14. Pequeños momentos

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Jueves 31 de agosto del 2014

Toy entró a su habitación con una bandeja en la cual estaba un plato con palomitas de maíz y dos Coca-Colas. Las puso sobre su cama, luego regresó para cerrar la puerta y sentarse junto a Lia.

―Sabes que podía ayudarte ―le dijo ella, cogiendo un puñado de palomitas.

―¿Con esa mano lastimada? Estás loca. ―Se metió debajo de las sábanas y pasó un brazo por encima de los hombros de Lia.

―Bueno, aún me sirve la izquierda.

―Qué terca. ―Le sobó el hombro derecho y le plantó un beso en la cabeza―. Quería que fuéramos a la playa de nuevo, pero veo que no se puede.

―¿A la playa? ¿No recuerdas lo que pasó la vez que fuimos?

Toy rio.

―Al principio fue divertido. Pero no, yo quería ir de tarde, para meternos al mar un rato, ya sabes.

Lia soltó una carcajada, se sentó y le miró con cara de indignación.

―¿Quieres verme en terno de baño?

Toy hizo un gesto de picardía y desdén.

―Tal vez.

―¡Morboso! ―Lia le dio un golpecito en el pecho y se recostó de nuevo.

―Ya ―dijo él, riendo―, pero en serio quería ir, y no precisamente para verte en traje de baño. Quería que hiciéramos algo porque en una semana inician las clases.

Lia recordó. ¡Qué suerte! Tendría que ir al cuartel a recibir sus clases. Siempre se había preguntado por qué ahí y no en su mansión, pero jamás se lo dijo a Iris. Tal vez era para que el profesor no supiera su residencia. Aunque, tratándose de Iris, todo era una sopa de confusión.

―Es cierto… ―comentó Lia.

Habían pagado por una película Pay Per View que comenzaba en cinco minutos, así que aún tenían que hacer tiempo para que empiece.

―Por cierto, ¿en qué escuela estudias?

Lia tragó en seco. Sabía que ese tipo de preguntas algún día llegarían, pero nunca se preocupó tanto para preparar las respuestas.

―Mmm… ―dijo ella, tratando de pensar rápido. Nunca se había detenido a buscar colegios particulares, así que el único nombre que conocía era la de Toy, y si decía que allí, la mentira le saldría muy mal hecha.

―¿Hay algún problema?

―No, es solo que no voy al colegio. Tomo clases en casa.

―Guau, nunca había conocido a alguien con ese tipo de educación. ¿Y cómo haces amigos? Es decir, es mucho más fácil cuando estás en una escuela.

Lia carraspeó, realmente incómoda. Ella tenía muy claro que no contaba con amigos, y no quería que nadie se lo recuerde.

―Mejor hablemos de ti. ¿Tú en qué colegio vas? ―le preguntó ella.

―En la Germanica. ¿La conoces?

«Obvio que la conozco.»

―Pues he oído de ella.

―Bien. Es una buena escuela, por si quieres inscribirte allí.

La televisión mostró una cuenta regresiva de un minuto, indicando que la película estaba por empezar.

―Creo que en un rato comienza ―dijo Toy.

―¡Júramelo! ―exclamó ella irónicamente.

Toy rio.

Mafia Femenina 1: Albures y Azares Donde viven las historias. Descúbrelo ahora