Capítulo XXIX: Entre bocones, locas vagabundas y bombas rubias.

3.3K 191 7
                                    

Los conocería. Conocería oficialmente a mis nuevos hermanastros, y a mi padrastro como debió ser en un principio. Sé que deberé disculparme con él. Y creo que por eso, mis manos no dejan de temblar cuando me descubro alisando mi vestido una y otra vez, como si nunca fuera suficiente. Iríamos a cenar como "familia" en un restaurante que no tiene nada de lujo, o eso es lo que mi madre me dijo.

Han pasado dos días desde aquel encuentro, y no he visto a mí... padrastro en esos días, tampoco a Dante, más que nada, porque ha estado con los de su grupo, y entrenando hasta tarde, que ni en la casa creo que se está quedando. Sus cosas desaparecieron, y ni siquiera se despidió de mí. Supongo que se ha de haber arrepentido de sus palabras. ¿No es así?

Con Caleb he estado saliendo en citas, tratando de distraerme de los problemas que se arremolinan en mi cabeza, sin solución alguna. Dante es uno de ellos, y la manera en la que me trata y mi corazón se acelera cada vez que él está a mí alrededor, pero ahora... siento que también late por alguien más.

Caleb me hace reír la mayor parte del tiempo, y siempre olvido todo a su alrededor. Siento que no es el mismo chico con el cual me topé en esa fiesta, ni siquiera se le parece.

-Vero, ¿estás lista? -Pregunta mi madre entrando a mi cuarto. Alza las cejas, sin esperarse que usara el vestido azul que mi padre me regaló un año atrás, y no lo usé hasta que pasara algo muy importante en la familia-. Estás preciosa, mi niña.

-Tú también lo estás, mamá -y cómo no iba a estarlo con su hermoso vestido negro que le llega hasta las rodillas, pero le deja ver todas las curvas que ha adquirido con su clase de Spinning. Suspiro sintiéndome un poco triste, y a la vez, ansiosa.

Ella me sonríe, y me acaricia mi brazo, tratando de darme apoyo. Sabe cómo me siento; sabe que me duele saber que Dante se ha ido sin despedirse, sin decir nada y que no me haya hablado en días. Sabe cuánto él significa para mí. Agarro una bolsa negra donde mis cosas personales están ahí para cualquier emergencia. Las dos salimos de mi cuarto, y vamos hacia la entrada, donde mi madre cierra la puerta detrás de nosotras, y nos disponemos a ir en su Range Rover. Me pongo en el copiloto, y ella en el piloto.

Pongo un poco de música para llenar el silencio que ninguna de las dos quiere romper. Ribs de Lorde suena en las bocinas, y llena la camioneta en una sinfonía triste. Mierda, ni siquiera puedo cambiar un poco de ánimo.

Esto cada vez se pone más cansado, y lo peor de todo, es que ya no me siento yo misma.

Los dramas familiares cansan mi cuerpo. Ni siquiera puedo bromear conmigo misma ya.

Unos diez minutos después, un restaurante de lujo se muestra ante nosotros. Me sonrojo ligeramente, porque pensé que un poco de calidez en esta... nueva familia sería bueno, si no fuera un lugar donde las apariencias se guardan. Aún cuando la tensión está en el aire. Miro a mi madre, que baja el espejo y cuida que su maquillaje esté bien.

Abro la puerta de la camioneta, y bajo, alisándome el vestido para que no se vea arrugado.

-Vero, péinate un poco, por favor. -Me advierte mi mamá, cerrando la puerta de su lado, y yo también lo hago. Al parecer el papel de buena madre acaba, porque me ignora yendo hacia el restaurante, y yo pongo los ojos en blanco. Muerdo mi labio, tratando de reprimir una queja, y camino detrás de ella.

-Buenas noches, ¿tienen reserva? -Pregunta una mesera, apenas y entramos al restaurante más brillante que he visto en mi vida. Debía imaginarme que estaríamos en un lugar así, si mi madre se casó con un señor que tiene una cadena de hoteles, y de cinco estrellas.

-Sí, de hecho, está a mi nombre. Beatriz Ríos -dice mamá, y rápidamente me volteo hacia ella, notando el apellido. Dijo... ¿Ríos? Mi corazón bombea rápidamente contra mi pecho. Por favor que no sea cierto.

Desafiando a Dante (Desamores #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora