IV

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El tan ansiado día de la boda ha llegado y la historia llega a su fin... A menos de veinticuatro horas para que Butters coja el bus de vuelta a su Universidad, tendrá que tomar muchas decisiones, entre ellas está si debería confesarse.

Reencuentros con viejos amigos y encontronazos que prefería no haber tenido nunca. Por cada cosa que sale bien, otra sale mal; los buenos momentos endulzan hasta lo más horrible en este mundo, pero no arreglan los errores cometidos, que siempre acaban por salir a la luz.

Lo que nos callamos puede acabar acumulándose en nuestro interior, destrozándonos al final.

La canción que sonaba durante la entrada de Wendy al altar es "Let Your Heart Hold Fast" de Fort Atlantic y la del primer baile como cadsados sería "When we Dance" de Sting, versión Symphonicities!


Al ser el último capítulo, me gustaría utilizar este espacio para dejar unos cuantos agradecimientos. Como primer fic que acabo exitosamente, esta historia es realmente especial. Quisiera agradecer a mi betareader Palomaloid, por aguantarme en lo bueno y en lo malo y por corregirme todas las tonterías que escribía a las tantas de la mañana. A mi waifu Brena por leerme y darme una razón para continuar escribiendo (y por enseñarme South Park, también). A Aruba por leerme en cada capítulo y molestarse en comentar tantísimo, eres una gran amiga. Y también a Noe Noel por sus estupendas y extensas reviews que me dieron la vida ♥

Y a ti, querido lector, por no flaquear y por continuar conmigo durante todo el camino. Es un mundo para mí.

Ahora... Acompáñame, lector, una última vez y alcancemos juntos el final de este camino lleno de flores.

***** 


El gran día había llegado al fin, no dejé de pensar desde que abrí los ojos hasta que salí de mi habitación, ya totalmente vestido y arreglado para el enlace. Casi trotaba de camino a la habitación de Stan, canturreando y mirando a ambos lados, emocionado ya con el bullicio que empezaba formarse en el hotel, los empleados moviéndose y los que vinimos a ayudar armando ya barullo. Saludé a Nichole al verla cruzar el pasillo cuan rápido podía y ella se paró un momento sólo para devolverme el saludo, asegurando con una sonrisa que "la novia está espectacular" antes de seguir su camino con premura. Suspiré con fuerza y yo seguí el mío felizmente, casi doliéndome sonreír tanto. Estaba realmente entusiasmado por este día.  

Al menos lo estaba hasta que subí las escaleras y llegué a la puerta, ya que al abrirla me encontré un panorama que hizo que mis comisuras se bajaran de golpe.

Stan, que parecía a duras penas haber accedido a ponerse los pantalones de su traje, estaba en camisa de tirantes, las manos en la cara, sentado en el filo de la cama y con un aspecto tan apesadumbrado que casi podía verse sombras negras volando a su alrededor. Mis ojos captaron rápidamente lo que parecía lo único en movimiento de la habitación. Kyle no paraba de dar vueltas, repiqueteando sonoramente los tacones de sus zapatos contra el parqué, sus palabras sonando más como un hilo musical de fondo que como algo coherente. No se molestaba en ocultar su enfado y exasperación. Viéndolo así, tan al borde de un ataque de nervios -de nuevo-, el Kyle de ayer, el que charlaba tranquilamente conmigo sobre su trabajo, parecía algo como una aparición, un espejismo.

―Ahora. ¡Ahora! ¡No has tenido tiempo en todo el mes, en toda la semana, en todo el maldito día de ayer! ―chilló de repente hacia donde estaba Stan.

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