Una voz detrás de mi dijo mi nombre, lo que hizo que diera un pequeño salto del susto. Me volteo y veo a Justin. No me sorprendía mucho de verlo porque sabía que él venía aquí, y en algún momento me lo encontraría. Pero él si parece sorprendido de verme trabajando aquí, lo deduzco por su expresión. Le sonrío y estoy por contestarle el saludo, pero toco algo con mi brazo sin darme cuenta y la máquina sale disparada. Haciendo un ruido extraño, empieza a moverse de un lado a otro, lo que hace que me alarme. Corro tras ella, pero me tropiezo con el cable y caigo al suelo. La lustradora se dirige hacia la estantería, pido por favor que no choque contra ésta, pero como tengo tanta suerte, derribó todos los trofeos.
Maldigo, me levanto y corro hacia el desastre que acabo de ocasionar. Todos los trofeos que había limpiado estaban en el suelo, al igual que las medallas y algo de vidrios rotos.
Hermosa suerte tengo, consigo un trabajo y ya lo estoy arruinando.
—¿Que sucedió aquí? —Pregunta Bobby alarmado. Ve las cosas tiradas y parece estar sufriendo una crisis.
—Lo siento, la máqui....
—¡¿Que haz hecho?! —Me grita.Está rojo de la ira y tengo miedo de que me despida.—Estos trofeos son muy valiosos ¡No puedes ser tan estúpida como para romperlos todos!
—Lo siento. —Digo en un susurro. Bobby está por seguir desquitando su enojo conmigo, pero lo interrumpen.
—Deja de gritarle así, son sólo trofeos. Fue un accidente, no es tu maldito perro para que la trates así. —Bobby se voltea y yo miró por arriba de su hombro. Justin está parado allí.
Defendiéndome.
—Ustedes no entienden, ¿Tienen idea de lo valiosos que son? ¡Algunos son antiguos! Y ella los ha roto. —Dijo despeinado su cabello. Suspira y maldice nuevamente. —Lo descontare de tu paga, agradece que no te corra.
—No le descontará nada porque yo pagaré lo roto.
Me sorprendo por lo que dice. Agradezco muchísimo que no haya decidido echarme en mi segundo día de trabajo. Pero no podía aceptar que Justin pagara algo que yo provoque por más que necesitara el dinero.
—No, Justin, no hace falta que lo hagas.—Me interpuse.
—Si, lo haré aunque no quieras, _________.
—Bien, ven conmigo, chico. —Le dijo Bobby a Justin. Pero antes de irse, me miró nuevamente —Y tú limpia esto. Con cuidado.
Noto que lo dijo con un tono amenazante, y sólo asiento. Me volteo y empiezo a recoger los trofeos mientras Justin se aleja con Bobby.
A los pocos minutos, alguien toca mi hombro, y me volteo.
—Hola.
Una chica más alta que yo, de piel blanca como la nieve y pelo rojizo se encuentra frente a mi. Tiene unos hermosos ojos verdes, y lleva puesto la misma ropa que uso yo para trabajar.
—Hola.—Le respondo.
—Eres nueva ¿verdad?
—Si, soy _________ Wells.—Respondo y extiendo mi mano en forma de saludo. Ella sonríe con sus blancos dientes y estrecha mi mano.
—Yo soy Kimberly Justice, pero puedes decirme Kim.
—Mucho gusto, Kim.
—¿Quieres que te ayude a limpiar esto?—Me pregunta señalando todo el desorden que hice.
—Claro que no, yo ocasioné esto y debo ordenarlo yo.
—¡No seas tonta! Ahora somos compañeras de trabajo, y te ayudaré aunque te niegues.
