Los hombres no lloran [Markson]

Epilogo

Ya había pasado un año desde ese incidente, a las semanas me habían dado el alta en el hospital y pude volver a casa, ya no me sentía tan solo como antes.

Todas y cada una de tus cosas se mantendrían aquí, era tu casa después de todo y no te podré sacar nunca de ella ni aunque lo quisiera.

JB y los demás vienes con constantemente a casa solo para ver cómo ando, aunque ya se que estás a salvo en un lugar mejor, siempre sentiré como estuviste conmigo, que aún te encuentras aquí y me sigues protegiendo de hacer alguna estupidez de la cual me pueda arrepentir después.

Hoy los chicos se quieren reunir en una cafetería a unas cuadras de aquí para así celebrar el nuevo noviazgo de BamBam y Yug Yeom quienes hasta ahora no nos dijeron nada. Según nos contaron eras tú quien sabía que ambos se amaban en secreto y los ibas ayudando, nunca me lo dijiste, seguro era para que no dijera nada y no arruinara todo tu trabajo.

Ya estaba listo para salir cuando veo algo que brilla en un cajón que seguro deje abierto por error. Me asomé a ver que era y era uno de tus aretes esos que siempre me encantaban tocar cuando los tenías puesto. Lo pensé un poco, lo tomé y me lo coloqué, sería bueno que andarás con nosotros aunque sea en espíritu. Salí del departamento y tomé rumbo a la cafetería.

Durante el camino me puse a recordar todo este tiempo que he pasado si ti. Las noches, las comidas, el tiempo libre, todo ha sido a solas y sin compañía. Muchas veces me dijeron que tuviera una mascota y eso hice, o al menos por un tiempo, era un perrita blanca que llame Coco, no me preguntes porque ese nombre ya que fue lo primero que se me ocurrió. la encontré sola, sucia y comiendo de la basura de un basurero cerca de un local de comida rápida por la calle y me la quise llevar a casa ya que amabas a los perros y se que si la veías en ese estado hubieras deseado agarrarla y tenerla. Lastimosamente no podía cuidarla ya que casi nunca estaba en casa y la pobre moriría de hambre, así que se la regale a Young Jae el cual la cuida con mucho más amor del que yo podría haberle dado.

Me decían que intentara de nuevo con alguien, eso se me hacía imposible de cumplir. Con todas las personas que salía todas eran molestas e irritantes, pero sólo dos lograron llamar mi atención, una de ellas se llamaba Jisoo, es una chica muy linda y muy elegante, lo único malo es que era narcisista y no me gustaba para nada eso, en vez de decirme lo hermoso que soy tenía que ser yo quien se lo dijera y así no son las cosas. Y la otra persona era un chico, Tae Hyung, es alguien muy adorable e infantil, en cierta forma me recordaba a ti, pero no se tomaba mucho las cosas enserio cuando debía y eso fue lo que hizo que no me gustara, aunque somos buenos amigos y nos hablamos de vez en cuando.

Mientras iba caminando pude ver como que el tránsito andaba muy acelerado, mucha gente andaba apurada por lo que veo, bueno ¿quien los culpa?, con tantas cosas en la cabeza quien no andaría así.

No faltaba mucho para llegar al lugar acordado solo faltaba poco, estaba apunto de cruzar una calle cuando puedo divisar una silueta muy conocida para mi... Mark. No esto no puede ser, es imposible, estas muerto y lograste irte al más allá, no puede ser cierto.

Y si mi cabeza solo me está engañando, pero si realmente es él y yo aquí perdiendo el tiempo, tenía que hacer algo para comprobarlo.

— ¡Mark Tuan! —Grité, no me interesaba que la gente me mirara como un loco, ya yo solo me veo así.

El chico volteó buscando quien lo había llamado, pero volvió a desviar la mirada. Puede que si sea él o esté buscando al loco que grita.

— ¡Mark Tuan! —Volví a gritar y esta vez el chico rápidamente levantó la mirada confundido buscando quien lo llamaba.

Si eres tú.

Te volviste a dar vuelta y caminar lejos de ese cruce, no lo puedo dejar ir.

— ¡Mark, regresa! ¡Soy yo, Jackson! —Me quité a todas esas personas del medio e iba a cruzar aunque estuviera en rojo, de todas formas no venía carro... o eso pensaba yo.