—¿Puedes soltar esa cosa y prestarme atención, Brett? Intento que mantengamos una conversación.
—Puedo fumar y escucharte al mismo tiempo —replicó él sin mirarla.
Su mirada permanecía fija en el techo de su habitación, tal como lo había estado durante los últimos veintitrés minutos. Justo desde que Paige apareció hablando sin parar y perturbando la paz que tanto le había costado conseguir.
—Necesitas aprender la diferencia entre escuchar y conversar.
Paige rodó sobre la cama por, al menos, tercera vez, quedando apoyada sobre sus codos y se acomodó el pelo detrás de la oreja antes de sonreírle. Sonreía, sí, pero él sabía que esa era la expresión de "solo no te mato porque es ilegal". En un sentido muy retorcido, a Brett incluso le parecía un gesto dulce, tal vez por eso la hacía enfurecer con tanta frecuencia.
—Conozco la diferencia, tu eres quien no parece entenderlo —se burló—. De todos modos no me has dejado un segundo para responder a nada de lo que has dicho.
Tampoco había prestado mucha atención, debía admitir, aunque no importaba demasiado porque Paige siempre hablaba de las mismas cosas. En esa ocasión el tema era la fiesta de cumpleaños de su compañera de piso que se celebraría esa noche y lo grandioso que era que la prima de la chica trabajara en un exclusivo club y las dejara entrar.
Brett ni siquiera podía recordar el rostro de la chica, porque aunque la había visto en un par de ocasiones, entablar una amistad con la compañera de su novia no era una de sus prioridades, además no tenía mucho que buscar en el departamento cuando él tenía mucha más facilidad de deshacerse de Jimmy para poder estar solos.
—¿Iremos? —cuestionó ella, ignorando sus palabras anteriores.
—No pienso salir de esta habitación en todo el fin de semana, tengo un montón de películas, cigarros y dinero para pizzas, no pido más. Pero diviértete por mí.
Tras una última calada, dejó el gastado cigarrillo en el cenicero y le dedicó a la chica junto a él, su novia, la primera mirada de la tarde. Le sonrió y luego fijó la vista en sus pantalones cortos e intentó calcular qué tan rápido podría quitárselo.
—No quiero ir sola —Paige hizo un puchero—. Te prometo que te divertirás.
Él no estaba nada de acuerdo. Si algo podía jurar era que encerrarse en un club de moda con un grupo de personas ebrias y sudorosas era algo que jamás disfrutaría. Quedarse en casa, por el contrario, para acabar con las cervezas que sabía que Jimmy escondía en el refrigerador sí sería un estupendo plan para su fin de semana.
—Recuérdame el nombre de la chica.
—¿Cómo puedes olvidarlo? —chilló Paige, golpeándole suavemente en el hombro y volviendo a rodar sobre la cama para dejarse caer boca arriba junto a él.
Su cabello le rozó la cara a Brett y él lo apartó de un manotazo provocando que una risilla escapara de los labios de la chica.
—Se llama Leanne y llevamos ocho meses viviendo juntas —Le explicó—. Tu deber como novio es recordar el nombre de mis amigas, intentar agradarles. ¿Sabes que no le simpatizas a ninguna?
—Otra razón para no ir a la fiesta de Leanne.
—Brett...
—Tenemos un examen el lunes, ¿lo recuerdas? Y te conozco, cuando te metas a esa fiesta no querrás salir, seguirán y seguirán hasta que sea demasiado tarde. ¿No crees que deberías quedarte estudiando en lugar de ir a ese antro de perdición?
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Y ahora ¿Qué sigue?
ChickLitEl tiempo ha pasado y nuestras peculiares parejas han seguido adelante con su vida. Sin embargo, aun hay cosas que queremos saber y preguntas que quedaron pendientes. Esta es una recopilación de capítulos extras de las novelas de Y ahora qué. Nuest...