Es un día muy soleado y lindo.
Tome mis patines y me los puse.
¡AHH!
Grite, no se que me ha pasado.
Siento algo clavado en mi pierna y esta sangrando, duele mucho.
-¿Estas bien?
Subo la mirada y veo un chico presente, parece de mi edad, tiene una patineta en su mano, se ve preocupado.
-No, me duele mucho- respondo llorando, él se pone a mi altura y ve la herida.
-Tienes un vidrio- dijo con cara de espantado-preocupado -puedo llevarte a mi casa, ahí mi madre podrá ayudarte- me dice esperando mi respuesta, yo solo asiento sin poder responder...
***
Tengo una bandita en mi pierna, mis patines están en el suelo.
-¿Como te sientes?- me pregunta el chico.
-Mucho mejor, gracias- le digo sonriendo levemente.
-Oh, por cierto, soy Jack, Jack Harrison- me dijo sonriendo.
-Anne Hood- sonrio de vuelta.
Vuelvo a llorar, recordar como nos hemos conocido no es una buena forma de olvidar todo lo que ha pasado hoy.
¿Porque? ¿Porque ya no estas aquí?
me vuelvo a preguntar.
-¡NO!- grito y me levanto apresuradamente mientras aviento una lampara contra la pared.
No dejo de llorar, no creo que lo deje de hacer, esto es demasiado...
Mi mente vuelve a todos los recuerdos que pasamos.
Me recargo en la pared y me deslizo hasta estar sentada en el suelo.
-Basta- susurro, quiero dejar de pensar, dejar de recordarlo -¡BASTA!- grito con más fuerza, abrazo mis piernas, no puedo más, no sé si podré seguir así.
-¿Qué pasa?- escucho la voz de mi madre, abrazo más mis piernas y escondo mi cabeza en ellas, no quiero que me vea llorando.
Ella se acerca lentamente -Todo estará bien- dice intentando abrazarme pero no la dejo y la empujo.
-¡DÉJAME EN PAZ!- le grito furiosa, ahora no estoy de humor como para abrazos, quiero estar sola.
Mi madre me ve con tristeza, se levanta y se va cerrando la puerta delicadamente.
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Goodnight.
Teen FictionYa no hay marcha atrás. El 'No' ya no es una elección, porque ya la he tomado... Apunto el arma y disparo.