros. A ellos no le afectaba tanto perder grandes cantidades de sangre ya que si podían regenerarla, al igual que los humanos, no como nosotros que debíamos  si o si alimentarnos si habíamos perdido mucho y poseer algo de ese liquido en nuestro cuerpo para poder comenzar la curación.
Las armas de este tipo eran más utilizados para los vampiros….
Muevo a Naruto para que se separe de mí y pueda verlo mejor. No hay respuesta, lo muevo otra vez con un poco más de fuerza. Sigue sin responderme.
Joder dobe. Tan pesado es tu sueño? Abro sus ojos y entiendo porque no me ha respondido.
Se ha desmayado.
Me muevo como puedo y con ambas manos apartó su pelaje. Tiene varios hoyos que ya no sangran y que ya estan cicatrizando, más lentas que las mías en un estado normal pero más rápido que cualquiera de su especie. Sin embargo, había otras grandes heridas que aún sangraban.
Eran bastantes raras, con múltiples pequeños agujeros juntos en un cierto punto. Empiezo a hacer presión en ellos. Algo comienza a salir de varios junto con la sangre, son pedazos pequeños de balas.
Que es esto?
Cuando ya eh quitado todos los pedazos de balas del cuerpo de Naruto, estudio el lugar buscando algo que me sirva para detener el sangrado. Me detengo al ver a los dos jóvenes sin vida que habían sido mí alimento y algo golpea mí corazón al comprender el esfuerzo que supuso tal acción.
Porque lo hiciste estúpido? Podría haber soportado sin comer unos días más.
Regreso a mí tarea pero a los minutos desisto. Era inútil buscar algo con que ayudar al lobo en este lugar. Suspiro pensando hacer algo que nunca hubiera hecho.
Llevo un mano a mí boca y meto tres dedos en ella, mojandolos con mí saliva. Cuando están lo suficientemente húmedos los saco y comienzo a pasarlo por una de las heridas de Naruto. Repito la acción. El sabor de su sangre en mí boca es embriagadora. Cierro los ojos con fuerzas y resisto de atacar al lobo.
No sé cuánto me lleva cubrir todas las lesiones. El escozor de mí garganta es horrible sabiendo que aún hay más de esa sangre por probar. Pero me resisto, sin quererlo eh probado mucha sin siquiera clavar mis colmillos en él.
Me recargo nuevamente en la roca. Suerte que eran simples heridas de balas las que teníamos y no algunas de tanta gravedad como la que nuestras especies nos hacíamos y de las cuales tardábamos más tiempo en recuperarnos. Pero esos pedazos de balas… habían tardado en salir. Si no fuera por mí Naruto las seguiría teniendo. Porque no fueron expulsadas por su cuerpo? Esas eran una de las nuevas armas? Nunca las había visto.
Miro hacia arriba. Hacia el techo, tan negro como todo el lugar. Donde estábamos? Podíamos relajarnos y curarnos tranquilamente o tendríamos que estar atentos? Esperaba que fuera lo segundo. No estábamos en condiciones de escapar.
Todo había acabado mal. Mal. Mal. Mal. Este no era el plan mierda! Debíamos escapar bien. Cuando todo se hecho a perder? Porque los cazadores habían aparecido en el instituto?!?
Joder. Estúpida droga. Estúpidos cazadores. Estúpidas balas. Porque tenían que perseguirnos y jodernos la existencia? No hacíamos nada malo.
Exhalo con resignación. De que me servía pensar en eso ahora?
Examino de nuevo el lugar, ubicando posibles salidas que parecían inexistentes sin un conocimiento previo del lugar. La cueva parecía estar rodeada de oscuridad.
Donde estábamos? Cerca de Phoenix? ¿Cuánto tiempo habíamos estado escapando? ¿Un día entero? Dos? Medio día? ¿Que ruta habia tomado Naruto?
Miro mi reloj, marca las dos. De la mañana o la noche? Recuerdo los teléfono de mí bolsillo y los saco. No tenía ninguna llamada pérdida ni mensaje de texto y me quedaba la mitad de la batería. Miro la fecha, Martes 2:15 a.m. eso quería decir que estuvimos un día completo huyendo. Apago el teléfono y miro el de Naruto, estaba igual que el mio. Sin señal, sin llamadas ni mensajes y con poca batería.
Suelto el aire de mis pulmones, estábamos incomunicados. Solo me quedaba esperar a que Naruto se despertara para saber dónde nos encontrábamos. Y, luego, lograr tener señal para comunicarnos con Itachi o Jiraiya.
Las horas pasan y pasan sin que haya ningún cambio en el ambiente.
Las heridas de Naruto han dejado de sangrar luego de hacer contacto con mí saliva y ya han mejoraron considerablemente su aspecto. Su recuperación es rápida. Más rápida de lo que había pensado, aún sabiendo lo acelerado que trabajaba su metabolismo. Será por el kyubi? Miro sus colas por quinta? Sexta vez? No lo sé. Me tienen inoptizado.
Tan grandes e irreales.
Dudas inundan mí mente. Que haré cuando despierte? Que hará él al saber que su secreto fue descubierto?
Un sonido raro escapa de mis labios. Una mezcla de risa y una exclamacion de resignación todo por la estúpida situación. Porque me preocupaba tanto por el zorro?
Pasó mí mano por mí cara. Por todos los cielos! estoy encerrado junto al contenedor del kitsune, del cual me siento inexplicablemente atraído, y ni siquiera me preocupa mí integridad física sino la de él!
Joder. Sí que estoy mal. Desde cuándo me preocupaban desconocidos?
Que me estaba pasando? Porque me siento así?!
Apenas si lo conocía y dios! es un dobe insoportable. Todo lo contrario a mí. Pero porque sentía esa energía, invisible para la vista pero tan clara para el corazón, que me atraía a él?
Pero… podía haber una explicación
Pero yo… yo…
No podía estar… sintiendo cosas por él… o si?
Porque… porque eso no tendría lógica!
Naruto y yo...
Solo yo sentía estas emociones o el también? Debería decirle?
Pero y si estaba equivocado? Y si sólo era atracción sexual?
No… yo sabía lo que era una atracción sexual y esto era mucho más que eso. Cuántas mujeres, cuantos hombres pasaron por mí cama y nunca sentí tales cosas. Nunca. Y ahora las sentía, por un dobe, por Naruto.
Mierda.
Y si él no sentía lo mismo?
Miro a Naruto, el era tan diferente a mí.
Frunzo el ceño. Si estos son mis sentimientos, los odio.
Otra hora paso. Y otra. Cuando me doy cuenta ya son las seis de la tarde.
Con molestia comienzo a mover a Naruto para que se despierte del sueño que lo mantenía en el subconsciente desde hace unas horas. No tengo mucho éxito. Parece que mis sospechas de que es un dormilón son acertadas.
Un gruñido sale de su boca. Lo miro, sigue durmiendo. Lo alejó de mí fastidiado de que me siga usando de almohada. Tal vez sienta está cosa extraña por él pero eso no significa que me agrade.
Liberado del peso extra, me pongo  de pie pausadamente siendo consciente de que no podía hacer movimientos bruscos y camino hacia donde suponía estaba la salida. Ya estaba harto de estar sentado sin poder hacer nada y sin saber nada mientras mi garganta quemaba más y mis fuerzas disminuían a cada segundo que pasaba en esta cueva llena de sangre y sin poder probar una gota.
Un gruñido detiene mis pasos. Al darme vuelta me encuentro con la chispeante mirada del zorro mientras se para lentamente con sus nueve colas moviéndose frenéticamente detrás de él, como si tuvieran vida propia.
Mantengo mí postura relajada, si lo que el quería era intimidarme tendría que hacer un mejor trabajó. Había tenido tiempo de sobra para pensar, tratando de evitar los pensamientos sobre él, y ya tenía claro que, como Uchiha, yo tenía cierto poder sobre el demonio. Un don que explicaba como entré al lugar en la mente de Naruto.
Un lugar que sólo existía en él gracias al espíritu dentro suyo, donde su conciencia y la del lobo se unían.
A pesar de que estaba demasiado débil para ponerme a probar cómo funcionaba, no me iba a acobardar frente a nadie. Ni siquiera frente al kyubi.
Estudio sus movimientos. El también se ve relajado. No parece querer atacar. Su cabeza se mueve, oliendo el aire, y mira hacia un costado. Sigo su trayectoria sin descuidar por completo al lobo que comienza a moverse y se acerca despreocupadamente hacia su comida sin terminar.
Apretó los puños molesto conmigo mismo por haberme preocupado de algo que al otro no parecía importarle.
Si alguien debía intimidarse aquí era él y no yo.
Inspiró, tratando de calmarme, y cometo un error que había estado evitando.
El olor óxido de la sangre entra por mí nariz y termina en un gruñido al sentir como mí garganta se desgarraba ante la sed.
Había estado aguantando oler mucho tiempo. Soportando el ardon y manteniendo al límite mis pensamientos.
Pero esto me había superado.
Mí cuerpo clamaba por sangre de nuevo.

garras demoniacasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora