ु❀ Cómo estuvo a punto de morir.

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Cuando pasamos por delante de una de las ventanas frontales de su casa pude ver a Yugyeom observándonos, torciendo el gesto (aunque más que con molestia, con preocupación) al verme acompañando a JunOh. Tardé muy poco en reconocer también a JiYoon, que se encontraba acurrucada entre los brazos del muchacho, con tranquilidad; aunque me alegraba ver que JunOh seguía llevándose bien con la mujer que más la había apoyado cuando cruzamos algunos de los peores baches de nuestra antigua relación, sentí cierto miedo al pensar en su posible reacción al verme.

-¿Crees que acabaré muerto? -Inquirí, viéndola abrir la puerta.
-Probablemente. -Replicó, risueña.

Conocía bien a aquella mujer, aun sin haber tenido el tiempo de mejorar mi relación con ella: tenía un mal genio increíble, tanto que a veces me sorprendía que Yugyeom hubiese sido capaz de penetrar en ese frío corazón de hielo, y, por si fuese poco, también tenía una fuerza del diablo, por lo que estaba seguro de que podría arrancarme la cabeza de una bofetada. Me daba bastante miedo, pero por algún motivo ver aquella dulce sonrisa dibujada en los labios de JunOh calmó mi espíritu y me devolvió la paz. Daba igual lo que pasase, siempre terminaba volviendo a buscar su dulce gesto entre la gente. La echaba de menos.

-¿JunOh, has...? -Su expresión cambió y se tornó amenazadora; sentí un escalofrío.- ¡¿Y tú qué coño pintas aquí?! ¡Te voy a arrancar los dientes con unos alicates! ¡Animal!

"Ah, JiYoon.", pensé. "Tan agradable como siempre."

-¡JiYoon! ¡Por favor! -Rogó Yugyeom, sujetándola por ambos brazos.
-¡Le voy a asesinar!

Vi en los ojos del ahora novio de JunOh una mezcla de emociones que no supe descifrar; alcancé a suponer que estaba tan confundido como molesto, pero no sentí pena o empatía. Le quería fuera de esa casa, por muy egoísta que sonase, y quería de vuelta en mis brazos a la mujer a la que el amaba.

-Va, JiYoon... Ya está.

La voz de Yugyeom sonaba tan dulce como de costumbre, y sus movimientos eran lentos. Parecía desesperado por calmar a la fiera que su pareja era, y como de costumbre iba por el buen camino.

-Ah... No soporto que seas siempre el poli bueno. -Replicó ella, recostándose sobre su pecho.

La gélida mirada de la mujer se posó sobre la mía y, aunque la sentía más relajada, me sentí completamente intimidado.

-¿Qué haces aquí? -Inquirió, sin dejar de observarme. Tragué saliva.- JunOh ya tiene novio. ¿Verdad, Jaebum?

Aquello era lo último que habría deseado oír, pero mantuve la compostura. Vi que sus ojos se giraban, buscando al mencionado, de modo que los seguí; encontré sentado sobre el sofá a un hombre cuyo nombre acababa de conocer pero al que ya odiaba.

-Sí... Soy Jaebum. Asumo que eres Johnny.

“Maravilloso. ¿Quién le ha hablado de mí?”, me pregunté. Mi tiempo trabajando como idol me había enseñado a fingir sonreír con ganas aun muriendo por dentro, así que tardé poco en forzarme a hacerlo. Noté que se relajaba, supuse que creyendo que no era una amenaza para él, así que hablé.

-Sí, soy yo. -Le dije, con falsa tranquilidad.- Me alegro de conocerte. JunOh me ha hablado de ti.

No, no lo había hecho. Lo único que sabía de aquel hombre era su nombre, pero sabía que debía tratarle con cordialidad.

-Lo mismo digo. -Largó, sonriendo.- Pues id sentándoos, yo voy a por algo de comer a la cocina.

En aquel momento pude ver cómo la mirada de Jaebum brillaba al encontrarse con la de JunOh, mientras que a la par su sonrisa se ensanchaba, y me sentí decaer; si mi plan era verdaderamente arrebatarle el amor de aquella mujer, me había convertido en un completo cretino. Sabía que no era mía, que jamás me había debido nada, pero quería fingir estar seguro de que aún me amaba, en el fondo. Mi moral me pedía a gritos que no interviniese, pero no podía evitar querer creer que era imposible que se hubiese olvidado de mí, cuando yo no había podido borrarla de mi mente en ningún momento. Extrañaba sujetar con cuidado su cintura al caminar, acariciarle el pelo con mimo al verla dormir o incluso ver cómo sus ojos relucían al verme. Añoraba el rubor que nacía en sus mejillas con cada uno de mis halagos, las sonrisas que se dibujaban en su rostro tras cada: "te amo", los bostezos que acompañaban a sus perezosos buenos días; la añoraba.
Mi cuerpo se movía, como llevado por la corriente, pero yo me sentía lejos de la sala. Mis pensamientos sobrevolaban el vasto mar de posibilidades que jamás podrían darse de nuevo, mientras mi corazón iba apagándose poco a poco con cada segundo que pasaba. Pensé e imaginé cómo podría haber hecho las cosas de otra forma; pensé en haber rechazado el contrato, en haberme obligado a hacer huecos para ella en mis horarios de haberlo aceptado, o en tan solo haberme olvidado de mí mismo por un solo día para haber pensado en sus sentimientos. Pensé, pero daba igual cuánto lo hiciese, pues mi imaginación no arreglaría el desastre que había causado. Sus manos ya no buscaban mi piel, sus labios ya no necesitaban los míos y sus ojos ya no me buscaban entre la gente. Había dejado de ser su prioridad, pero no había entendido hasta entonces lo duro que podía llegar a ser. Mi mayor error había sido dar por sentado su amor, como si fuese una realidad inalterable, mientras lo dejaba escapar lentamente entre los dedos.

-Johnny, ¿quieres una galleta?
-Sí, por favor.

Hablaba de forma sistemática, sin sentir nada. No sabía si la voz que había oído había sido la de Jaebum, la de Yugyeom, o incluso si quizá podría haber sido la de alguno de mis antiguos compañeros, pero me daba igual. Necesitaba huir lejos de aquel lugar con JunOh en brazos, llevármela lejos, pero no podía hacer más que fingir interés en historias que no me interesaban en lo absoluto. Estaba cansado, decaído y harto, pero seguía sonriendo como si aquel fuese el mejor de mis días. Haber sido idol era horrible.

-Pues... -Oí a JunOh, comenzando a hablar.

Mi mente se despejó al oír su voz, como si el mundo que se había formado en mi cabeza se hubiese desvanecido en el aire. Me giré para poder verla y me percaté de que, supuse que aprovechando que nadie la miraba en aquel instante, estaba observándome. Un tenue rubor bañó sus pálidas mejillas y torció la mirada hacia JiYoon y Yugyeom, que parecían ser únicamente capaces de prestarse atención el uno al otro, evitando la mía. Sonreí, porque no pude evitarlo; sonreí, porque había extrañado profundamente verla sonrojada.

-La verdad es que estaba a punto de ir a preparar bocadillos... -Continuó hablando, recuperando la sonrisa.- Tengo mucha hambre.
-Estaría bien... Las galletas no sirven de mucho. -Comentó Jaebum, observándola por un instante antes de retomar la lectura de una revista que ni siquiera sabía que había cogido.
-Johnny, ¿me acompañas? -Propuso ella, girándose hacia mí.

Aunque no me había esperado aquello en lo absoluto, mi reacción fue rápida y casi instintiva. Claro que quería ir. Era obvio.

-Claro, voy.

Para mi sorpresa (de nuevo), Jaebum no reaccionó más que suspirando, sin más. Aprovechando que JiYoon estaba aún sujeta por Yugyeom, me levanté y seguí a JunOh hasta la cocina, donde ella comenzó a buscar algo con parsimonia, entre las puertas de debajo de la encimera.

-Johnny. -Me llamó. Mi cuerpo se relajó.
-¿Sí? -Inquirí, aproximándome a ella.
-¿Aún me quieres?

La saliva que tragué en aquel momento pareció casi atragantárseme, bajando con una lentitud realmente molesta por mi garganta. No comprendía el por qué de aquella pregunta, pero ella parecía realmente tranquila al respecto; habiendo encontrado el pan y el embutido, se había puesto a preparar los bocadillos como si nada hubiese pasado, sin dirigirme la mirada. Me quedé en silencio hasta que, con cansancio, suspiró y se giró hacia mí.

-¿Johnny? -Murmuró.- ¿Tengo que volver a...?
-Sí. -La interrumpí.- Aún te quiero. Aún te amo con locura.

La conversación no continuó luego, pues no hubo respuesta por su parte, pero sentí que siquiera era necesario; sus ojos brillaron y una dulce sonrisa se dibujó en su rostro, concluyendo la charla. Tras aquello, tardó poco en coger la recién preparada merienda para salir luego en dirección a la sala de estar.

-¡Comida para la tropa! -Exclamó, ahora con más alegría.

No entendía nada. Me sentía confuso, incapaz de leer su comportamiento, pero a la vez extrañamente feliz.

-¡Por fin! Me muero de hambre. -Oí a JiYoon decir, antes de echarme a caminar.

De repente, mi sonrisa era sincera.

Aún me quería.

Para ti. ✎ Johnny 「NCT」 fanfic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora