Jimin viajaba con el propósito de salir del estrés de la ciudad, mas nunca se imagino que su vida terminaría siendo una locura.
- Mío -gruño aquel extraño y lo acorralo contra el árbol.
- Aléjate, estas demente.
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Adaptacion, creditos...
— Estas violando muchas de nuestras reglas y no toleraré más tu comportamiento.
— Yo no soy uno de ustedes así que tus reglas me importan una mierda —grito y clava sus uñas en mi brazo.
— No me importa, pero aquí aprenderás a respetar ya sea por las buenas o por las malas.
— Eres un imbecil —el agarre en mi brazo se hace más fuerte, lastimándome y aquí me doy cuenta de que he sobrepasado los límites.
— Tu lo decidiste —murmura— aquí no tenemos preferencias por nadie y hoy toda la manada lo comprobara.
— Haz lo que quieras, pero nunca me someteré a ti —digo y sus ojos se oscurecen más.
— Eres un insolente —gruñe— pero aprenderás la lección.
Su fuerza era tanta que de un momento a otro un grito desgarrador salió de lo más profundo de mi garganta, había roto mi hueso.
— Eso sanara —digo reteniendo mis lágrimas— y no hará que me someta a ti.
— Lo se, pero lo que viene a continuación si —una sonrisa malévola se instaló en su rostro y me cargo en su hombro.
El dolor era insoportable y no pude hacer nada contra él, mis lágrimas salían descontroladamente y no reaccione hasta que me encontré nuevamente de pie.
— 20 azotes para tu luna —dice a un chico y este traga saliva fuerte.
Dos hombre me llevan a el centro del lugar, en este hay dos tubos con cadenas colgando de ellos.
— Lo siento —dice uno de ellos y atan mis manos a las cadenas.
Levanto la vista y toda la manada se encuentra alrededor, Yoongi se encuentra frente a mi y a pesar de todo el dolor emocional tanto físico que siento, no me dejo intimidar y lo miro a los ojos.
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— Buenos días, esta mañana todos presenciaran el castigo de Park Jimin, quien no comprende lo que es el respeto y rompe cuantas reglas quiere, que según las leyes que nuestros antepasados han establecido deben pagarse sin importar de quien se trate —hace una seña al chico y siento algo atravesar mi piel, veo un látigo en su mano y muerdo mi labio al recibir otro golpe en la espalda.
Cuento diez azotes y no puedo mantenerme más de pie, todo duele, mi espalda arde como el infierno y algunas lágrimas traicioneras salen de mis ojos; levanto la vista una vez más y todos me miran con pena y asombro, no me gusta ver esas miradas sobre a mi. Juro que Yoongi pagara por esto, esta es la peor humillación que me pudo haber hecho pasar.
Diez azotes más han pasado y los hombre que me amarraron aquí son los mismos que me llevan hacia otro lugar; me encuentro débil y sangrando pero aun así me llevan a una especie de mazmorra, se nota que no ha estado en funcionamiento hace tiempo, esta sucio y descuidado.