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Un lugar tranquilo

Rei volvió de su entrenamiento a eso de la cuatro de la tarde. Estaba agotada y sentía el cuerpo pesado, sólo podía pensar en lo mucho que quería tomar una larga ducha y luego una siesta. Sin embargo su panorama se vio abruptamente interrumpido con la repentina llegada de Deidara.

- Ven, vamos.

- ¿A dónde?

- A mi estudio.

- ¿A tu estudio?

Dentro de todo su cansancio, Rei quedó asombrada, Deidara nunca había dejado entrar a alguien a su estudio. Por muy amigos que fueran, el joven artista nunca la había invitado a pasar, ni tampoco Rei se lo había pedido.

- Sólo si quieres...

- ¡S-sí, si quiero! – responde entusiasmada.

- Bien, vamos. – responde fingiendo desinterés.

Los chicos caminan una gran distancia desde donde se encontraba la base de la guarida, el estudio estaba bastante alejado de todo. En la oscuridad, Rei distingue una puerta negra con manilla dorada, era hermosa. Deidara saca una llave que llevaba colgando de su cuello y procede a abrir la gran puerta.

En silencio entra y se percata de que Rei se quedó de pie en la entrada, como si le diera miedo entrar.

- ¿Vienes o no?

- S-sí, lo siento. – ríe avergonzada. Le intimidaba un poco y la ponía nerviosa el que Deidara la haya invitado al que podría ser su lugar más privado y valioso.

- Puedes sentarte ahí. – señaló un rincón tenuemente iluminado que contaba con varios cojines sobre una colcha y un estante lleno de libros. El lugar se veía acogedor.

- Vaya... es bellísimo. – un suspiro de alivio escapa de los labios del chico.

- Pues ahí te quedarás hasta que termine. - aunque lo negara, la opinión de Rei era muy valiosa para él. Eran amigos desde pequeños y siempre fue la primera en ver sus trabajos. A pesar de que nunca daba opiniones negativas, tampoco demostraba mayor entusiasmo por su arte, cosa que frustraba un poco al chico.

Rei asiente con la cabeza y se dirige el acogedor rincón de la habitación mientras Deidara se sienta y comienza a trabajar en su arte. De reojo chequea como está Rei y la ve escogiendo algún libro para entretenerse.

Una de las razones por las que acostumbra pasar el tiempo con ella es porque le gustaba mucho lo tranquila que era. Dentro de la organización los únicos que cumplían con ese perfil eran Kakuzu y Konan, ambos aterradores, sin embargo, Rei era diferente, ella era diferente a todos dentro de Akatsuki, era la única cuya alma no había sido... corrompida, por la oscuridad.

- Aún no escoges nada ¿No encuentras algo de tu gusto? – pregunta sin levantar la mirada de su libreta de bocetos.

- Todos son de mi gusto, el problema es que no sé cuál escoger.

- Escoge cualquiera. ¿Estás cómoda?

- Sí, muy cómoda. Ya veo porqué pasas tanto tiempo aquí, el lugar es hermoso e increíblemente acogedor. ¿Acaso es aquí es donde descansas? – pregunta señalando donde ella estaba sentada.

- No, mientras estoy en este lugar no me muevo de aquí. – señala su escritorio.

- ¿Oh? ¿Entonces por qué tienes este rincón?

- Hablas demasiado. – la interrumpe nervioso – Aquí hay sólo una regla. Silencio absoluto. Odio ser molestado mientras trabajo.

- Entendido. – asiente con la cabeza un par de veces. – Antes de callarme ¿puedo decir algo?