Capítulo VIII: Visita Sorpresa

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La rubia cabeza cayó pesadamente sobre el hombro de la morena, ambas tratando de recuperar la respiración después del intenso momento. Emma se sentía ligeramente mortificada por haber aguantado tan poco y pensó que tendría que mejorar eso para Regina, porque ahora que había probado sus labios, nada ni nadie iba a detenerla en sus intenciones.

-¿Te estoy aplastando?

-¿Mm?

Emma se incorporó sobre sus brazos para observar el rostro relajado de la alcaldesa.

-Que si te estoy aplastando - Le repitió sonriente.

-Oh, no, para nada - Le devolvió la sonrisa, ligeramente sonrojada.

-Me siento pegajosa - Una mueca acompañó su confesión - No es muy agradable tener un pene en estos momentos.

La risa de la morena llenó la sala y Emma se sintió feliz de ser la que hiciera reír a Regina Mills.

-Ya lo creo, Miss Swan ¿Nos duchamos?

-¿Juntas? - Jugueteó con sus cejas.

-Tentador pero Henry podría despertarse.

Emma casi había maldecido a su hijo pero se recordó que Regina la dejaría sin sexo por lo próximos cincuenta años y se contentó con gruñir.

-Bueno, entonces... - Se levantó hasta quedar arrodillada entre las piernas de la morena.

-¿Si, Miss Swan? ¿Olvidó dónde queda el baño? -Se burló.

-¿Nunca te cansas de pelearme?

-Jamás - La sonrisa bailaba en sus labios cuando respondió.

-¿Ni aunque te haya dado el mejor orgasmo de tu vida?

-Oh, por favor, Miss Swan ¿No será mucho? - Inquirió entre risas y con su característica ceja alzada.

La rubia fingió ofenderse y al querer levantarse sintió como la mano de Regina le agarraba la muñeca y la tiraba encima suyo nuevamente.

-Siempre tan susceptible, Miss Swan... - Susurro sobre sus labios y antes de permitirle responder, deslizó su lengua para lamerle el labio inferior y mordisquearlo despacio. Las manos volvieron a pasear por sus cuerpos y el calor ascendió rápidamente, igual que Swancito. Sus labios parecían conocerse de toda la vida a juzgar por la danza fluida que estaban marcando en esos momentos.

-Lamento interrumpir pero Swancito se está poniendo difícil - La rubia estaba acalorada y sintiendo los acostumbrados pinchazos en su miembro.

Como respuesta Regina tiró su pelvis hacia arriba, haciendo chocar su sexo contra el miembro duro de la rubia, enviando un montón de descargas eléctricas al cuerpo de la otra mujer y al suyo propio.

-Eso es tan de Reina Malvada... -Gruñó Emma sin poder resistirse a empezar nuevamente el suave vaivén de caderas.

-No sea niña, Miss Swan - Gimió en respuesta Regina, agarrando los brazos de la rubia para girar sus posiciones y dejarla debajo suyo. Se sentó a horcajadas, encima de la entrepierna de Emma y casi sintió desmayarse con el contacto tan directo en su sexo.

-¡Dios mío! - La voz de Emma sonó grave, quebrada y excitada, sus manos fueron enseguida a la cintura de la Reina, apretándola más fuerte contra sí al tiempo que alzaba su pelvis.

-Qué adorable Miss Swan, pero con decirme Regina es suficiente - Hubiese guiñado un ojo de esa forma en que sabía que volvía loca a la rubia... Si hubiese podido, pero sentirla de aquella forma estaba anulando su capacidad de raciocinio.

Vacaciones Magicas (SwanQueen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora