Nos bajamos del auto y entramos al lugar, era grande y muy espacioso. Habían muchas personas, y fijé mi mirada en un chico mientras jugaba y lanzaba la bola. Era muy bueno jugando. Quisiera poder jugar así. Una vez que cambiamos nuestros zapatos para jugar, nos acercamos a la pista.
—No creo poder hacerlo.—admití.
—Nada es imposible ¿vale? Te ayudaré.
—Hazlo tú primero.
—Esta bien.—Tomó una bola roja brillante y se paró frente a la pista. Corrió unos pasos algo rápido, y lanzó la bola. Iba derecha hacia los pinos, derribándolos a todos y haciendo chuza. Se volvió hacia mi. Yo estaba muy impresionada, jugaba realmente bien.
—Eres muy bueno.
—Y tú pronto jugarás así de bien.—Fue en busca de otra bola, y las observó hasta que eligió una. Se acercó a mi y me enseñó cómo debía tomarla. Ubicándose detrás de mí, me habló—Debes estar concentrada, lo más que puedas.
Su voz me hizo estremecerme, estaba susurrándome en el oído ¿Cómo iba a poder concentrarme así? Sentí su mano tocar la mía, con la que sostenía la bola, y me la volvió a acomodar.
—No te apures en correr, debe hacerse con pasos cortos que aseguren el equilibrio y completarse sin prisas o cambios de ritmo.—Dijo al mismo tiempo que ponía una de sus manos en mi cintura—Muchos jugadores fallan el lanzamiento porque hacen una carrera muy rápida. El movimiento del brazo que lanza la bola debe hacerse sincronizado con la carrera y el equilibrio del cuerpo ¿Entendido?
—Sí.—Mascullé.
—Cierra los ojos y concéntrate—murmuró en mi oído y obedecí—Estás tensa, inhala y exhala lentamente.
Tomé aire e hice lo que me dijo, al mismo tiempo que él acariciaba mi cintura, lo que hizo que me diera un escalofríos. Sentí un bulto chocar en mi espalda, y juraría que quizá lo hizo a propósito. Me relajé ante su tacto, tanto que casi me duermo, pero su voz me hizo volver—¿Lista? Hazlo cuando quieras.
No sentí más su mano caliente en mí y tampoco su presencia, y abri los ojos. Inhale y dejé salir el aire lentamente, hice unos pasos no muy rápidos como me había dicho Justin, y con un movimiento sincronizado, lancé la bola. Al principio se había ido hacia el costado, pero luego fue derecha, derribando todos los pinos, excepto uno. Me giré emocionada hacia Justin, que sonreía.
—¡No lo puedo creer!—Chillé alegremente.
—Soy un buen profesor ¿no crees?—Sonrió con incredulidad.
—Mmh, sí. ¿Cómo aprendiste a jugar así?
—Básicamente solo, vengo aquí cuando estoy frustrado y quiero estar solo.—Dijo metiendo sus manos en sus bolsillos delanteros—¿Quieres intentarlo de nuevo?
Asentí y caminamos hacia las bolas. Me enseñó cómo tenía que elegirlas, y también me dio varios consejos. Luego de estar un par de horas jugando, Justin me llevó a mi departamento. De verdad la había pasado muy bien.
—Gracias.
—¿Por qué?—Preguntó confuso.
—Por hacerme olvidar de las cosas esta noche. Me divertí mucho.—Admití.
—Oh, de nada, yo también me divertí. Espero que lo hagamos de nuevo otro día.
—Claro.—Me acerqué a su mejilla y lo besé. Me alejé un poco y vi que me miraba fijamente a mis ojos. Los suyos brillaban en la oscuridad gracias a la poca luz que había, eran muy profundos. Por un momento creí que los había visto antes, pero era ridículo, nunca antes había visto a Justin—Adiós.
—Adiós.—Me respondió. Abrí la puerta del auto y me bajé. Camine hacia la puerta del edificio y entré. Subí por el ascensor los cinco pisos, y saque mi llave para entrar a mi departamento. Entré, reemplacé mis prendas por el pijama y me acosté para dormir. Pensando en mi padre, derramé varias lágrimas antes de quedarme dormida.
Debbie, como buena amiga que es, me ayudó a buscar trabajo el día de hoy, aunque por desgracia no conseguí nada. Dejé mi curricular en varios lugares; cafeterías, restaurantes, oficinas, bancos, y esperaba que alguien me llamara o ¿De dónde conseguiría dinero? Rezaba para que consiguiera lo más pronto, porque el dinero que tenía no me duraría mucho tiempo.
Le conté a mi mejor amiga sobre Justin y quedó encantada. Estaba muy feliz de que estuviera saliendo con alguien, pero ¡Recién lo conocía! No se puede decir que estoy saliendo con él, solo fue una cita...Ni siquiera sé si fue una cita. Además ¿Cómo sabría si está interesado en mi? Mi amiga se hacía muchas ilusiones, más que yo, y se armaba una película completa en su cabeza. Aunque sería lindo que me volviese a llamar. Esa noche me había divertido mucho y él me había hecho olvidar de las cosas. De mis problemas.
—¿Y cómo es? ¿Es guapo, sexy?—Preguntó emocionada mientras yo tomaba mi café.
—Uhm, sí, creo.—Me encogí de hombros.
—¿Cómo qué crees?—Frunció el ceño y tomó un sorbo de su taza de café.
—Sí lo es, pero Debbie, sólo lo he visto dos veces. No es como si me fuera a enamorar.
—Yo no dije eso, pero no sabes que pueda pasar—sonrió inocente— Sólo estoy feliz por ti, te hará bien salir con alguien, aunque no planees nada más que eso con él.
—Espero que me llame, fue divertido salir con él.—Admití.
—Sé positiva ¡Ya lo quiero conocer!—Exclamó divertida.
—Oh, tal vez algún día.—Sonreí y ella arrugó la nariz.
—¿Algún día?
Llamé a la camarera para que nos diera la cuenta, así podíamos pagar e irnos.
Jugar a los bolos el otro día con Justin me había fascinado, y fue por eso que decidí ir a pedir trabajo allí. Tuve tanta suerte, que Bobby, el dueño del lugar, dijo que le hacía falta un empleado. Me aceptó, y aunque no fuera el mejor puesto como creí que me daría, estaba agradecida de tener dónde trabajar.
Limpié el piso, lustré cosas y hasta incluso tuve que limpiar el baño en mi primer día. Fue agotador, pero no podía quejarme. Ahora tenía un trabajo, y aunque la paga no era de lo mejor, estaba agradecida con eso.
Hecha una bolita en mi cama, sola, como todas las noches en mi departamento, sollocé.Quizás no era lo mejor que podía hacer, porque eso no arreglaría las cosas. Pero no podía evitarlo, extrañaba a mi padre. Me sentía sola y devastada.
Mi segundo día de trabajo.
Con dieciocho años jamás pensé tener mi propio departamento, trabajar y ocuparme de mi yo sola. Me imaginaba estudiando en la Universidad, pero quizá este año no entraría. Sabía que papá hubiera querido eso, pero las cosas han cambiado, y seguramente el siguiente año entraré. Intentaré buscar un empleo en el que me permita tener horarios libres para estudiar.
Por segunda vez, me subí a mi bicicleta y me dirigí a trabajar. Una vez que llegué al lugar, me cambie mi ropa por la del trabajo.
—________ —dijo en forma de saludo Bobby —Que bueno que hayas llegado, comienza limpiando los trofeos, y luego lustra el piso.
Asentí y me dirigí hacia la estantería donde habían varios trofeos y medallas. Limpié cada uno de ellos con sumo cuidado, y una vez que termine, busque la máquina para lustrar. Nunca antes había usado una, y no tenía idea de como se usaba, pero aprendería. La enchufe, y apreté el botón para entenderla. Hizo un ruido raro, avisandome que estaba en marcha. Me asusté pero me dije a mi misma que podía manejar esta máquina.
—¿_________?